Anatomía de un corazón solitario

Capítulo 2

Emma

Las ambulancias llegaron de pronto, una tras otra, y me acerqué a la primera al mismo tiempo que abrieron las puertas.

—Kate Williams, veintidós. Ha tenido dos convulsiones y amnesia, además luce muy confundida.

—Kate ¿Me escuchas? —le pregunté angustiada, y mi rostro no lo disimulaba ni un poco—. ¿Cómo te sientes, Kate?

—Mi cabeza...Me duele mucho —ella trató de moverse, pero, se lo impedimos porque todavía no conocíamos sus heridas con mayor profundidad.

Me detuve a observarla y mencioné un diagnóstico:

—¡Doctora Dixon! —le llamé—. Creo que Kate padece de un Traumatismo cráneo cefálico, así que pienso que debe revisarla con mayor cautela a través de un examen.

Esme Dixon no dijo mucho, al contrario, terminó por rodar los ojos, acción que me sorprendió por completo.

—Muchas gracias Coleman. Spencer, Lee necesito que me asistan.

El siguiente paciente en llegar se vía no mucho más grave que la anterior, y aquello lo confirmé al escuchar a uno de los paramédicos:

—Lara Sanders, veintidós. Lesión de la médula espinal por lo que se le inmovilizó en el lugar.

Buen día para empezar una nueva vida en un lugar desconocido.

—Lara, soy la doctora Coleman ¿Puede escucharme? —le cuestioné mientras entramos a la sala de emergencias. White y Taylor me estaban acompañando, a pesar que no las diferenciaba aun.

—Yo fui quien se distrajo y chocó el auto...Lo siento mucho —sollozaba y no hallé una forma de consolarla—. Ha sido mi culpa, todo esto es mi maldita culpa.

—Lara, necesito que no se mueva por favor —le indiqué mientras entramos a sala de traumas—. Voy a mantener su respiración y a inmovilizar su cuello. Necesito que esté de espaldas para poner el collar cervical. Por favor, le ruego que se mantenga quieta.

La colocamos de espaldas y me encargué de alinear su cabeza, para luego escuchar su grito de dolor.

—Muy bien Lara, voy a practicarle una tracción para poder estabilizar su columna —lo hice y suspiré al ver su mejora, sé que acabo de hacer un buen trabajo como de costumbre—. Su lesión ya no es muy grave, por lo que vamos a darle una habitación ¿Está bien? Ya no tienes por qué preocuparte.

—Está bien, gracias doctora —las lágrimas habían dejado de caer por sus mejillas, una sonrisa apareció en mi rostro.

—No es nada —le sonreí—. White, vas a administrarle Metilprednisolona en ocho horas y la mantendrás bajo observación. Lara, este esteroide reducirá el daño en las células nerviosas y bajará la inflamación. Podemos decir que esto te ayudará a recuperarte por completo. Lee, acompañáme por favor.

Ambas salimos de la sala de trauma, y la muchacha me dijo sin más:

—Su trabajo es asombroso doctora Coleman, todo lo que hizo allá adentro lo hizo parecer demasiado fácil aunque no lo sea. Espero poder aprender más con usted en un futuro cercano.

—Aprecio que pienses eso, pero, quiero ver que tan bueno es tu desempeño ¿De acuerdo? Si en algo puedo ayudarte es a aprender todo sobre la ortopedia, así que no dudes en cuestionar lo que desees y en practicar, que al final siempre será la única manera de aprender para convertirte en una buena doctora.

—Sí, doctora. Le agradezco.

—¡Doctora Coleman! —La doctora Harris me llamó la atención e hice que mi interna me siguiera. Insisto, hoy es un buen día para comenzar en mi nuevo puesto de trabajo.

— ¿Qué tenemos? —Inquirí levantando la ceja, debido a que no podía ver del todo al paciente por lo que busqué un lugar en el que pudiese tener un mejor ángulo de visión.

—Miranda Gray, veintitrés. Fractura en brazo derecho, se le realizó una radiografía.

Tomé la radiografía entre mis dedos, y de inmediato supe que no era una fractura demasiado grave.

—Hola Miranda, soy la doctora Coleman y voy a atenderla. Usted tiene una fractura de brazo derecho sin desplazamiento, por lo que voy a colocarle una férula. —Ella asintió y me tomé mi tiempo para hacerlo correctamente. —Ya puede irse a casa, voy a recetarle Acetaminofén e ibuprofeno. Ha tenido mucha suerte.

—Muchas gracias, doctora —la muchacha suspiró sintiéndose un poco más tranquila.

—Ha sido un gusto atenderla. Lee, por favor vigila la salida de la señorita Gray y mira que todo salga bien.

Suspiré, y decidí preguntarle a Taylor sobre la gravedad de este accidente:

—Taylor ¿Qué tan grave ha sido el accidente? Los pacientes que hemos atendido no han presentado casos clínicos que requieran mayor atención médica.

—Aun falta que una ambulancia llegue, pero, solo un paciente ha necesitado cirugía. Otro ha tenido una fractura y los otros tres simples heridas que fueron suturadas a tiempo.

—Gracias Taylor, eres muy eficiente ¿Quieres acompañarme a esperar la ambulancia?

—Claro que sí, doctora —murmuró. Supongo que es así como me veía al ser una residente hace un par de años.

Cuando estábamos fuera, el sonido de la ambulancia comenzó a sonar más cerca hasta que la misma apareció frente a nuestros ojos:

—Maddie Sanders, quince años. Fractura en el brazo izquierdo —menos mal es un caso tranquilo.

—Hola Maddie, soy la doctora Coleman y voy a ayudarte —la saludé con la mayor habilidad posible.

—Doctora...¿Podría llamar a mis padres? Mi hermana mayor chocó el auto...—la jovencita lucía muy asustada. Y lo entiendo a la perfección, un accidente automovilístico causa grandes traumas. Hablo por la voz de la experencia.

—Llamaremos a tus padres, no te preocupes. Te llevaremos a la sala de traumas y vamos a practicarte una reducción cerrada —me mordí el labio.

—¿Una reducción cerrada? —su voz fue muy débil. Acabábamos de entrar a la sala. No seas tonta Emma y explícale a la niña.

—Mi cielo, eso significa que llevaré a cabo un procedimiento para justar un hueso fracturado sin abrir la piel.

Ella asintió con un ligero movimiento de cabeza.

—Cariño, voy a aplicarte un analgésico para realizar la reducción cerrada. No sentirás nada en lo absoluto, respira tranquila y no te preocupes.




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