**Capítulo 5: Confrontaciones y Revelaciones**
La cafetería de la escuela estaba llena de estudiantes charlando animadamente mientras disfrutaban del almuerzo. El ruido de las conversaciones se mezclaba con el sonido de las bandejas y cubiertos, creando un ambiente bullicioso. Kira y yo estábamos sentadas en una de las mesas junto a la ventana, tratando de disfrutar de nuestro tiempo libre entre clases.
—Entonces, ¿qué fue exactamente lo que pasó con tu madre y el dibujo? —preguntó Kira, masticando un trozo de su sándwich. Sus ojos estaban llenos de curiosidad y preocupación.
—No lo sé, Kira —suspiré, jugueteando con mi tenedor en la ensalada.—. En resumen, estaba dibujando un símbolo que me vino a la mente de repente. Mamá lo vio, se puso furiosa y nerviosa. Rompió todo, mis pinceles, la pintura, el lienzo... Me dijo que dejara de pintar y me centrara en mis estudios, o habría consecuencias.
Han pasado de eso sólo unos fos o tres días, hoy era lunes nuevamente y desde entonces sólo hablo con mi madre lo necesario... claro, no es que hubiera diferencia antes de su arrebato con mi dibujo.
—Eso es ridículo —Kira frunció el ceño, claramente indignada—. ¿Por qué se pondría así sólo por un dibujo?
—Es lo que me pregunto —respondí, alzándome de hombros—. Nunca había actuado así antes. Es como si ese dibujo hubiera despertado algo en ella, algo que la asustó o la enfureció, no lo sé.
Antes de que Kira pudiera responder, la Barbie apareció frente a nosotras con una mirada de desprecio en su rostro, callando los murmullos de los demás con su presencia.
Ya decía yo que estaba muy tranquila la mañana.
—Miren quién está aquí, la nueva que se cree la abeja reina del insti. —dijo con veneno en la voz.
Sin darme chance a responder, sin previo aviso, vació un batido de fresa sobre mi cabeza. El líquido frío y pegajoso se deslizó por mi cabello y mi ropa, y la risas y murmullos llenaron la cafetería otra vez.
¿Por qué yo? ¿Qué mal le hice a esta chica para ganarme su odio? Ah, claro, ella cree que tengo algo con su novio y le molesta que al ser la nueva me lleve todas las miradas.
—¡¿Pero qué te pasa, Barbie plástico?! —exclamó Kira, poniéndose de pie y enfrentándose a ella con el rostro rojo de la furia—. ¿Eres tan insegura de tí misma que tienes que atacar a Andrea de esta manera?
Isabella soltó una carcajada sarcástica, pero de le notaba lo mal que le sentaron las palabras de Kira.
—Solo estoy dejando claro que no quiero a esta aquí —me señala— metiéndose con Leonardo.
Respiré hondo, tratando de mantener la calma.
—Isabella, si crees que esto me va a afectar, estás muy equivocada —hablé, captando lo atención de todos, no demostré cuan molesta estaba por su estúpida acción, al contrario, me mostré tranquila pero firme—. Solo demuestras lo insegura y patética que eres.
Los ojos de Isabella se entrecerraron de furia, y sin decir una palabra más, se dio la vuelta y se marchó de la cafetería.
Y yo creyendo que me iba a replicar o me echaría otro batido de fresa encima.
—¡Vamos, ya tienen su espectáculo del día! Ahora vuelvan a sus asuntos. —ordenó Kira hacia los estudiantes que nos observaban, y poco a poco, los estudiantes comenzaron a desviar la mirada y regresar a sus conversaciones.
—Esto es estúpido. —resoplé con disgusto, estirando un poco la tela de mi ropa.
—Ella es estúpida —Afirma—. Anda, vamos a los baños para que puedas limpiarte un poco.
Asiento y juntas nos vamos hacia los baños pero nos detuvimos cuando frente a nosotras apareció un agitado Leonardo; producto de la carrera que había dado para alcanzarnos.
—Andrea, ¿estás bien? —Se fijó en mi ropa y con una mueca volvió a mirar a los ojos— Escuché rumores de que Isabella te volvió a molestar, ahora veo que es verdad.
—Estoy bien, Leonardo —fingir una sonrisa de despreocupación y nada de enfado, fue todo un reto cuando sólo tenía en la mente devolverle a Isabella lo que me hizo—. No es nada que no pueda manejar.
—Siento mucho lo que te hizo.
—Tu novia tiene un temperamento bastante explosivo. —respondí, sintiéndome un poco molesta porque él se estaba disculpando en lugar de Isabella.
—Lo lamento, de verdad —frunció el ceño—. Isabella no es mi novia. Es solo una amiga, nada más.
—Amigos con derechos, claro. —Kira soltó una risa irónica.
—No es así, Kira —Contra toda su respuesta, se sonrojó—. De verdad, lo siento por lo que hizo. Hablaré con ella.
—Está bien, no te preocupes —dije, tratando de sonar tranquila—. Nos vemos luego.
Leonardo se despidió y luego se fue. En cuanto a nosotras, seguimos nuestro camino hacia los baños antes de que sonara la campana. Entramos en silencio una vez que llegamos, me dirigí al lavabo para intentar limpiar el batido de mi ropa, piel y cabello. Kira me observaba por el espejo, con una expresión de preocupación.
—¿Quieres decirme algo, Kira? —pregunté, notando su mirada inquieta.
—¿Te gusta Leonardo? —preguntó directamente, sin rodeos.
—No, no me gusta —negué despacio, comprendiendo que a veces nos podemos equivocar o crear falsa impresión sobre algo o alguien—. No soy ciega, sé que es atractivo y todo eso, pero no siento nada por él. Además, recuerda que tengo novio.
Kira alzó una ceja.
—Un novio al otro lado del mundo que sabrá Dios en lo que está.
Le lancé una mirada seria de advertencia, aunque en el fondo, sus palabras me habían dejado una espina de duda.
—Olvida lo que dije —Kira sonrió incómoda y sacudió la cabeza—. No soy muy fan de las relaciones a distancia.
Nos sonreímos mutuamente para aligerar el ambiente y continué limpiándome en silencio, a ver hasta donde podía. Mientras lo hacía, no evité preguntarme por qué me molestaba que Leonardo sacara la cara por Isabella cuando él no tiene vela en este entierro, y por qué Kira había dicho aquello que me dejó con la espinita de la duda.
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Editado: 05.12.2024