No sabría decir en qué momento exacto todo cambió.
Quizás fue cuando creí que podía tenerlas a todas sin perder a ninguna.
O tal vez cuando me convencí de que el tiempo no se me acabaría.
Lo cierto es que, al final, todo y cada uno de los momentos se fue cayendo a pedazos. Uno por Uno.
Y aunque me gustaría decir que aprendí a tiempo, no fue así. Aprendí después.
Cuando ya no estaban. O al menos eso creí.
No puedo asegurar si terminé solo.
A veces pienso que sí.
Pero otras veces, cuando cierro los ojos, aún siento esa última mirada... esa que no sé si fue despedida o un ''tal vez más adelante''.
Y entonces pasó una prueba de embarazo. Tirada. Olvidada en el fondo de una mochila que no era mía.
Decía ''positivo'', que era incluso lo más sorprendente, o tal vez el resultado estaba mal.
Y aunque no tenía nombre, en mi cabeza solo había uno: Serena.
No pregunté nada.
No lo confirmé.
Solo sentí cómo se me detenía el corazón.
Si es de ella, ¿También es mío? o... ¿era de alguien más?
No, ni siquiera puedo adivinarlo y mucho menos pensar que es de él.
¿Y si todavía quedaba algo pendiente entre nosotros?
Eso fue lo que me obligó a mirar hacia atrás. A revivirlo todo.
No para justificarme, sino para entender si aún queda una historia por contar...
O si todo terminó mucho antes de que lo aceptara.