En esta noche tan oscura, Mabel había llegado a un acuerdo con el Doctor Francisco para investigar los sucesos que estaban sucediendo en mi habitación.
_ Gracias por dejarme quedar, Doctor.
Dijo Mabel.
-No hay de qué, sólo ten cuidado con los guardias...
¡Espera!, creo que será mejor que te quedes en mi oficina, nadie entra ahí.
Dijo el Dr. Francisco.
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Esa noche Mabel se escondió en la oficina del Doctor Francisco, y no esperaba una sorpresa:
-¡Hola Mabel! ¿Qué haces ahí metida?
_ ¡Doctor Carlos!
Gritó Mabel.
- Mabel, ¡te recomiendo no grites!, recuerda que seguridad está cerca de aquí...
Dijo Carlos.
_ Lo sé Doctor..., pero ¡es que tenía tanto tiempo sin verlo! ¿Qué hace aquí?
Preguntó Mabel.
- Me imagino que supiste lo de Carmen...
_Si, lo supe; ¡lo siento mucho, Doctor!
Me imagino lo que sufre, ya que usted se habia enamorado de ella...
Dijo Mabel.
¡Claro! ¿Cómo pude ser tan pendeja? ¡Si estabas enamorado de ésa!
¡y tu lo supiste todo el tiempo, traidora!
Interrumpió Cloe.
_ ¡Enfermera Cloe! No podía decirle nada, lo siento... Le pido me perdone...
Dijo Mabel.
¡Después de todo lo que hice por ti! Cloe hizo una pausa.
¡Quiero que te vayas de aquí!
-Ella viene conmigo, Cloe.
Dijo Carlos.
¡Ojalá se mueran los dos!
Gritó Cloe cerrando la puerta con fuerza.
_ Doctor, estoy segura de que hay algo que quiere deshacerse de José...
Dijo Mabel.
- ¡Así como de todos los que lo quieren salvar, lo sé!...
Completó el Dr. Carlos.
_ ¿Pero?...
Mabel se agarró del hombro del Doctor Carlos.
¿Qué puede ser?
- No lo sé, Mabel; pero lo que sea, ¡no es humano!
Agachó la mirada y tomó asiento.
_ ¿Asume usted que es un fantasma?
- ¡Se trata de algo peor! Un fantasma no hace ese tipo de cosas, Mabel; esa cosa en verdad que es maligna...
_ ¿Un demonio, doctor? No me diga eso...
Dijo Mabel, temerosa.
- Si eso es, estamos por verlo...
Dijo Carlos, mientras sacaba algo de su cajón.