Amor Verdadero ¿real o ilusión?

Capítulo 9.

Max.

 Luego de desayunar volvemos a la empresa, la pioja se comió 3 tacos, definitivamente no va a dejar de sorprenderme. Dejé a Amanda en mi oficina porque Grace me avisó de una reunión con el área aministrativa que no estaba planeada para hoy.

 El ascensor está solo mientras bajo al piso 3. Voy directo a la sala de juntas, quiero terminar con esto rápido para así volver a trabajar desde mi oficina.

 La reunión es breve, solo querían aclararme de los gastos para el nuevo proyecto, los cuales ya me sé de memoria pero es importante ver que estan realizando su trabajo.

 Camino con paso firme hasta mi oficina y cuando entro veo a la pioja dormida en el sofá, se ve tan hermosa que no quiero despertarla, sé que fui un poco desconsiderado al no querer dejarla en su casa descansando pero me gusta tenerla cerca. "Invitala a la cena familiar idiota" no sé si sea buena idea, mis hermanos la adoran pero no quiero que se sienta incómoda al conocer a mis padres y al resto de la familia.

 Saco una manta de una de las gabetas de mi escritorio, mi madre insistió en que tuviera una aquí por si me tocaba trabajar hasta tarde y me daba frío. Ella y sus cosas pero debo darle las gracias esta vez. Coloco la manta sobre la pioja la cual se aferra a ella para agarrar calor. Deposito un beso en su frente y vuelvo a mi escritorio para seguir trabajando.

 Mi teléfono comienza a sonar, es un mensaje de Ethan.

 Ethan.

 Viejo. Puede que seas el mayor pero yo soy el más sexy de los dos. Invita a Amanda a la cena familiar, ya las gemelas le comentaron a mamá sobre ella así que será mejor que la invites porque ya sabes como se pone mamá con estas cosas.

 Ruedo los ojos, las gemelas no pueden mantener sus bocas cerradas. Las amo pero siempre le cuentan las cosas a mamá para salirse con la suya y en este caso es que lleve a la pioja a la casa de mis padres.

 Decido dejar el asunto para cuando la pioja se despierte.

 Centro mi atención en la laptop y sigo con mi trabajo, la semana que viene tengo varias reuniones para finiquitar el proyecto y ponernos a la obra.

 Quiero que la pioja sea mi secretaria personal, pero no estoy seguro de que acepte mi propuesta, hace días le hice el comentario pero dijo que lo pensaría cosa que ya debió darme una respuesta.

 Ya casi es medio día y la pioja sigue dormida. Me siento a sus pies y meto mi mano bajo la manta para acariciar sus piernas, su piel es cálida y suave. Poco a poco veo como se despierta y tiene una sonrisa ladeada en sus labios.

— Si sigues así me dormiré otra vez.— Se cubre un poco la cara con la manta para simular que se va a dormir.

— No lo creo pioja.— Comienzo a tocar sus muslos y su respiración se vuelve irregular. Me encanta como su cuerpo reacciona a mi al instante.

— No me dormiré ¡Lo prometo!.— Exclama quitando la manta de su rostro y tiene las mejillas rojas. Con cuidado se sienta y dobla la manta. La acerco a mi cuerpo y beso su coronilla.

— Pioja... ¿Me acompañarías a una cena familiar el domingo?.— Estoy ansioso esperando su respuesta. 

— ¿Hablas en serio? ¿Crees que es buena idea?.— Se levanta y se pasea un poco antes de mirarme fijamente.

— Hablo en serio. Sé que es algo rápido pero bueno mis hermanas ya le hablaron a mi madre de ti.— Digo encogiendome de hombros.

— Ya veo...— Se acerca y me da un beso en los labios. - Iré contigo.

— Gracias.— Suspiro aliviado. La beso con pasión y la acomodo en mi regazo, ella se aferra a mi cuello pegando su cuerpo más al mío. —Vamos a almorzar pioja ¿Te gusta la comida china?.

— Vaya forma de cambiar la situación.— Comenta con voz entre cortada, suelta una risita juguetona y pone su mano en mi mejilla. —Vamos por esa comida china.

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Amanda.

 No puedo creer que me quedé dormida en su oficina, no era mi intención pero solo dormí 3 horas y necesitaba recuperar energías. Me preocupa un poco conocer a sus padres, sé que vamos un poco rápido o bueno no es que tengamos una relación como tal así que puede ser un poco incómodo si sus padres preguntan.

 Vamos caminando a un restaurante chino que según Max tiene los mejores rollos de primavera. Él ni siquiera le da importancia a las miradas curiosas que nos dan algunos de sus empleados que han salido a almorzar. Yo la verdad me siento un poco incómoda pero decido dejarlo estar.

Como todo un caballero abre la puerta para mí cuando llegamos al restaurante, me guía a una mesa apartada de las demás y me ayuda a sentarme. Amo estos pequeños detalles que tiene conmigo. Lo poco que conozco de él me hace desear que nuestro tiempo juntos sea infinito, lleno de aventuras y buenos momentos juntos.

— Pioja ¿Estas bien? Estas un poco distraida.— Su voz sexy me saca de mis pensamientos y pestañeo en su dirección.

— Estoy bien bizcocho, solo esta pensando un poco.— Le dedico un guiño y en eso llega un mesero a ofrecernos el menú.




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