Ángel Caído

CAPÍTULO XVI

CAPITULO XVI

En cuanto volteó, aguante la respiración, no podía creer quien era.

No parecía ser uno de esos tipos que fueran a lugares como ese antro de mala muerte.

MATEO

—Bueno días — sonrió, dejo el cuchillo sobre la mesa y se acercó a mi.

— Hola — hablé un poco confundida, ¿Como me había encontrado?

— ¿Te sientes mejor? Cuando te encontré pensé que estabas muerta, estabas llena de sangre y había un cadáver irreconocible a tu lado. Pero tu estas ilesa.

—Si, estoy mejor, gracias — como si me hubieran tirado un balde de agua fría, recuerdos llegaron a mi mente.

Oh mierda.

La he cagado.

— Lamento haberte cambiado sin tu permiso — hablo apenado, se veía muy tierno sonrojado.

—También te di una ducha ¡Pero no vi ni toque nada indebido! — esto comenzaba a causarte gracia. Cada segundo que pasaba se ponía mas rojo.

—Esta bien, — le reste importancia — ¿Que cocinas? Huele exquisito — intenté cambiar de tema.

— Omelette de champiñones, pan tostado con queso crema y jugo o café — me sonrió.

— Vaya, es mi desayuno favorito — le dije, y era verdad, solía prepararselo a mi hermana pequeña cuando nuestra vecina se compadecía de nosotras y nos llevaba algo de comida.

Susurró algo en voz baja, no alcance a escuchar.

—¿Perdón? — pregunté, no había escuchado.

—Nada, olvidalo, ¿Quieres comer ya? — asentí con la cabeza.

Me senté en la silla de la mesa, y como todo bueno caballero, Mateo acomodó  mi silla. Puso un plato con comida enfrente de mi, y sin esperar a que el se sentara comencé a comer, moría de hambre.

Comimos en silencio, pero no era un silencio incomodo, era mas bien tranquilo. Cada quien en su mundo.

Me dio comezón en el hombro y me rasque, sentía que algo faltaba, luego recordé que yo tenia una herida en el hombro.

Me volví a tocar y no sentía dolor o algo similar, empecé a tocar mi pierna, abdomen, cara y brazos, mis mallugaduras  ya no estaban.

—¿Pasa algo? — preguntó Mateo preocupado.

— Se supone que yo tenia algunos golpes pero, ya no los tengo — seguí tocándome, sin embargo no encontraba ni siquiera un rasguño.

—Cuando te encontré estabas asi, te encontré ilesa, libre de cualquier golpe — yo estaba tratando de pensar en lo que había pasado. ¿Como era posible aquello?

Decidí no darle más vueltas al asunto y termine de comer.

En cuanto acabe sonó el timbre Y unos golpes muy bruscos se escucharon en la puerta.

Note como Mateo se tensaba.

Me levanté para ir a abrir pero él me detuvo.

—Tranquila, yo abro, tu eres mi invitada especial — y me sonrió.

Iba a preguntarle si tenia un cambio de ropa para poder cambiarme e irme, pero en eso se escucha un grito.

—¡Tu, maldito! ¡Devuelveme a Abigail o romperé la puta puerta! — esa voz la reconocí, era de Adrik.

— Espera un momento, ya vuelvo — trató de sonar tranquilo, pero su mirada decía otra cosa.

Se dirigió hasta la sala principal y yo lo seguí, quería saber que hacia allí Adrik y por que tanta urgencia en verme.

En cuanto abrió la puerta, Adrik se le tiro encima y comenzó a golpearlo, Mateo también lo golpeaba.

Molesta, jale a Adrik de la camisa para separarlos. Quiso abalanzarse sobre él otra vez, pero yo lo tomé del brazo y negué con la cabeza.

Mateo se levantó y limpio un hilo de sangre que salió de su labio — ahora roto —

— Me llevaré a Abigail, quieras o no — Adrik estaba que echaba fuego por los ojos, casi podía jurar que podía ver una chispa en ellos.

Me empezó a jalar hacia la salida pero Mateo tomo mi otro brazo libre.

— No — Exclamó con voz muy gruesa. No tenia el tono tranquilo que siempre tenia.

— No te aproveches de que ella no recuerda nada, ella te odia y lo sabes —soltó con veneno Adrik. Mateo se puso tenso y poco a poco fue soltando su agarre, su mirada se perdió por un momento, yo estaba confundida, no entendía nada.

Adrik me volvió a jalar pero la voz de Mateo hizo que detuviera a Adrik, al parecer tenia muchas ganas de salir de allí, por que me jalo con mas fuerza, pero yo me zafe de su agarre.

—¡Espera! Deja que se cambie, por si aún  no lo has notado, esta en camisón, — me miré y era verdad, no lo recordaba por todo este show —Abby, permite que te de un cambio de ropa — yo asentí y fui con él.

Llegamos a el mismo cuarto en el que desperté. Abrió el armario y sacó un vestido.

Era un vestido blanco y sencillo, era muy lindo.

Entre al baño para Cambiarme, el vestido me llegaba un poco mas abajo de la rodilla. Cuando salí del baño Mateo no estaba. Me dirigí hacia el peinador para verme un poco, pero una caja pequeña llamo mi atención. Tenia una nota que decía:

"Para mi ángel, Abigail."

Lo abrí, era una ala plateada, era uno de esos collares de 2 piezas que se complementan, me lo puse, acomode mi cabello y salí de allí.

Los encontré a los 2 en la sala, parados, al parecer habían vuelto a discutir por que cuando llegué se callaron al instante.

Los 2 Me miraron, Adrik sin ninguna expresión y Mateo con tristeza. Me despedí de él con un gesto, Adrik tomó mi brazo y me saco a rastras de esa casa.

ME ENLOQUECÍA POR COMPLETO, ERA TAN HERMOSA


 


 




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