_¡Pero, Leonel, de qué demonios estás hablando!
Exclamó Antonella.
-¡Lo odio, sólo eso sé!
Entré lágrimas, aun muy sorprendida, Antonella lo abrazó; y en ese momento sacó la navaja que tenía en su bolsillo: _ ¡Perdóname!, (exclamó entré lágrimas), ¡no puedo dejar que sigas haciendo daño!
Antonella salió corriendo de ese lugar mientras Leonel se desmoronaba.
Esa misma noche, el demonio que Antonella y Leonel habían invocado, comenzó su obra siniestra; en la radio que tenía el guardia, he escuchado algo sobre un accidente mortal en la carretera, aún no han identificado el cuerpo…
¿Me preguntó?, ¿Quién sería la persona que se accidentó?
En ese momento escuché a la Enfermera Cloe entrar a mí habitación:
_¡Pero, Doctor! ¿está seguro de qué es ella?
-Si, estoy seguro; ya me lo han confirmado, ¡es la Enfermera Carmen, está muerta!
La Enfermera Cloe no paró de llorar y de gritar toda la noche; ¡yo no podía creer lo que estaba escuchando! Pero ¿cómo es que ha pasado?; esto debe ser obra de lo que ha invocado Antonella…
Al día siguiente, Mabel, como todas las mañanas, me cantó una de sus canciones y me dejó una rosa; dijo que iría al funeral de la enfermera Carmen…
¡y yo aquí, como imbécil, sin poder hacer nada! ¡He perdido no sólo a una Enfermera, si no a una gran amiga!…
Este demonio acabará con mis amigos, con mi familia, ¡con todo lo que amo si no hago nada!
¡Pero cómo, si estoy aquí como un maldito vegetal sin poder hacer nada!