Ángel Caído

CAPÍTULO XXIII

CAPITULO XXIII

Miré a mi alrededor, estaba en oscuridad absoluta, no veía nada.

Ya estaba muerta.

Una mierda menos.

Aun sin ver nada comencé a caminar con cuidado tratando de no chocar con algo, si es que había.

Me detuve en cuanto vi una luz, pero esta no era blanca, era roja, casi dorada.

Comencé a acercarme hasta que sentí como si algo o alguien me llamara y empecé a trotar, para después correr cada vez más y más rápido sintiendo mi corazón a mil.

Cada vez que me acercaba la luz se hacia más grande y mas potente, hasta llegar se veía una entrada pero sin puerta.

Me detuve de golpe y comencé a caminar como al principio.

Entré por la entrada y lo que ví me dejó congelada.

Había gente siendo torturada por demonios en todos lados, gritos y risas malévolas se escuchaban por todos lados.

Comencé a caminar despacio hasta adentro, acepté mi destino, tenia que pagar por todos los pecados que había cometido en la tierra y que sinceramente no me arrepentía.

Me adentre más y todos me miraban, miradas oscuras y otras de piedad.

Los que eran torturados me hablaban, hablaban un idioma demasiado rudo y se escuchaban aterrador.

Seguí caminando sin mirar a los lados esperando a que algún demonio se acercara a mi y comenzará con mi condena, sin embargo todos me miraban pero nadie se acerco hacia mí.

Seguí caminando confusa por lo que estaba pasando pero me mostré neutra.

En mi recorrido después de estar un par de minutos caminando por fin un ente se acercó hacia mi y me miró con demasiado odio, era grande y deforme, toda su piel estaba quemada y portaba un trinchero en su mano derecha.

— Siga en camino recto hasta pasar todos círculos que se encuentra allá para llegar hasta el castillo, el amo la espera — y dicho esto se dio la vuelta y se fue.

Con aún más dudas en la cabeza mire hacía donde me había indicado y mire con un circulo formado de fuego, la única forma de cruzarlo era pasando por él, pero algo me decía que no saldría ilesa.

Después de meditar la idea decidí cruzarlo arriesgandome a quemarme gravemente, pero se veía que no era un fuego cualquiera, este media mas de 2 metros y estaba en el rojo mas resplandeciente y amenazador que había visto.

Pero total, ya no tenia que perder.

Ya estaba muerta.

Con lentitud me fui acercando y lo toqué, sin embargo este se alejó de mi haciendo una brecha en donde se encontraba mi mano.

Metí también un pie pero pasó lo mismo que con mi mano, el mismo demonio que me había dado instrucciones se volvió a acercar a mi y volvió a hablar con su voz tan tétrica.

— Las llamas del infierno no tienen permitido tocarla, señora, es una una orden del amo — cuando iba a preguntar por qué, desapareció delante de mí.

Tenía tantas preguntas en mi cabeza que comenzaba a marearme.

Decidida, terminé de pasar todo mi cuerpo por  las llamas de fuego y seguí caminando.

Y esta vez lo que ví si me asustó.

Habían muchos demonios, todos reían y bailaban, disfruraban torturar a las pobres almas que lloraban, joder si que era aterrador.

Respire para calmarme y cuándo al fin me tranquilice, o al menos un poco, seguí caminado sin mirar a los lados los horribles actos que se estaban cometiendo.

Pasé los otros 5 círculos sin mirar lo que pasaba, pero los gritos que emitían para pedir piedad lograban ponerme los pelos de punta.

Cuando pase el séptimo círculo sin problema alguno divisé el castillo.

Era de enorme, contaba con más de 10 pisos.

Caminé hacia el sin prisa alguna.

Tal vez aquí encontraría las respuestas a todas las dudas que tenía.

Fui hasta la puerta y cuándo estuve a punto de tocar, la puerta se abrió sola.

Pasé con cuidado, como si quisiera pasar desapercibida, para que no notaran mi presencia y se dieran cuenta que una intrusa había entrado a su casa sin su permiso.

Estaba casi todo oscuro, se podía ver muy poco, estaba examinando todo lo que la escasa luz me dejaba y pensando como me recibirían los dueños, hasta que una voz interrumpió mis pensamientos.

— Al fin haz llegado cariño, te estábamos esperando.


 


EL QUE BUSCA LA VERDAD, CORRE EL RIESGO DE ENCONTRARLA.




 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.