Amores secretos - Draco Malfoy

Capítulo 15 - MÁS QUE MIL PALABRAS

Draco me coge del brazo y tira de mí, llevándome dentro del castillo. No sé qué mosca le ha picado, pero nunca lo había visto así. Le ha echado una mirada furiosa a Álex y me ha alejado de él casi corriendo, como si no quisiera tenerme cerca de él.

Caminamos deprisa, sin pararnos y sin darme opción a replicarle o pararme. Por el pasillo que recorremos, creo que estamos yendo a la sala común, pero de repente, sin avisar, se para en mitad, provocando que choque contra su espalda porque no me da tiempo a frenar.

Miro a mí alrededor y no hay nadie. Estamos los dos solos. Él se gira y me mira directamente a los ojos. Está furioso, lo veo en sus ojos grises pero al paso de los segundos, su mirada se suaviza, cambiando su forma de mirarme. No sé realmente lo que le pasa, pero ahora mismo me da igual, todo me da igual, solo existe él.

  • Draco – digo en un susurro, pero sé que él me ha oído.

No me sale ninguna palabra más, me quedo contemplándolo y viendo como él se va acercando más y más, tanto que nuestras respiraciones se entremezclan. Nuestros espacios personales ya no existen, solo los corazones latiéndonos frenéticamente. Sus manos se posan en mi cintura y respiro entrecortadamente. Un segundo después se aleja de mí. Lo miro desconcertada y oigo unos pasos tras de mí. Me giro pero no veo a nadie. Quien estuviera ahí, ha hecho que Malfoy se aleje de mí, lo cual agradezco, aunque muy en el fondo de mí sé que no es así.

  • ¿Vamos a hacer el trabajo? – pregunto cuándo lo miro de nuevo, sin saber cómo salir de esta situación incómoda.
  • Sí, vamos – me dice y hace un movimiento en la cabeza, como si estuviera saliendo de un trance.

Me agarra de la mano de nuevo y tira de mí. No digo nada en todo el trayecto, concentrándome en como su mano encaja perfectamente con la mía, en la suavidad del tacto de su piel y como se me acelera el corazón con ese simple gesto. Cuando entramos en la sala común solo hay un par de alumnos de primero, la mayoría deben estar fuera, para ser finales de noviembre, hace un buen día. Cruzamos la sala y comienza a subir las escaleras que llevan a la habitación de los chicos. Al llegar al cuarto piso, entramos por una de las puertas, pero primero me cede el paso y después pasa él a su habitación. Nunca he estado aquí, por lo que miro todas las cosas que hay. Me acerco hasta una de las camas y me siento.

  •  Veo que pensamos lo mismo – habla Draco sentándose en la silla de uno de los escritorios que hay en la habitación.
  • No te entiendo – le digo confusa.
  • Estás sentada en mi cama – me mira sonriendo con picardía y entonces lo recuerdo. Recuerdo la noche en la que lo encontré tumbado en mi cama. Tuve el olor impregnado en las sabanas durante varios días. Y no sé porqué pero esos días dormí muy bien.
  • Lo siento – me disculpo y me levanto de la cama ruborizada.
  • No, no te preocupes – me dice con un gesto de la mano – Puedes sentarte, tranquila – me sonríe.
  • Vale – respondo volviendo a sentarme - ¿Por dónde empezamos? – pregunto y él alza las cejas en tono pícaro – El trabajo – digo rápidamente – me refería al trabajo – recalco al pensar en lo que pasa por su cabeza en estos momentos, ya que se muerde el labio inferior y me mira seductoramente, lo que provoca que se me suban los colores.
  • Ya lo sabía – me responde divertido y suelta una carcajada, lo que hace que yo también termine por reírme de lo nerviosa que estoy. Él me pone nerviosa.

Draco me lanza un par de libros que recojo al vuelo y comienzo a buscar información para el trabajo.

 

Las horas pasan y llevamos más de la mitad cuando me tumbo en la cama cansada, necesito un descanso o voy a volverme loca entre tantas líneas y párrafos que he leído.

  • Los chicos estarán a punto de llegar, ¿no? – digo tras unos minutos en los que los dos estamos en silencio.
  • No te preocupes por ellos – me dice y le oigo acercarse hasta la cama – Theo fijo que está en la biblioteca y Blaise supongo que andará rondando por ahí, buscando a alguien con quien pasar el rato – se sienta en la cama.
  • Pobre, lo abandonáis los dos a su suerte – sonrío pensando en cómo estará.
  • Sobrevivirá – me contesta tumbándose a mi lado - ¿Puedo hacerte una pregunta? – se gira a mirarme.
  • Ya has hecho una – me río pero borro la sonrisa al ver que me mira seriamente – Dime – le insto a que me haga la pregunta.
  • ¿Por qué no tenías amigos en Beauxbatons? – me dice y yo abro los ojos y la boca sorprendida por su pregunta, sin saber qué responder. ¿Cómo lo ha sabido?
  • ¿Cómo…? – intento conectar las palabras para que pueda formular una pregunta coherente, pero en realidad lo que hago es darle vueltas y vueltas hasta que doy con el cómo lo ha averiguado - ¿Has estado escuchando la conversación que he tenido con Álex en las Tres Escobas? – lo recrimino.
  • Ese no es el punto – intenta cambiar de tema – No me has respondido a la pregunta – me mira intensamente.
  • Yo… Bueno… - no sé cómo responder a esa pregunta – Me resulta bastante difícil hacer amigos – respondo a su pregunta.
  • No te creo en lo más mínimo – me dice y yo le miro incrédula – Aquí no has tardado nada en hacer amigos: Potter, Weasley, Granger… – los nombra con desprecio – Theo, Blaise, Nicky…
  • Es distinto, aquí me han acogido con los brazos abiertos y ha sido...
  • ¿Fácil? – me corta – Seguro que yo te lo he puesto fácil y Pansy también – se ríe.
  • Aún así – digo con una sonrisa – Me siento a gusto aquí – no sé qué más decirle.
  • ¿Solo es eso o hay algo más? – me pregunta mientras aparta un mechón de pelo que me tapa la cara.
  • Siempre hay algo más – respondo poniéndome de costado, de cara a él – pero bueno… supongo que según vas creciendo, ves las cosas de otra forma y lo que antes te afectaba, ahora ya no tanto. Si nadie quería mi compañía, ¿para qué darle más importancia? ¿Por qué debería de afectarme? Prefería estar sola, estudiar y sacar buenas notas que estar con gente que en realidad no le importaba en absoluto. Para ellos era, soy y seré siempre un “ratón de biblioteca” – me sincero – Siempre he sido una niña muy tímida que se relacionaba poco con los niños de su edad, así que supongo que algo de eso se quedó y ahora me cuesta relacionarme. Eso es todo – confieso alguna de mis razones por las que siempre he estado sola, pero no es la única. Tener que esconderse para que no me encuentren es primordial para mi supervivencia.



#37 en Fanfic
#414 en Fantasía

En el texto hay: amor, harrypotter, dracomalfoy

Editado: 24.08.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.