Amores que matan | Serie: Sqm 3

15. Un mar de emociones

» Necesito matar todas estas emociones que me consumen «

La suavidad que estaba sintiendo se siente demasiado bien, era reconfortante y cálida. Sentía que estaba flotando en una nube, no había descansado así de bien en mucho tiempo.

Un rayo de luz me pega a la cara mientras unas suaves manos me acarician la cara y me acomodan el cabello que se me cruza por la frente, abro los ojos con tanto esfuerzo. Lo primero que miro es la sonrisa de Arley que es la que me tiene la cara sujeta viéndome con sus ojos bien abiertos y eso me causa gracia, ella era una patada como su papá.

—Casi te doy por muerto.

La voz me lleva hasta Ran que es el que abrió las cortinas y en sus brazos lleva a Tayler que parece igual de cansado que yo. Se acerca hasta mí y me pone a un lado a Tayler que se acurruca en mi cuello en busca de dormirse, pero Ran lo vuelve a despertar con cosquillas.

—Hey campeón, nada de dormirse ahora. Después no nos dejas dormir en la noche.

Le hace un puchero y se acuesta boca abajo en mi pecho, Arley se mantiene entretenida jugando con mi cabello.

—¿Qué hora es?

—La una de la tarde —me espanto— es bueno que descanses, por eso no te desperté antes. A veces no duermes y cuando lo haces es cuando hay que aprovechar.

—Tienes razón, mi cuerpo se siente mejor.

Nos quedamos en silencio.

—Ley mi niña, porque no ayudas a mamá con la comida y te llevas a tu hermano para que mire televisión.

—Está bien papá, voy a supervisar que la comida quede muy rica para tío Reimon.

Ella me da un beso en la frente y con ayuda de Ran se baja de la cama al igual que Tayler, ambos salen de la habitación cerrando la puerta.

—¿Qué es lo que quieres decirme? —le pregunto directamente.

—Falta poco para que nazca tu hijo. Y no hay mucha mejoría que nos diga que Nova despierte antes de eso. —me siento en la cama para prestar más atención— se vienen decisiones difíciles Reimon.

—Lo sé, pero las tomaré.

—Se que talvez no lo quieres pensar, pero si Nova no está consciente para ese entonces tendrá que ser un parto por cesárea y si surgen complicaciones no podrás salvar a los dos.

—Ran...

—Solo quiero decirte que pase lo que pase me tienes a mí, a Becca y a los niños. No estás solo. —él puede notar que me dejó intranquilo— Becca dice que puede tomarse unos meses fuera del trabajo para ayudarte a cuidar al bebé, también la casa es grande y podríamos hacerle su cuarto al bebé en lo que Nova sale del hospital y viven los tres juntos.

—Gracias Ran.

—Para eso están los hermanos. —con su mano me revuelve el cabello como en los viejos tiempos— Tienes pensado como le pondrás al bebé.

—No, quiero que Nova también pueda decidir cómo llamarlo.

—Ni siquiera sabes que será.

—Quiero que los dos lo sepamos al mismo tiempo.

Asiente con la cabeza y me da un apretón en el hombro. Se pone de pie y va hacia la puerta.

—Es hora del almuerzo, te esperamos abajo.

Durante el día me tomo el tiempo para bañarme, comer y pasar un poco de tiempo con Ran y los niños, cuando Becca regresa de hacer unas diligencias del trabajo es cuando Ran y yo nos ponemos en marcha para ir a ver a Nova. Él insistió en acompañarme, pero intuía que era solo porque había peleado con Becca por la mañana y ella lo ignoraba desde entonces.

Estaciono el auto fuera del hospital y cruzo la calle con Ran, cuando entramos nos saludan las enfermeras que ya se les hacía normal vernos por aquí a diario, sigo el mismo camino que ya me sabía de memoria y usamos el ascensor al sexto piso.

Me dirijo a la habitación de Nova en el hospital, Ran viene detrás de mí, pero con una paciencia que me vuelve loco. Según él: ella no se irá a ningún lado. Una enfermera que sale de una de las demás habitaciones me saluda. Le brindo un movimiento de cabeza y apresuro el paso a la puerta, la abro y quedó pasmado cuando la encuentro totalmente, suelto una vacía carcajada al pensar que tal vez me he confundido de piso o de número de cuarto.

Me doy la vuelta y detengo a la enferma de hace un momento.

—Disculpe, no sé si estaré enloqueciendo o algo, pero es este el piso seis ¿Verdad?

—Así es señor.

—¿Ha habido algún cambio del que yo no sepa?

—¿Como señor?

Está bien, estaba quedando como tonto con estas preguntas confusas y sin duda ella ya pensaba que estaba mal.

—Nova Fredly ¿En qué habitación está?

—Lo siento señor, pero cada paciente está en su habitación correspondiente, no ha habido ningún cambio.

Ella parece ver mi cara de confusión. Por el pasillo por fin se deja ver Ran, que viene en mi dirección y se detienen junto a nosotros.

—¿Que sucede?

—Nova no está en su habitación, pero ella dice que no ha habido ningún cambio.




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