5:00 de la tarde aproximadamente; la Enfermera Carmen entró como siempre a darme la pastilla; esta vez entró llorando; agarrándome la mano, me dijo que el Doctor Carlos había sido trasferido a otro hospital para apoyar un coma, ya que en aquél no tenían mucho personal…
_ Sé que estás paralizado, pero ¡no sabes cómo te comprendo ahora que la chica que te gusta se ha ido! Voy a extrañar mucho su sonrisa y sobre todo su perfume…
Dijo Carmen, aun llorando.
Se abrió la puerta de mi habitación y entró un nuevo Doctor.
-Buenas tardes ¿enfermera Carmen?
_ ¡Sí!
Contestó Carmen.
_ ¿Quién es usted?
-Soy el doctor que estará a cargo del paciente José, ya que mi amigo, el doctor Carlos, tuvo que ser transferido para apoyar a otro hospital; mi nombre es Francisco. ¿Se siente usted bien?
_ Sí ¿por qué lo dice?
Dijo Carmen levantándose rápidamente de mi cama.
-Tiene los ojos irritados… ¿estuvo llorando, no es así?
Dijo el doctor Francisco levantado una ceja.
_¡Si, lo que pasa es que me duele como ha terminado este paciente!
Dijo Carmen mientras cogía mi mano.
-Perdóneme, no suelo ser así, fue curiosidad… y la escuché hablando con él sobre el doctor Carlos…
Comentó el Doctor Francisco.
_ No se preocupe -dijo Carmen-, solo le pido que no le diga a nadie sobre esto; podrían correrme del hospital y este paciente me necesita…
-Está bien, de mí no saldrá una palabra; su secreto está a salvo.
Dijo el doctor Francisco.
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¡Era media noche, me pregunté por qué me pasaban estas cosas tan extrañas! Sentí de nuevo ese frío espeluznante y una voz tan dulce como de una niña que me llamaba por mi nombre…
Fue así como me puse a pensar en aquella niña que murió en el accidente; pero ¡qué es lo que intenta decirme! Su mensaje no era claro para mí…