Angeles de la guardia

Capítulo 8

O sea, deja que recapitule - Me levanté de la silla en la que estaba sentada y empecé a enumerar - Somos como una mezcla de ángeles y demonios, somos la liga de justicia de la vida real y le caemos mal al gobierno, ¿lo he dicho bien?

-Nop - Mi primo se me acercó a mi mientras mordía una manzana - Es mgmkf gmgmg njdsjdj futojko

-No te entiendo, intenta no hablar con la boca llena por favor

-Lo que quiere decir tu estúpido primo- dijo mi hermano- Es que es más bien como una liga de fútbol. Somos varios equipos intentando ganar, aquí lo que ganamos es ir al equipo nacional de los Ángeles Guardianes..

-¿Como que una selección nacional? Tipo selección nacional para jugar un mundial?

-¿mundial? Jajaja - Esta vez fue Ignacio quien respondió - Ojalá fuera tan fácil

-¡Por favor, si tu nunca has ido! - Marco se levantó y dirigió a mi primo - Flipao - dijo mientras le abofeteó en la espalda, a lo que mi primo respondió con otro

-Deja de ser como niños y explícarme más - Interrumpí su lucha de niños pequeños.

-No podemos - Ignacio negó con la cabeza mientras se revolvia el pelo - "Asuntos gubernamentales" - levantó las manos como si se estuviera burlando del gobierno

-Bueno, algo si que podemos, ¿no? - Marco miró a mi primo en modo de pregunta

-Nop son las reglas - Mi primo me miró con una sonrisa sospechosa en la cara- Pero, ¿sabes lo que podemos hacer?

-Nop......

-Podemos entrenar, ya que eres de la familia oficial,qué mejor que prepararte- Ignacio se levantó de la silla y me miró - Venga vamos, ¿a qué esperas?

-Yo que tu corría o mañana no te vas a levantar de la cama - Me aseguro a Marco y por supuesto, le hice caso, mala decisión

-¿A qué espero? A que me pilles?- me levanté lo más rápido posible, escuché a mi primo y a mi hermano reír, lo cual me motivó aún más a correr. Empecé a correr por el pasillo directa hasta la puerta que conduce a la calle, porque obviamente no iba a correr por las escaleras que si no hacía strike, seguí corriendo cada vez más cansada. Esto me pasa por dedicarme a no hacer nada. Llegué la puerta suspirando y intente de abrirla.

- Mierda, no soy capaz de abrirla, me resbalan las manos- "Cómo era posible sudar tanto, Dios mío"

- Si quieres, te ayudo yo - Mi primo está apoyado en la pared del pasillo.

-¿Cómo coño has llegado hasta ahí? ¿Y cómo estás como si nada?

Suspiré cuando la puerta se abrió y seguí corriendo, o intentándolo porque me estaba costando mucho correr. ¡Dios mío! ¿quien tuvo la idea, mi hermano? Lo voy a matar. Me desvié y empecé a correr por la hierba, ni loca pensaba subir corriendo la cuesta que lleva al centro. Seguí corriendo, o arrastrandome mas bien dicho, escuché los pasos de mi primo por detrás, el cual no parecía que estuviera corriendo. Me frené en seco, o corríamos los dos o no corría nadie.

-¡Qué vago eres! No eres capaz correr, vas a ser capaz...

Me callé cuando vi a mi primo correr hacia mí. No me dio tiempo a escapar porque mi primo se lanzó sobre mí haciéndome cosquillas.

- ¡¡¡Para!!!! Ignacioooooo!!! ¡¡¡¡Me vas a tirar!!!

- ¡Na! Mentira

No me me hizo caso, pero al final la que tuvo razón fui yo, obvio, porque ambos acabamos tirados en la hierba. Aún que el seguía haciéndome cosquillas, yo estaba atenta a otras cosas como no ruborizarme, lo que no entendí. Tal vez no debería estar pensando en esto, como si fuera mi mejor amigo, además de mi primo, pero la verdad es quién no se sonroja cuando un niño cae sobre él, ¿verdad?

- ¡Joder, para! ¡¡¡In Ignacio por yaaa!!! ¡¡Me estoy ahogando!!

Y no, no se detuvo, así que lo abofeteé o le di una patada, no sé, tal vez ambos. Lo bueno es que dejó de hacerme cosquillas, lo malo es que se separó de mí.

- ¡Qué bofetada me has dado! - Al final no fue una patada...

- ¿Perdón? Lo hice sin querer - "Mierda"

- Bueno, después de haberlo hecho sin querer, me has esforzado mucho. Por cierto, te he pillado, tenemos que entrenar.

-¿Ahora? No podemos quedarnos aquí, descansando.

-Me dijiste que...

-Sé lo que te dije ...- lo detuve antes de añadir algo más - pero he corrido más que en toda mi vida, ¿estás seguro de que no podemos quedarnos y mirar las nubes? Mira esa bonita, parece una dragón.

Finalmente aceptó. Ambos nos acostamos en la hierba y empezamos a decir las formas de las nubes, puede sonar un poco infantil, pero era lo único que mi cerebro podía usar en este momento.

-Mira, ese tiene la forma de un unicornio

-No, ese tiene la forma de un mojón - dijo mi primo - ¿Dónde ves un unicornio?

-Chico, la imaginación no es lo tuyo, ¿verdad? -Exclamo

-Oye, ¿sabías que los unicornios realmente existen?

-¿En serio? Estoy seguro de que son preciosos

-Sí - Ignacio resopló en voz alta - ¿Cómo puede ser que en un mundo tan cruel haya cosas tan hermosas?

-¿Qué tan correcto estás? Juro que lo escuché susurrar algo, pero no sé qué, tal vez fue algo, como "Y tengo razón". No sé si es que dijo algo más.

-Una cosa que te prometo es que algún día te llevaré a ver un unicornio

-Lo tendré en cuenta




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