Ángel Caído

EXTRA II

FLASHBACK

Una bella chica de cabello negro azabache y corto estilizado. Vestía un hermoso vestido blanco, junto a un pañuelo que cubría su cabeza y parte de su rostro.

La chica entraba a las penumbras de un cementerio.

Después de unos minutos buscando la tumba a la que visitaba, finalmente la encontró, se acerco a hasta ella aminorando cada vez más su rapidez hasta dar pequeños pasos quedando frente a la tumba.

La muchacha puso un ramo de flores rosas en esta.

—¿Recuerdas que estas eran tus favoritas — habló por primera vez la joven, una pequeña oscuridad impedía ver sus sus ojos, solo se podían ver las lágrimas que salían de estos y un rostro neutro.

— Yo aun lo recuerdo, habías leído un libro de flores que encontraste en el cuarto de mamá tirado, leíste que en idioma de las flores estas significan "la ausencia de maldad" y eso era lo que tu y yo queríamos, estar lejos de toda esa maldad, no fui lo suficiente valiente para sacarte de esa casa, es mi culpa todo lo que paso — las lágrimas eran cada ves mas gruesas, se acostó en la tumba y la abrazó, se apego a ella suavemente.

— ¿Sabes también porque me gustaba a mi? Por que son como tu, bellas, delicadas y muy muy especiales, no había muchas personas como tú, además, también tiene otro significado que jamás te dije, no le tome importancia así que nunca te lo conté pero que también era algo con lo que compartían, "ingenuidad".Tu eras demasiado ingenua e inocente, trate de protegerte de todo lo malo pero al final no pude... — y finalmente su voz se rompió, descargó todo lo que traía, toda esa tristeza y culpa, dolor y decepción. Lloró, gritó y pataleo como una niña pequeña, jamás podría olvidar su culpa por la muerte de su hermana.

Su pequeña Beth.

Daría todo por volver a ver esa bella sonrisa e inocencia.

Pero por más que llorara y clamara a dios, sabia que eso no la volvería a la vida.

La chica se acomodó de nuevo sentándose y miró de nuevo la lápida.

Arrancó el pañuelo que traía y lo lanzó  lejos, tomó la pequeña cabellera negra y la jaló quitando esa peluca dejando ver un hermoso cabello castaño al fin dejando ver sus ojos y su maquillaje, que se encontraba corrido.

— Esto es lo que soy pequeña, soy una asesina — se levantó con la peluca entre sus manos de su vestido sacó una pistola.

— Me voy por un tiempo, pero antes de irme quiero saldar cuentas — sonrió de manera siniestra y disparó al cielo 3 veces y después apuntó hacia un punto en especifico.

— Dos y va uno — en eso el resplandor de la luna alumbró un cuerpo sin vida de una mujer, le faltaban algunos pedazos de su piel y estaba desfigurada, solo un largo Cabello castaño y su pequeña estatura daban por hecho que era una mujer.

Lo demás estaba irreconocible.

— Esa basura nunca fue nuestra madre — habló con rabia y veneno — ¡Ella nunca nos defendió ni se preocupó por nosotras! — gritó enfurecida y llena de dolor — ¡Te mereces todo lo que te hice, maldita infeliz! — sacó su arma de nuevo y le comenzó a disparar al cuerpo inerte hasta que el arma se quedo sin balas. Cayó de rodillas al suelo y tapó su rostro llorando de nuevo.

— Regresare pequeña, y esta vez regresare con todo. — se levantó y fue hasta su auto, sacó una una botella de ron y camino de nuevo hasta el cadáver de aquella mujer y la miro con asco.

— Espero y te pudras en el infierno, zorra — pateó el cuerpo con mucha fuerza tirándolo de lado y le dio otro gran trago a la botella sintiendo el ardor que le daba a su garganta. Tiro el resto de la botella al cadáver en pésimas condiciones empapándolo, sacó un encendedor y un cigarro, lo prendió y le dio una gran calada, tomó  una distancia prudente del cuerpo y le tiró el encendedor, este casi al instante  encendió rápidamente, la mujer solo veía la escena fumando su cigarrillo.

No había arrepentimiento o miedo en sus ojos, solo se reflejaban las llamas en ellos.

Volvió a su vehículo después de despedirse de su hermana y se colocó  de nuevo la peluca. Manejó por algunos minutos hasta llegar a un avión privado.

— ¿Ya estas lista cariño? — esta asintió subiendo a el avión.

— ¡Listo capitán! Vámonos — gritó el hombre con entusiasmo para después cerrar la puerta, después el avión fue despegando poco a poco.

MIRA CUANTO DAÑO ME HAS TENIDO QUE HACER PARA QUE MI CORAZÓN ESTE DE ACUERDO CON MI MENTE


 


 




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