Amores Que Matan (#1 Secretos)

#11

ASPEN  FINNEGAN.

 

 

 

— ¿Qué podemos hacer hoy? —Pregunto luego de que acabara de hacerme el amor.

 

— No lo sé, ¿Vos qué querés hacer?

 

Siento su mirada en mi.

 

Levanto mi cabeza para verlo.

 

Ya lo sé.

 

— Buceo. —Pronuncio.

 

Siempre había querido ir.

 

— ¿Qué?

 

— Quiero ir a bucear, iba a ir con Blas mañana pero ya no puede ya que hizo planes con otra persona al olvidarse de lo nuestro.

 

Me duele.

 

Duele que mi hermano se hay olvidado de mi.

 

Llevábamos meses juntando la plata para poder ir juntos y cuando al fin había llegado el día me deja plantada por otra persona.

 

Espero que no sea por una chica.

 

Ahí si que me voy a enojar en serio.

 

El es mi mejor amigo, siempre lo quise muchísimo hasta mucho más que a Samara.

 

Y me duele que no quiera ir conmigo.

 

— Dale, me gusta, vayamos a bucear.

 

Sonrío.

 

Hace lo mismo.

 

Me beso, se sube encima mío y lo volvemos a hacer.















































































 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

(...)
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 
















































































 

— Estoy nervioso. —Habla cuando estamos a punto de ir a bucear.

 

— No lo estés, vas a ver qué te vas a divertir muchísimo. —Prometo.

 

— De acuerdo, vamos.

 

Entrelazó nuestras las manos y caminamos hacia la playa.















































































 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

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Eso estuvo genial.

 

Mucho más de lo que me imaginé.

 

Acabamos de salir del mar.

 

— Tengo hambre. —Se quejo.

 

— Mira podemos ir allá. —Señalo a un restaurante a un par de metros de nosotros.

 

— Ok, vamos.

 

Me agarra de la cintura y entramos al lugar.

 

Nos sentamos en una mesa de dos.

 

A los minutos llega un chico como dos años mayor que nosotros.

 

— ¿Qué van a pedir?

 

Me concentro en la carta.

 

Me fijo que puedo elegir de todo lo que hay.

 

No sé que pedir, todo parece exquisito.

 

— ¿No hay nadie más que nos pueda atender?

 

Levanto la mirada.

 

Miro a Rylee sin entender su pregunta.

 

¿Y a este que le pasa?

 

— Si, claro.

 

Mira con mal cara a Rylee y se va.

 

Seguro lo ofendió.

 

— ¿Pasa algo? —Consulto.

 

Me mira.

 

— No me digas que no te diste cuenta.

 

¿Cuenta de que?

 

— Te estaba mirando las tetas. —Grito entre susurros.

 

Una sonrisa se forma en mi rostro.

 

¿Era eso?

 

¿Está celoso?

 

— ¿Estás celoso?

 

— Si, mucho.

 

¡Dios!

 

Que lindo se ve celoso.

 

Me acerco a él y lo besó.

 

— Te amo, mi celoso.

 

— Yo también te amo. —Responde para luego besarme él a mí.

 

— Disculpen ¿Qué vas a pedir?

 

Está vez es una chica.

 

La miro.

 

La zorra tiene la mirada puesta en mi novio.




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