Daniel
Terminando de empacar lo necesario para el viaje decido en irme pero la voz molesta de mamá me detiene.
—Daniel y es en serio lo de ese viaje junto a esa chica.
—Si madre, ya te lo había comentado.
—Eres muy joven para demasiada carga, lo mejor es alejarte.
—¿A que viene eso?—quise saber indignado
—A que tu no puedes tener una novia discapacitada, eres muy joven lleno de vida, quizás te enamores de alguien más, de una persona completa que pueda ver todo de ti y incluso luchar a tu lado-Niego bufando.
—Mama creo que tus expectativas son negativos. Dime tus padres te obligaron a estar con alguien que no amas.
—¿Por qué me cuestionas?
—Tu misma elegiste a mi padre y el estuvo para ti en todo momentos, pienso yo que el amor llega completo e incompleto, no debes hablar de esa manera, amo a Cristal, ni tu, ni nadie me alejara de ella. Pienso que estas siendo muy injusta con ella, no creas que permitiré que me manipules, si tu no estas de acuerdo entonces solo aléjate y déjame ser a mi lo que quiero ser.- Mi madre tienes los ojos firmes en mi. Camino hasta la puerta pero ella nuevamente habla.
—Recuerda que a causa de ella estas lleno de cicatrices que no se borran. Aún tienes pesadillas que te levantan gritando y su nombre es lo primero que sale de tu boca. No puedes lidiar con ella, porque estás dañado y no podrás guiar a otro ser con los mismos demonios persiguiéndolos.
—Lo siento mucho madre, te amo pero ya estoy suficientemente grande para que tu manejes mi vida.— sin esperar a que ella siga hablando, salgo de la casa a toda prisa, subo al coche de mi papa y arranco a toda velocidad.
Mi madre piensa que soy débil o que necesito su aprobación en cuanto a Cristal. Se que hay noches en que el pasado llega a mi y me golpea sin embargo puedo manejarlo y se que ayudare a mi novia a olvidar todo el tormento del pasado.
Trato de pensar con la cabeza fría, necesito cambiar las cosas para que Cristal vuelva hacer la de ante, lo único que deseo es verla feliz a mi lado cómo debe ser, como lo planeamos cuando éramos dos pequeñines, la amo tanto qué lo único que deseo es verla sonreír y ser feliz, Quiero que mi ángel caído se levante a volar libres sin preocupaciones, sin ningún demonio detrás de ella persiguiéndola. Alejarse de esas pesadillas que en cada momento la atormenta y que al día siguiente se lastima creyendo que eso sería una solución, mi chica piensa que la vida se le acaba por esos malditos recuerdos. No permitiré que ella piense más de esa manera, y tampoco permitiré qué se inmiscuyan en mi relación con Cristal.
Sin dame cuenta estoy llegando a la casa de los padres de mi novia. Aparcó el coche enfrente de la gran casa, antes de bajar presioné el seguro y luego baje, le informo al guardia qué vengo por Cristal y sus hermanas él, pide mi nombre y luego avisa por el intercomunicador, a lo que el abre las grandes rejas, entro al interior de la casa, la señora Cariza me saluda y junto a ella su esposo.
—Las chicas ya están listas, pronto bajaran.—Me notifica mi suegra.
—Ya sabes, es tu responsabilidad cuidar de las tres—Esta vez habla Don Arthur, palme mi hombro, mientras tanto Asentí repetidas veces.
Las chicas bajan de las grandes gradas. Mis ojos permanecen en mi novia ella tan bella con su camiseta rosa y su short corto, su tenis hace juego con lo que anda puesto. Todo lo que se viste le queda perfecto.
—Niñas no deben hacer esperar a Daniel— Les dice Arthur, ellas gritan desesperada, se me acercan y palmean mi hombro.
Mi novia esta aun lado de su madre ambas están sonriendo por algo que le comento Don Arthur.
—Daniel, ya estamos más que listas—Responde una de las Gemelas sacándome de mis pensamientos.
—Okey debemos irnos ya— Me acerco a mi chica depósito un beso en su mejilla y al ella despedirse de sus padres la ayude a caminar hasta donde deje el coche.
—Cómo estás mi amor te extrañe estos días no te imaginas cuánto—Expreso con sinceridad, no lo pude hacer enfrente de sus padres por pena a que me reprendan.
—Yo también te extrañe Demasiado, estoy contenta porque por fin podremos estar juntos y salir de la rutina diaria— Acaricio su mejilla dejando un beso, las gemelas ríen tirando piropos, una de las chicas sube al coche pero la otra que creo que se llama Cassandra me pide que espere a su novio, a lo que le digo que si, a los minutos un auto se detiene y el novio de Cassandra baja junto a un chico. La gran sorpresa es cuando veo a Camilo el amigo de mi novia.
—¿Hola chicos estamos listo?—Pregunta el novio de mi cuñada.
—Más que listas, bueno me iré con mi novio, Daniel llévate a Cris y a Cass, debemos llegar juntos.— Asentí sin dejar de ver al tal Camilo.
El Camilo se le acerco a Cristal y la saluda con un beso en la mejilla. A lo que mi chica se sobre salta sorprendida.
—Debemos irnos, las horas están pasando—Mi tono de voz fue molesto, el tal Camilo se alejo de mi novia y luego se despido, subió al coche de su hermano pero antes me miro con arrogancia.
¿A que se debe eso?
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—¿Daniel pasa algo?— Pregunta mi novia dudosa.
-No pasa nada, es hora de irnos.-de lejos observo a mis suegros saludarnos, hago lo mismo y luego decido en que debemos irnos.
Ayudo a mi chica a entrar al coche, Casseling esta con el audífono puesto y con los ojos cerrados, le ayudo a Cristal a colocarse el cinturón ella sonríe levemente. Me pongo en marcha y mientras tanto dejo un suave beso en el dorso de su mano.
En el proceso del viaje le contaba anécdotas de lo que viví en Colombia a mi chica, ella reía y pedía que le contara más, luego le comente sobre mi abuelo uno de los más grandes Jaque de Colombia. Ella no paraba de hacerme preguntas, incluso me pregunto si antes de ella tenía alguna novia, a lo que le respondí un no, porque era así. Nunca pude olvidarla desde mi niñez hasta esta edad y también se lo hice saber, no le pregunte cosas de su pasada después de aquello ya que eso sería revivir las heridas que se están tratando de cerrar.