Angel: Dead & Love

ENTRE EL BIEN Y EL MAL

Jake cerró bruscamente las cortinas – ¿Qué hago? – preguntó invadido por el miedo debido a lo que Pam le había le había dicho a cerca de Dan –por lo pronto debes mantenerte ocupado, no darle oportunidad para que se te acerque– le dije intentando estar tranquila –estaremos a salvo mientras que no caigamos en sus juegos, intentara de todas las formas hacerte caer, así que debes estar atento– agregué. Jake me miró sorprendido – ¿ocupado? ¡Y como se supone que me mantenga ocupado si hoy no tengo que trabajar! – Replicó ansioso – ¡no lo sé! – le dije asomándome por la ventana, sorprendida por la desaparición de Dan –no sé a dónde se fue, pero sí sé que debe de estar rondándonos– Jake se llevó las manos a la cabeza y dio un par de vueltas por el living – ¡genial! No solo soy acosado por fantasmas, sino que además, tengo que huir de demonios, ¡Ni Max me lo creería!– dijo dejándose caer sobre el sofá.

–No sé cómo me metí en esto– replicó Jake, yo me limitaba a pensar en cómo librarlo del peligro, me sentía ahora responsable por él, su seguridad ahora también estaba en mis manos, y si yo no era capaz de mantenerlo a salvo, entonces, creo que mi destino también estaría en riesgo –ya pensaremos en algo, por lo pronto, debes tener en cuenta que Leo no debe saber que puedes verme, tienes que disimular cuando estemos con él– le advertí a Jake –¡está bien! pero dime que no me vas a dejar solo, ese Dan puede venir cuando más distraídos estemos– dijo suplicante –lo que menos debemos hacer es temerle, si el percibe tu miedo, será mucho más sencillo que se presente ante ti– eso es raro que Pam y Wood me habían dicho la primera vez que Dan se había presentado –¿y entonces que se supone que haga? – preguntó intrigado y yo no supe que contestarle, el caso es que Jake me suplicó que no lo dejara solo, así que decidí quedarme con él mientras León trabajaba.

Pasé toda la noche junto a Jake temiendo que Dan entrara en sus sueños, ya saben, los fantasmas no dormimos. No sentí como se fue la noche, cuando miré el reloj, ya eran las 6:00 am, hora en que terminaba el turno de León. Desperté a Jake –tengo que irme, León está por llegar a casa– Jake se cubrió la cara – ¡Jake! ¡Me voy! – Jake se incorporó sobre la cama y frotó sus ojos –creí que había sido solo un sueño– dijo sonriendo –no fue un sueño y tenemos que proteger a Kev– dije levantándome –de acuerdo, pero no te olvides de que tienes que explicarme muchas cosas– se levantó de la cama y se dirigió a la ventana –es hora de alistarme– dijo y se dirigió hacia la ducha.

Yo regresé al departamento, León aún no regresaba, era raro, pero sabía que él estaba empezando de nuevo, necesitaba cambiar de costumbres y aceptar su nueva realidad, no era tiempo de preocuparme, era tiempo de actuar y hacer algo que impidiera que Dan pudiera siquiera acercarse a León. Ya que León no estaba en el departamento, decidí acompañar a Jake hasta su trabajo, me había quedado muy preocupada y sabiendo que Dan lo rondaba, no quería dejarlo solo.

Tenía tantas ganas de sentirme “normal” una vez más, que decidí caminar hasta el hospital, pasé por las calles que León suele frecuentar, así me encontraba con él y podría regresar a su lado. El día estaba muy soleado, Jake caminaba rápidamente aunque por obvias razones no podía hablar conmigo. Era viernes por la mañana, la gente de la ciudad gusta de caminar por las calles antes del almuerzo por lo que no podía dirigirle la palabra, además de que el mismo Jake me lo había advertido.

Caminaba junto a Jake cuando Wood y Pam se unieron a la caminata – ¿A dónde vas? – preguntó Wood–solo acompaño a Jake hasta su trabajo – ¿y Leo? – Agregó Pam–no estaba en el departamento, no tengo idea de a donde pudo haber ido– Pam se detuvo frente a mí –tienes que estar pendiente de él, créeme que Jake sabrá que hacer llegado el momento, además, al igual que todos, siempre tiene compañía– dijo Wood sonriendo – ¿compañía? – dirigí la mirada hacia Jake. Lo que vi fue sorprendente. Junto a él, caminaba otro ángel. Con las alas tan blancas como las de Pam y Wood, alto y de cabello rizado. No pude ver su rostro, pues irradiaba una luz cegadora – ¿Cómo es que siendo tan llamativos, cuando estamos vivos, los humanos no podemos verlos? – Pregunté sin poder comprenderlo –es decisión de ustedes, están tan ocupados atendiendo cosas de su mundo que se olvidan de que nosotros estamos siempre ahí– respondió Wood encogiéndose de hombros.

Miré a ambos y sonreí – ¿Por qué yo tengo dos? – Cuestioné –Pam sonrió conmigo –no es que tengas dos ángeles. Al igual que yo, existen otros que vigilan que todo sea como debe de ser, ahora yo estoy contigo y WOOD, y hay otros que están con Kev, con Jake, con Max y con cada uno de los humanos que habitan la tierra. Hay ángeles que jamás se separan de ustedes, Wood es el tuyo, y existimos otros que vamos de un lado a otro, vigilando que los demás hagan su trabajando como debe de ser– dijo Pam sin dejar de mirar a Jake – ¿o sea que eres el jefe de Wood? – Ambos rieron –aquí no hay jefes, solamente jugamos diferentes roles para controlar esto que se llama “vida eterna” – finalizó Pam y después desapareció.




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