**Capítulo 10: Descubriendo sobre el símbolo**
Todavía me dolía pensar en lo que Emery y Jackson me hicieron. Había tratado de no pensar en ello, pero cada vez que cerraba los ojos, sus la traición de ambos volvían a mi mente. A veces me preguntaba si algún día podría superarlo.
El día de hoy no había empezado diferente de otros. Me sentía distraída, cansada. Isabella parecía notarlo, porque no perdió la oportunidad para hacer uno de sus comentarios sarcásticos cuando nos cruzamos en los pasillos.
—Vaya, mira quién está aquí, la chica nueva. ¿Te sientes cómoda ya, o todavía extrañas a tus amiguitos? —Dijo con una sonrisa malévola.
No pude aguantar más. Toda la ira que llevaba acumulada desde que llegué me empezó a joder salió de golpe.
—¿Por qué no te callas por una vez, Isabella? No estoy de humor para tus tonterías —Le solté, sintiendo la sangre hervir en mis venas.
Isabella levantó una ceja, visiblemente sorprendida.
—¿Qué pasa, Andrea? ¿Finalmente encontraste tu vocecita? —Soltó una risa burlona.
Sin pensarlo dos veces, me lancé contra ella, Kira tenía razón, no quiero problemas pero Isabella se esmeraba en provocarme hasta llegar a mi límite.
La pelea no duró mucho, porque rápidamente llegaron los profesores para separarnos, y de paso, alejar a los estudiantes chismosos.
—¿Y ustedes qué? —Nos observó el profesor Miranda, con el ceño fruncido de la molestia— Ya me explicarán luego, ¡a detención!
Kira me miró preocupada, le sonreí para tranquilizarla para luego seguir al profesor Miranda, con Isabella detrás de mí, lloriqueando por su manicura y cabello estropeado.
Espero que esto no llegue a oídos de mis padre, no estoy para un castigo. Pero no niego que se sintió bien defenderme de esa Barbie plástica.
Cuando entré en el salón de detención, que el profesor Miranda se fue, me sorprendió ver a Leonardo, Zafiro, y otros dos chicos que no conocía, también ahí. No conozco mucho a Zafiro y Leonardo, pero la impresión que tengo de ambos me indica que no frecuentan el salón de detención . En cambio, de esos dos chicos no puedo decir nada porque es la primera vez que los veo. Zafiro es la única que nota tanto mi llegada como la de Isabella, las cejas de Zafiro se alzan en un gesto sorprendido. ¿Qué hicieron Leonardo y Zafiros para acabar aquí?
Tomé asiento junto a Zafiro en el rincón en el que se encontraba, viendo de reojo a Isabella ir con los otros.
—No me digas —Resolpló, con una pequeña sonrisa en sus labios—. Isabella Saltzman haciendo de las suyas.
—Me lancé a golpearla —Confensé, haciéndola reír sorprendida—. Hoy no es mi mejor día y lo aprovechó para joder.
—Creo que le rompiste la nariz —Murmura, mirándola de reojo, antes de voltear a verme—. Tal vez necesite una rinoplastia de emergencia.
—¿Tú crees? —Sonreí ligeramente divertida.
Justo en ese momento, la puerta del salón se abrió de golpe, causando mucho ruido y por ella entró Kira. El ruido captó la atención de todos, especialmente de Leonardo quien reparó en mí tras Kira acercarse a nosotras. Procuré no quedarme mirándolo y me centré en mis amigas.
—¡Menos mal que funcionó mi plan para estar aquí con ustedes! —Exclamó agitada, seguramente vino corriendo, tomó asiento entre Zafiro y yo— Tuve que golpear a Frank para que me mandaran para acá —Niega con la cabeza y una mueca en sus labios—. Pobrecito, ahora va a pensar que soy una loca psicótica que golpea a cualquiera sin motivo alguno.
Nos reímos. Kira siempre encontraba la manera de ponerle humor a las situaciones más tensas.
—¿Y tú qué haces aquí? —Le preguntó a Zafiro.
Zafiro suspiró, recostándose al espaldar de la silla.
—¿Ven aquel idiota de allá? —Señaló sin disimulo alguno a los tres chicos junto a la Barbie.
—¿Leonardo? —La pregunta de su nombre salió atropellado y rápido de mi boca, para cuando em quise dar cuenta ya Zafiro estaba negando.
—Su mejor amigo.
—¿Anthon Blackwood?
—Lo golpeé accidentalmente con la pelota en educación física cuando él estaba entrenando y se fue a quejar con su entrenador. Me quisieron traer aquí a detención y les dí un motivo real para eso; le eché una cachetada.
—Por eso tiene la ceja y el labio partido, buena puntería. —Kira lanza una carcajada escandalosa, que hace que los otros se volteen aquí.
En efecto, el tal Anthon tiene heridas en su rostro.
—La ceja fue la pelota, el labio mi mano.
—¿Cómo?
Se alzó de hombros. Zafiro nos miró significativamente y luego hizo un gesto con la mano para que nos acercáramos más, creando una especie de círculo confidencial.
—Mi tío me dijo que el símbolo pertenece a unos antiguos laboratorios subterráneos —Explicó en voz baja—. Hace años que no están en funcionamiento, fueron clausurados creo que por desapariciones extrañas de niños.
—Eso suena de película de terror. —bromeó Kira por lo bajo.
Las tres nos reímos un poco, pero yo no podía dejar de pensar en lo que Zafiro había dicho. Desapariciones de niños. ¿Qué tan relacionado estaba lo que ocultan mis padres, el sobre en el despacho, mis extrañas pesadillas en la que soy protagonista, el símbolo y esos laboratorios? ¿Será que esos laboratorios son el mismo lugar en que se desarrollaba esa pesadilla de la niña de rizos chocolate atrapada dentro de esa cosa con las personas de bata blanca afuera... observando?
—¿Donde está ese laboratorio?
—No me dijo más nada sobre eso.
Antes de que pudiéramos seguir hablando, Leonardo se acercó a nuestro grupo, tenía una pequeña sonrisa. Todas nos quedamos en silencio.
—Hola chicas. ¿De qué hablan? .
—Oh, sí, por supuesto —respondí rápidamente, desviando la mirada—. Todo perfecto.
Tras intercambiar un par de frases más con Leonardo, este fue llamado por el entrenador y salió junto con los otros dos chicos que la acompañaban, incluída Zafiro. Por lo que Kira, Isabella y yo fuimos las únicas aquí.
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Editado: 16.11.2024