CAPÍTULO XX

CAPITULO XX

Despertó por unos golpes insistentes golpes en la puerta y gritos de que saliera.

Como pudo se paró y fue a la puerta, la abrió, le dijo que ya salia al recepcionista y le cerró la puerta en la cara sin siquiera dejarle hablar.

Recogió la mochila dejando las botellas y los empaques casi vacíos y salió, entregó las llaves y fue a su departamento.

Al ver que no estaba nadie, recogió rápidamente sus pertenencias y salió  tan pronto como llegó.

Fue al aeropuerto y compró un boleto. Mientras esperaba miró los mensajes de su celular.

Eran de ellos.

MENSAJES

¡Abby, donde estas!

Abby ¿estas bien?
¿Por que no contestas
Los mensajes?

¡Abigail contesta!
¡Nos tienes muy
Preocupados!

Abby, si lees esto,
Llámame por favor.

Aunque me costará aceptarlo.  

Los iba a extrañar.

Y más de lo que debería.

Le envíe un mensaje a cada uno diciendo:

"Se han metido en mi corazón más  de lo debido, los voy a extrañar. Los cuidare de lejos, soy mala para ustedes. Los quiero."

Enviar

Ellos se metieron en mi vida.

Los iba a extrañar.

Y como dije, los iba a estar cuidando de lejos.

Espere el vuelo y subí sin mirar atrás.

Era mejor así.

Yo los pondría en riesgo si estuvieran conmigo, y era lo menos que quería, que sufrieran por mi culpa, suspiré y me dispusé a buscar mi asiento.

Lo encontré y me senté. Me coloqué  mis auriculares ignorando a todo mundo ya que seria un vuelo largo.

Si creía que lo que estaba pasando era de locos, no se quería ni imaginar lo que venía, solo tenia que ser paciente.

Era cuestión de tiempo para que lo peor pasara.

Y algo le decía que no faltaba mucho para ese momento.

En un lugar, sombrío y oscuro, se escuchaban gritos y risas malévolas.

Se encontraban 8 criaturas. Estaban en un comedor.

Una gran sombra encabezaba la mesa.

—Padre, esto se nos esta saliendo de las manos — habló uno dejando ver su rostro. Tenia unos grandes colmillos y sus ojos eran rojos.

—Es verdad, ese ángel apareció y esta echando todo a perder — Se metió otro.

El mayor dio un gruñido feroz y poco a poco la poca luz dejo ver su la mitad de su rostro.

—Traten de hacer que ella recuerde lo mas pronto posible, y si no es así, traiganla. He esperado por cientos de años por este momento. No puedo esperar mas. La anhelo a mi lado.

—Pero y ¿si la asustamos? Recuerda que nosotros somos sus — él hombre calló a su hijo con una bofetada que lo mando a estamparse contra la pared, él afectado dio un quejido de dolor y una mirada de odio a su creador.

— No digas estupideces soberbia, ella los recordara, es su madre, tiene que hacerlo.

—Esta bien, como digas padre —y la figura de los 7 demonios desaparecieron dejando a su padre sólo.

—Te encontré, he esperado demasiado por ti, no te dejare ir.

Y el hombre desapareció en las penumbras.

GRACIAS POR CONVERTIRNOS EN UN "NOSOTROS."