Ángel Caído

CAPÍTULO XVIII

CAPITULO XVIII

Escuché un disparo, venía de la oficina de John, inmediatamente regresé.

Él no podía morir, no estaba preparada. En cuanto el muriera todo el peso caería sobre mi.

Corrí hasta llegar a su oficina y sin tocar abrir la puerta.

El cadáver de McAllen estaba en su silla, tenía un disparo en la frente. Pero había algo muy increíble.

Estaba sonriendo y mostraba tranquilidad.

Tome su saco que estaba en el perchero y lo coloque en su cabeza. Mire bien y la ventana que siempre solía estar cerraba, estaba abierta.

El vaso con el que había tomado estaba en el mismo lugar en que lo deje, pero McAllen traía en su mano el suyo y una colilla de cigarro al lado.

Por un momento pensé que era un suicidio, pero había muchas pruebas de que no lo era.

1.- La ventana.

Llevo varios años trabajando con él y jamás había abierto su ventana.

2.- El arma.

No había ningún arma que diera a entender que se había suicidado. Siempre tenia algunas en su escritorio pero,

¿como hubiera guardado el arma de nuevo ya muerto?

Eso sería demasiado increíble.

3.-El jamas desperdiciaba un cigarrillo.

siempre lo terminaba y el que esta en su escritorio esta a medias. Siempre se quejaba que eran muy caros y aprovechaba hasta el ultimo gramo de nicotina.

4.- Estaba sonriendo reflejaba paz, como si estuviera contento de haber cumplido con todos sus sueños y metas.

Y de una cosa si estaba segura.

Vengaría sin piedad alguna la muerte de McAllen.

Y no era una amenaza.

Era una promesa.

A pesar de ser un bastardo, el fue quien me tendió la mano cuando fui traicionada por mi pandilla.

Aun recuerdo como me salvo de ser vendida para llevarme a un prostíbulo.


.

La pandilla tenia deudas, y que mejor que vender a Abigail. Era hermosa y tenia el cuerpo perfecto.

Un día mientras yo dormía tranquilamente en una de las literas del los dormitorios fueron hasta alli para llevar a cabo su plan.

Me ataron y drogaron para poder venderme, la carne fresca se paga muy bien.

Y mas si la carne es de buena calidad.





 

Cuando estuvieron a punto de venderla en el prostíbulo, se escucharon disparos.

Era McAllen y su gente. En ese entonces McAllen quería expandirse y se apoderaba de pequeñas mafias.

La salvo de ser vendida y le dio trabajo.

También le dio el placer de vengarse de los que la vendieron. Disfrutó su tortura. Sus gritos eran musica para Sus oídos.


.

Tomé  sus teléfonos que estaban en los cajones y envíe un mensaje a cada contacto.

"Abigail Amici, esta cargo ahora. "

Y lo envíe.

Todo sera por usted.

Señor McAllen.

Y esta vez, voy con todo.

SI CORRES TE BUSCARE, SI TE ESCONDES TE ENCONTRARÉ


 


 




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