Capitulo 10

Alfonso estaba en su despacho con un vaso de coñac en su mano cuando escucho los golpes en la puerta 

—Adelante  

Solo con esas palabras las puertas se abrieron dejando ver aquel hombre, moreno de cabello negro, a pesar de llevar ropa sencilla la elegancia no pasaba desapercibida  

—¿Me mando a llamar?  

Pregunto aquel hombre mientras observaba que él ni siquiera se dio la vuelta para verlo  

—Siéntate —ordeno por fin dándole la cara, pero solo verlo el coraje se hizo presente en el —. ¡¿A caso no te he dicho que te vistas bien?!  

—No estamos en la oficina aquí no tiene que fingir —lo miro directamente a los ojos —, y para ahorrarnos estos incómodos momentos dígame. ¿Para qué me ha llamado?  

Aquel hombre soltó un suspiro y tomó asiento antes de hablar  

—Tienes que ir a la empresa y hablar con el señor Rubén —soltó un suspiro —, recuerda que estamos haciendo negocios con ellos y necesito que los convenzas de que se involucren más con nosotros  

—¿Por qué yo?  

—Por que es tu deber, creo que vives de lo que te doy  

—No se equivoqué —negó con burla —, yo trabajo para ganarme la comida para mi y mi madre. Usted no me ha regalado nada  

—¡No me hables así que soy tu padre! —grito mientras aporrea su mano contra la mesa  

—El echo que lleve su sangre no quiere decir que soy su hijo —lo miro con burla —. Por que si se le olvida, le puedo repetir las palabras que le dijo a mi madre el día que llegó conmigo para pedir su ayuda  

Flashback  

La lluvia caía con gran fuerza como si el cielo quisiera caerse. Mientras aquella mujer trataba de arropar a su hijo con su abrigo para que no se mojara hasta llegar aquella casa. Cuando toco el timbre una mujer con una gran sonrisa abrió la puerta  

—¡Oh Dios mío!  

—Lo siento por venir así pero… 

—No te preocupes —contesto sin permitir terminar la frase —, pase iré a traerle unas toallas y pediré que le preparen un té  

—No es necesario yo… 

—¿Quién es Blanca? —preguntó aquel hombre mientras se acercaba hasta ellos  

—Oh, ella… 

—¡Que haces aquí Arleth! —grito con el rostro contraído por el enojo  

—Lo siento Alfonso, pero —tomo la mano de su hijo y lo puso a la vista de él  

La tomo por el brazo jalándola hasta el despacho mientras el niño gritaba asustado  

—¿Cómo te atreves a volver aparecer?  

—Lo siento Alfonso pero nuestros hijo está muy mal —lloro —, se que te había prometido nunca volver aparecer pero no se trata de mi sino de nuestros hijo  

—Te lo dije aquella vez y te lo vuelvo a repetir él no es mi hijo —miro al niño —, es un bastardo que utilizas para atarme pero no te sirvio hace años y menos ahora. ¡Largo!  

—Alfonso, nuestros hijo necesita tu sangre —lloro arrodillándose ante él  —, por favor Alfonso hazlo por tu hijo. ¡Que no ves que te necesita! ¡Alfonso, se está muriendo! 

—Pues que se muera —les dio la espalda —, nunca lo reconoceré como mi hijo si quieres puedo darte trabajo aquí en el viñedo para que lo puedas mantener mientras viva, no puedo hacer nada más  

Fin del flashback  

—Esas fueron sus palabras  

—Pero te reconocí —dijo con burla —, si no fuera así no te hubiera aceptado en mi empresa  

—¿Lo hizo? No lo creo, usted les dijo a todo mundo que yo era hijo de su hermano Vladímir —se apoyo en el escritorio —, es una basura. Lo fue cuando lo conocí y lo sigue haciendo. No iré a ningún lado que sea beneficioso para usted  

—Si no lo haces te sacaré de la empresa y del campo  

—Hágalo, quiero saber que excusa dirá ante los socios y ante el mundo cuando se enteren que él gran Alfonso Alcázar y Valle corrió al hijo de su hermano despojándole de lo que por derecho le toca —sonrió —. Yo tengo nada que perder pero ¿Tú?  

Con esas palabras le dio la espalda para irse, justo cuando cerró la puerta escucho como la puerta era azotada por algo. Y el supo que era eso, negó mientras salía de aquella casa cuando montó su camioneta si teléfono sonó