Ángel Caído

CAPÍTULO XXI

ADRIK

En cuanto dejé a Abigail en donde me dijo, quise espiarla, pero en eso recibí y una llamada.

—Soberbia, ven inmediatamente.

—¿Que pasa gula? ¿Sucedió algo? —me preocupé.

—Es nuestro padre, quiere vernos. Ya — no me daba buena espina.

—Bien, voy para allá — arranqué la camioneta y me fui hacia nuestra casa.

En cuanto llegué, fui a la sala, todos estaban allí. Me dirigí a mi respectivo lugar, y pereza con su poder, nos fue durmiendo poco a poco hasta dormir a todos nosotros y llevarnos hasta nuestro hogar.

El infierno.

                                                                       

Cuando volvimos al mundo real, Desperté y me dolía mi mejilla.

Maldito,el golpe fue tan fuerte que logro hacerle daño a mi cuerpo aún así.

Sonreí.

Sabia que mamá era peor.

logró domesticar a papá siendo él más  poderoso.

Habíamos tardado mas de 2 horas allí, por lo que decidí llamar a Abigail, aun no me acostumbraba a decirle así, era raro.

Le llamé pero no contestó.

1..2...3...5...10 llamadas y no contestaba. Alerté a los chicos e inmediatamente comenzaron a llamarla y enviarle mensajes.

Esto no podía estar pasando.

No otra vez.

No la podíamos perder de nuevo.

Sin decir nada, fui a buscarla hasta donde la había dejado.

Busqué calle por calle pero no la encontré.

¿Donde podría estar?

La empecé a buscar por toda la ciudad, pero nada.

Ella era única. Tenia un extraño don para no ser detectada.

El día que fui a buscarla con ese estúpido Ángel fue por que algunos de mis demonios vieron como se la llevaba y nos notificaron.

La buscamos toda la noche y nada. Hasta que me llego un mensaje, pensé que era de uno de mis hermanos diciendo que ya la había encontrado, pero lo que leí, me dejo en blanco.

Era un mensaje despidiéndose.

Sin pensarlo fui hasta su departamento, creo que todos pensaron lo mismo ya que fui el ultimo en llegar. Pero ella no estaba. Pero su esencia delataba que había estado allí hacia un par de horas.

Fui hasta su habitación y abrí los cajones.

Sus cosas ya no estaban.

Tiré cajón tras cajón tratando de buscar algo de ella que me dijera que era mentira.

Pero nada.

Caí al suelo y comencé a llorar.

El recuerdo de haberla visto por ultima vez antes de ser asesinada vino a mi  mente.

Su delicada voz cantando una canción que recuerdo vagamente, cantandome y meseandome para dormir. sin saber que seria la última vez que la vería.

Aun recuerdo esa única vez que vi llorando a papá.

Estaba llorando frente a el cuerpo de mamá.

El jamás nos dejo verlo. Fue una de las promesas que le hizo a mamá.

Ella quería que la recordáramos como la ultima vez que nos vimos.

Tranquila y con una cálida sonrisa.

—!Pereza! — rugí.

—Ya mismo lo hago — Y Nos empezó a dormir.

Llegamos de nuevo al infierno y buscamos a Lucifer, Nuestro padre.

Él se encontraba como siempre viendo desde una de las grandes ventanas como las almas condenadas sufrían y eran torturadas por el resto de la eternidad.

Tomaba una copa de vino.

— Padre...

—Lo se, los he escuchado — él dio un gran trago a su copa de vino y luego nos miro.

— Busquenla — dobló y lanzó la copa de oro a la pared.

— Pero padre, ya la buscamos y no la he—

—¡Busquela! — Gritó.

Sus colmillos de oro y sus alas negras comenzaron a aparecer. Todos asentimos y pereza nos devolvió a la tierra.

Madre, te encontraremos. A si sea lo ultimo que hagamos.

ESTE SOLO ES EL FINAL DEL PRINCIPIO


 


 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.