Amanda.
Me tenso al escuchar el nombre de Emma. "Llegó en el peor momento" Dice enojada la voz de mi cabeza. Yo no estoy enojada pero sí nerviosa. Miro a Max quien está serio y sorprendido al mismo tiempo.
— ¿Qué haces aquí? Sabes que no puedes venir, lo nuestro terminó.— Su voz suena fría y distante.
— ¡Oh! Te veo bien Max. No demoraste en meter a una puta en tu casa, no sabes que mañas puede tener...— Su tono es déspota y siento frío en las venas.
Nico aparece con mi vestido en su boca. ¡Lo amo! Es como si leyera mi mente. Lo deja en el suelo y comienza a ladrar en dirección a Emma.
— Max... necesito ponerme el vestido.— Digo bajito para que solo él escuche.
— Emma, lo que haga o deje de hacer con mi vida no es tu problema.— Max está enojado, puedo ver una vena sobre salir en su cuello.
— No sabes lo que dices cariño. ¿Tan rápido superas nuestro amor?— Murmura con pesar.
— Lo nuestro nunca fue amor y lo sabes.
— Eso lo dices para quedar bien con la pequeña puta en tus brazos.— Dice con veneno en la voz.
— Bájame. No voy a dejar que esta rubia hable mal de mí.
— No te voy a soltar Amanda.— Me mira y yo me enojo más. ¿Cree que no me puedo defender?.
— La zorrita tiene razón, mejor suéltala. Puede pegarte los piojos o algo peor.
"¿Cómo se atreve? ¡Haz algo!" Grita enloquecida la voz en mi cabeza.
— Suéltame.— Mi tono es severo. Max se gira, recoge el vestido y luego me baja con cuidado. Me pongo el vestido rápido y rodeo a Max para encarar a Emma.
— ¿Lo que ganas en el bar no es suficiente para ti?. Para que te tengas que acostar con alguien por dinero.— Su mirada está llena de odio y asco.
— Lo que gano en el bar es más que suficiente para mí. Yo no me acuesto con nadie por dinero. ¿Sabes? Debe ser duro para ti que te hayan dejado. Lo entiendo.— Le resto importancia, sé que puede ser duro. Yo lo viví y se viene una leve imagen de mis padres y de Adam.
— No necesito tu lástima. Tarde o temprano verás que solo eres un juego para él y volverá a mi.
— ¡Oh! Sé jugar cariño, yo que tú me sentaría porque esperarás un largo tiempo.— Le dedico un guiño y Nico se pone a mi lado y ladra en aprovación. No quiero ser mala con ella pero no puedo dejar que me ofenda más de lo que lo ha hecho.
Emma se acerca a mi con la cara roja por la cólera. Sé sus intenciones y pienso en detenerla pero Max agarra su brazo antes de que me de una cachetada.
— No la toques.— Dice entre dientes. —Te vas ahora mismo de aquí.— La conduce hasta la puerta y le dice algo que no logro escuchar.
Me siento en el suelo y Nico se monta en mi regazo. Lo abrazo. Parecemos una bolita juntos. Nico todavía tiene el pelaje húmedo pero no me importa.
— Gracias pequeño, eres un buen amigo.— Susurro mientras lo acaricio.
Escucho a Max regresar pero no quiero verlo. Me siento bien en la compañía de Nico, puede que no hable pero él entiende que no estoy bien.
— Vamos Amanda, no te puedes quedar ahí toda la noche.
— ¿Me puedes llevar a mi casa? Yo... debería descansar, mañana tengo trabajo. Hoy era mi día libre así que...
— Quédate conmigo.— Suplica.
— No quiero que pienses que soy una puta porque no lo soy. La verdad solo he tenido un novio...
— No me jodas. Seguro y tenías una fila de pretendientes.— Argumenta sorprendido.
— Te voy a hacer una pregunta y sé sincero. ¿Qué esperas de esto?— Me levanto y nos señalo a los dos.
— Quiero que sea algo más de lo que somos ahora, es precipitado pedirte que tengas una relación conmigo porque no me conoces y yo no te conozco. No quiero hacerte daño. Desde que te vi, incluso desde que escuché como querías proteger a Tommy me di cuenta de que eras diferente. Eres especial Amanda.—Contengo el aliento ante sus palabras, es tan sincero que siento que debo contarle todo. "Hazlo, no construyas una casi relación a base de mentiras" Sabias palabras vienen de mi subconsciente.
— Voy a abrirte mi corazón Max, así que no me interrumpas. Si al terminar quieres dejar las cosas lo entenderé.— Asiente, tomo una respiración profunda antes de comenzar.
» Bueno... todo comenzó incluso antes de que naciera. Mis padres planearon mi vida ¡Todo!. Me apasionaba la gimnasia, al principio ellos estaban bien con eso porque era muy disciplinada. Cuando cumplí 12 años ellos llevaron a Adam a una de mis practicas, me gustó, sentí mi primer flechazo por alguien. Adam sugirío que la gimnasia era muy peligrosa y como si sus deseos fueran órdenes mis padres me retiraron de las clases. Yo estaba furiosa. Adam fue lindo conmigo, tanto como para perdonarlo por haberme quitado la gimnasia. Me cambiaron para que estudiara en el mismo colegio que él, aunque para mi no tenía sentido porque él era un grado mayor que yo.