Amor Verdadero ¿real o ilusión?

Capítulo 27.

Amanda.

 ¿Cómo una persona puede cambiar tu mundo en tan poco tiempo? ¿Cómo puedo llegar a sentir todo lo que siento? ¿Es sano que lo ame tanto?. Acerco el libro que he dejado tirado junto a mi, paseo mis dedos sobre la alfombra de la biblioteca de Max, Mi Max. He pasado la mañana aquí. Me siento como gelatina que se mueve de un lugar a otro sintiendo las vibraciones, ha sido alucinante, nunca lo habíamos echo tan seguido. Ayer en su oficina no fue suficiente para saciar la pasión y ese fuego abrazador que nos estaba consumiendo a ambos. Al llegar a casa lo hicimos como tres o cuatro veces más a lo largo de la noche, porque hicimos maratón de películas pero una caricia llevaba a otra y bueno terminabamos bajo las sábanas. Y... esta mañana antes de desayunar lo hicimos en alfombra en la que me encuentro tirada.

 Lo más lindo es que cocinamos juntos, normalmente la que cocina soy yo pero disfruto tenerlo en la cocina viendo cada cosa que hago y provando todo a ver si está bien de sabor, pero lo que más me gusta son esos pequeños momentos en que trabajamos como un equipo, como una pareja que lleva años conociendose.

 Escucho los pasos de Nico corriendo por el pasillo y salgo de mis dulces pensamientos.

- Hola amiguito. Le acaricio las orejas y veo que tiene un trozo de hoja sujeto a su collar, la tomo y me siento con las piernas cruzadas para ver su contenido.

 Querida Pioja,

 Quiero cada día mirar esos profundos ojos negros, escuchar tu hermosa risa, tocar tu suave piel, saborear esos dulces labios y oler el perfume de tu piel. Por fin encontré a la mujer perfectamente impertecta para mi. Te amo.

                              Con Amor Max.

 

 Algo tan breve hace que me tiemble cda fibra de mi cuerpo, río como una chica enamorada mientras abrazo a Nico quien ya se había acomodado en mi regazo. Vuelvo a mirar la carta y me enamoro de cada pedacito, de cada una de las palabras escritas por él mismo.

- ¿Te gusto?. Su voz ronca me sobresalta, no lo escuché entrar y no sé cuanto tiempo lleva apoyado sobre el marco de la puerta.

- ¿Cuánto tiempo llevas observandome?. Pregunto curiosa.

- Básicamente desde que tomaste la nota del collar de Nico. Sonríe divertido. Siento mis mejillas arder ante su intensa mirada pero más por sentir un poco de vergüenza porque me haya visto leer la carta cuando siento que fue algo tan íntimo. "Pero si él la escribió para ti, tonta." Escucho como se burla la voz de mi cabeza. Aparto a Nico de mi regazo y me acerco a Max.

- Gracias, tú también eres perfectamente imperfecto para mi. Te amo Max.

 Me apoyo sobre sus hombros y le doy un beso suave en los labios. Me rodea con los brazos y me carca en su hombro.

- ¡No! Otra vez no.

 Max suelta una carcajada que hace que me aferre a su camisa por miedo a que me suelte.

- Por mucho que quiera pioja, es hora de un baño. Ya vamos tarde.

- ¿Tarde para qué?.

- No seas curiosa. Me da una nalgada que me hace chillar.

 Como sé que no me dirá nada, comienzo a darle nalgadas durante todo el trayecto hasta el baño.

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 Siento ganas de llorar.

"...Sólo puedo pensar en ti mi amor inmortal, sólo puedo vivir del todo contigo o de ningún modo. Tranquila, mi vida, mi amor, sólo pensando en nuestra existencia conseguiremos nuestro objetivo que es vivir juntos. Sigue oh amándome, nunca juzgues mal el corazón de tu fiel enamorado. Siempre tuyo, Siempre mía, Siempre nuestro."

 No puedo creer lo que veo, es una pequeña caja aterciopelada color negro, y dentro está el collar del que me había enamorado hace un par de días. Seguro y las gemelas le contaron a Max que me había gustado, pero esto es demasiado, no puedo aceptarlo. La pequeña nota sobre la caja me tiene echa un mar de lágrimas, no pude contenerlas, son de completa y pura felicidad. Además utilizó una de mis citas favoritas. Tengo hasta miedo de abrir la caja grande que está sobre mi cama.

 Max me dejó en mi departamento y me dijo que todo lo que iba a necesitar estaría dentro. Con cuidado quito el listón negro de la caja blanca, quito la tapa y veo el vestido que está dentro. Esto no parece un disfraz, ni de coña es un disfraz. Es un vestido de encaje blanco hasta la cintura y cae en una amplia falda azul, tiene un cinturón perlado blanco con dorado que hace la separación de los colores y tiene mangas largas hasta las muñecas.

 Antes de que consiga mi teléfono para llamar a Max y me de una explicación razonable de lo que significa el "disfraz", el timbre suena. Corro a la puerta pensando que es mi Max.

- ¡Muñeca!. Grita Tom en cuanto abro la puerta.

- ¿Tom?. 

- Ay mi linda yo que tú le pongo más emoción que un simple "¿Tom?". Dice haciendo una pobre imitación de mi voz, aunque me causa un poco de gracia cuando intenta imitarme. Me cruzo de brazos y lo señalo con el dedo pareciendo enfadada.




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