Amores Que Matan (#1 Secretos)

#3

ASPEN  FINNEGAN.

 

 

 

Me duele la cabeza.

 

Tanto llorar hiso que mi cabeza estalle de dolor.

 

Y más si estás todo el día acostada en la cama eso lo intensifica.

 

Y eso fue lo que yo hice.

 

Luego de volver de la escuela me acosté a llorar y no me levanté hasta este mañana que mi Mamá y hermano se fueron.

 

Ahora tengo que ir yo a abrir la puerta.

 

Con las ganas de seguir en la cama que tenía me viene a molestar.

 

Me levanté y caminé a la puerta, la abrí.

 

Rylee.

 

Al verlo unos nervios recorrieron todo mi cuerpo.

 

Mi corazón se aceleró de una manera exorbitante.

 

¿Que me pasa?

 

Por que justo con él me tiene que pasar esto.

 

Y por que a mí.

 

— Hola. —Hablo llamando mi atención.

 

— Hola. —Contesto.

 

Me hago a un lado para que pueda pasar.

 

— Pasa.

 

Entra.

 

Cierro la puerta.

 

Lo acompañó hasta el comedor y nos sentamos cada uno en una silla.

 

Silencio.

 

No dice nada solo se me queda viendo.

 

Que lindo es.

 

Se ve tan hermoso al mirarme.

 

— ¿Precisabas algo? —Consulto al ver que no dice nada.

 

Me sigue mirando.

 

Estaba vez directo a mis ojos.

 

Esquivo su mirada, mirando a cualquier otra cosa que no sea él.

 

— Quería invitarte a los bolos. ¿Que decís?

 

Eso serviría para distraerme y la verdad es que lo necesito con urgencia.

 

Así dejo de pensar aunque sea un segundo en Sami.

 

Necesito dejar de pensar en ella y preocuparme más por mi.

 

Pero me es imposible.

 

Ella siempre fue la mejor hermana que alguien desearía tener.

 

— Claro, por que no.

 

Ahora sí lo miro.

 

Sonríe.

 

Que hermosa sonrisa.

 

Jamás me había dado cuenta de lo hermoso de su sonrisa.

 

Jamás me di cuenta de muchas cosas pero ahora estoy aprendiendo a verlo.

 

Como él me ve a mi.

 

Se levanta para irnos.

 

Pero antes de que nos vallamos necesito preguntarle.

 

— Rylee. —Lo detengo.

 

— ¿Si? —Inquirio.

 

— Quería saber si Sami no te dejo ninguna carta o te dijo algo antes de hacer eso.

 

Ahora él me esquivo la mirada.

 

— Eh... No, no me dijo nada. —Balbuceo.

 

— ¿Seguro? —Insistí.

 

— Seguro.

 

— Bueno, eso era todo ¿Vamos?

 

— Vamos. —Accedió.

 

Nos dirigimos a la puerta.

 

Saque las llaves del bolso y Cerre la puerta.

 

Nos subimos a mi auto y fuimos a los bolos.

 

Esto es lo que necesito un tiempo con un amigo.

 

Desde la muerte de Samara que no salgo con nadie y esto me va a hacer muy bien.

 

Necesito que me haga bien.
































 







































































 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 



 

(...)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 
































 



































 



































 

 

Al llegar nos encontramos con Harry mi novio.

 

Al principio las cosas entre ambos se pusieron tensas.

 

Pero trate de que se relajaren.

 

Harry se quedó jugando con nosotros.

 

Y creo que eso a Rylee no le gustó mucho.

 

Cada vez que Harry falla Rylee se burla de él.

 

Pero cuando lo beso y le digo que la próxima le va ir mejor, Rylee pone cara de pocos amigos.

 

Y no entiendo por que.

 

— Me toca. —Agarre una bola.

 

Di unos pasos atrás y luego hacia adelante para soltar la bola.

 

Fue derecho hasta que al final callo en la canaleta.

 

Soy muy malo en este juego.

 

Rylee se me acerca.

 

— No estés mal, si querés en este tiro te ayudo.

 

Me abraza por los hombros.

 

— Bueno.

 

Agarró otra bola.

 

Rylee se pone detrás de mi y coloca sus manos sobre las mías.

 

Me guía hacia atrás y me ayuda a soltarla.

 

Va derecho y al final hago chuza.

 

Me doy la vuelta y me lanzo a abrazarlo.

 

Me sujeta.




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