Max.
Llevo a Amanda hasta el sofá y la siento en mi regazo. ¿Cómo alguien tal dulce puede pasar por esta mierda?
— ¿Sabes? Es difícil ver que viví tantos años en una mentira. Mis padres nunca fueron amorosos conmigo, ellos solo piensan en dinero. Eso era lo único que recibía de ellos, vivía bien pero no era feliz. Y lo peor es que me enamoré de Adam. Después de enterarme de la verdad él hizo conmigo lo que le dio la gana. Aunque me negara tenía que acostarme con él, nunca sentí tanto asco en la vida. Lo único bueno es que me hicieron hacer cosas que pensaron que odiaría, como ser voluntaria en el refugio de animales y tomar clases de cocina. No sabían que amaba esas cosas. Nunca se dieron la oportunidad de conocerme.
— No dejaré que esos malditos te toquen en especial Adam, lo mataría de ser necesario. Amanda tú no eres un títere.— No puedo contener la ira que siento y sé que Amanda lo ha notado en mi voz. Se aferra a mi cuello y me acaricia la espalda.
— Shh... No digas esas cosas. Ten por seguro que no dejaré que me encuentren.— Sigue con sus caricias y yo no sé que decir, sigo procesando todo lo que me ha dicho. Mi mente sigue haciendo preguntas que no llegan a ninguna parte. Miro a la pioja y está dormida. ¿Cuánto tiempo llevo pensando en esto? El reloj de la pared marcan las 10:14pm. "Mucho rato viejo, tanto que se quedó dormida" Mi subconsciente se burla.
La cargo hasta mi cuarto y cuando la voy a dejar en la cama se despierta. Una leve sonrisa escapa de sus labios. La dejo en la cama y le doy un beso en la frente. Voy al cuarto de baño, necesito una ducha.
Cuando salgo a buscar ropa en el armario veo que la pioja no está en la cama, me visto y voy a buscarla, seguro y a ido a la cocina. No está. Tampoco en el jardín. Veo los cuartos y tampoco se encuentra en ellos. Solo falta que la busque en mi biblioteca, la cual uso como oficina. Abro la puerta con cuidado y la veo. Está tan concentrada paseando y mirando todo. Coje un libro y frunce el ceño. Solo veo su perfil pero es claro que le a llamado la atención. Se sienta en el suelo y la veo leer. Tiene una sonrisa enorme en su rosto. Me acerco a ella y comienza a reír cuando me ve.
— ¿Quién lo diría?. Tenemos gustos parecidos.
— Yo antes de ti de Jojo Moyes.— Digo con una sonrisa, mi hermana Hannah me lo regalo y me hizo prometerle que lo leería.
— Me podría quedar aquí y curiosear un poco.— Sus ojos brillan. Se levanta y coloca el libro en su lugar. Sigue viendo los libros y su sonrisa es contagiosa.
— Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras.
— ¿Te refieres a que puedo venir cuando quiera?.— Pregunta arqueando una ceja.
— Sí, pero también digo que te puedes quedar aquí, conmigo y Nico.— No sé que pasa conmigo o por qué le propongo esto si no la conozco lo suficiente como para querer vivir con ella.
— Eso no. Por ahora...
Tomo sus manos. Beso sus mejillas, su frente, su nariz y sus labios. Es un beso lleno de promesas. Voy a esperar a que este lista, ella tiene que conocer más de mi. Rompe el beso y pone las manos en sus caderas.
— Necesito una ducha. Voy a tomar tu ropa prestada.
La sigo hasta el cuarto y se mete en el baño. Me acuesto en la cama y la espero. Cuando sale va directo al amario, veo como saca uno de mis calzoncillos negros y una camisa verde. Sus mejillas están rojas cuando se da cuenta de que la he observado mientras se viste. Apaga la luz y se mete en la cama. Coloca su cabeza en mi pecho y la rodeo con mi brazo izquierdo.
— Max. ¿Qué piensas de lo que te dije?.
— Que son unas mierdas. Tus padres no pueden verte como un trozo de carne que intentan vender al mejor postor y el hijo de puta no te merece, nunca lo hará. Y... con respecto a nosotros.— Siento como se tensa. —Me gustas pioja y quiero luchar por esto.
— Tú también me gustas Max.— Susurra y se aferra a mi pecho con fuerza.
No decimos nada más. Siento que el agotamiento se apodera de mi...
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Amanda.
Me despierto y veo que Max sigue dormido, me levanto con cuidado de no despertarlo. Sus facciones estan relajadas y se ve más joven mientras duerme.
Voy a lavarme los dientes, que bueno que siempre llevo uno en mi mochila. Saco el teléfono y veo que son las 5:42am. Demonios. Es temprano. No sé a que hora Max se despierta para ir a trabajar. Regreso al cuarto y agarro su teléfono de la mesita y veo que tiene una alarma a las 6:30am. ¿Qué le puedo hacer de desayuno?.
Bajo las escaleras con cuidado y veo a Nico acostado en su cama, levanta la cabeza y le hago señas para que no haga ruido. Me sigue hasta la cocina. Opto por hacer unas crepes. Pico la fruta y la pongo en un tazón. Pico unas verduras y las sofrío con un poco de tocino. Me pongo a hacer café y por último la mezcla de las crepes.
Mientras espero que se cocine lo suficiente para darle la vuelta le agrego unos tres huevos a las verduras con tocino. Huele rico. Espero que a Max le guste.