Capítulo 7

Capítulo 7: Invitación.

El sol se filtraba a través de las nubes dispersas, iluminando la terraza de mi casa con una luz cálida y acogedora. Me encontraba concentrada en mi tarea, dibujando el misterioso símbolo en el lienzo blanco frente a mí, otra vez, cuando el sonido de mi teléfono rompió el silencio, asustándome un poco debido al silencio de la casa y mi extrema concentración. Aprovechaba la ausencia de mis padres para dibujar, porque de otro modo no podría hacerlo y la adrenalina del momento, de estar haciendo lo que amo a escondidas de mi madre luego de que me exigiera dejarlo, era excitante. Lo prohibido siempre atraía.

—¡Hola, Emery! —exclamé con entusiasmo al contestar la llamada de mi mejor amiga.

—¡Andrea! ¿Cómo estás? —respondió, su voz llena de alegría como mismo escuché ayer en su audio de WhatsApp tras irme con Kira de la biblioteca.

—¡Estoy bien! —respondí, sintiendo una oleada de alivio al escuchar su voz—¿Y tú?

—También bien. ¿Qué has estado haciendo?

Mientras compartíamos nuestras experiencias de todo este tiempo que hemos estado incomunicadas porque su teléfono se rompió, el sonido de la risa de Emery llenaba el aire, al igual que la mía. Hablamos sobre nuestras clases, las travesuras de algunos compañeros de instituto y las últimas noticias sobre la Barbie que me odia.

—Isabella actúa como si fuera la reina del instituto —comenté con fastidio—. Me ha estado mirando con esos ojos de hielo desde que nos conocimos, por suerte no ha intentado nada más contra mí, porque creo que a la próxima no podré controlarme.

—Ignórala, Andrea. No vale la pena preocuparse por ella. —aconsejó Emery con tono de tranquilidad.

—Lo intento, pero es difícil cuando te mira como si quisiera clavarte un puñal.

—No creo que haya mucha diferencia en ti.

—Exacto.

Emery soltó una carcajada y cambió de tema, mencionando a Kira, la nueva amiga que había hecho en el instituto. Le conté cómo nos conocimos en el baño después del incidente con Isabella y cómo nos habíamos vuelto inseparables desde entonces.

—Kira es genial, ¿verdad? —dije con una sonrisa en el rostro.

—Definitivamente. Es como si la conocieras desde siempre. —respondió Emery con entusiasmo, siempre fue así cuando conocíamos a alguien nuevo que se unía a nosotras, nunca hubo celos en nuestra amistad.

Después de charlas sobre varios temas más, incluido el misterioso comportamiento de mis padres, el sobre en el despacho, el sueño extraño y el dibujo del símbolo que mi madre rompió, llegamos al tema de Jayden, mi novio.

—¿Has sabido algo de Jayden últimamente? —preguntó Emery con preocupación.

—No, nada desde que me fui —respondí con tristeza—. Estoy empezando a preocuparme.

Hubo un breve silencio antes de que Emery hablara de nuevo.

—No te preocupes, Andrea. Seguro que está bien. Tal vez solo está ocupado con algo.

Aunque apreciaba el intento de consuelo de Emery, la preocupación seguía latente en mi interior. Después de despedirnos, dejé de dibujar y me senté en el banquito frente al lienzo, sumida en mis pensamientos.

Unos minutos después, el sonido de la puerta principal me sacó de mi ensimismamiento. Guardé apresuradamente mis materiales de pintura bajo mi cama y bajé las escaleras para encontrarme con mis padres, quienes tenían una sonrisa de oreja a oreja que si no los conociera diría que era muy real y genuina.

—¿Por qué no invitas a tu nueva amiga del instituto a conocernos? —sugirió mi madre con una sonrisa.

Les había hablado de Kira anoche, intentando sacar conversación y torcerla a mi favor para obtener respuestas. Claramente eso no funcionó.

La idea de mi madre me tomó por sorpresa, pero asentí con extrañeza, me dijo que le avisara a Kira para este finde. Subí a mi habitación y llamé a mi amiga.

—¡Kira! Mis padres quieren conocerte. ¿Te gustaría venir a casa este fin de semana? —le pregunté.

—¡Claro que sí! Será genial —respondió Kira entusiasmada.

Con Kira aquí el finde, tal vez podríamos descubrir algo nuevo de este misterio. He comprendido que sola no puedo, por eso necesito a mi amiga Kira y más en ausencia de Emery.