El viento soplaba. Abrí los ojos y el panorama era completamente desconocido. En mi mente hacían estruendo un par de preguntas: "¿dónde estoy?", "¿Cómo llegue aquí?". Y la más incesante "¿Quién soy?". Con más preguntas que respuestas, me levanté decidido a explorar los alrededores en busca de algo que me ayudase.
Caminando por los alrededores de aquel lugar donde había parado a despertar, me percate de tres cosas, primero, que aquel lugar era un amplio bosque lleno de animales, vegetación y totalmente despoblado de humanos. Segundo, aquellos animales hasta donde alcanzaba mi vista, eran todos herbívoros y huían asustados de solo verme, así que o bien eran ajenos al contacto con humanos o temían a los cazadores y creían que yo era uno de ellos. Y por último, que realmente no estaba acostumbrado a caminar, pues con solo 15 minutos de este ejercicio, mis piernas ya empezaban a temblar.
Pasados algunos minutos más de caminar por aquel bosque, me detuve a descansar sobre aquel césped húmedo que cubría el suelo de aquel bello paisaje. No sería muy grande mi recorrido, pero no estando acostumbrado a ello para mí era como un largo maratón y no contando con agua ni alimento no era capaz de reponer energía. Así que contemplé aquel bello cielo preguntándome "¿Qué haré ahora?". Cuando de pronto por mi cuerpo recorrió un escalofrió incomodo de la cabeza a los pies, fue confuso para mí, pero de alguna manera me sentí nuevamente con energía y ahora incluso capaz de un recorrido el doble de largo.
Volví a emprender mi viaje en busca de algo, aunque aun no tenía idea de que, solo que esta vez me sentía más enérgico y entusiasta, incluso preferí correr a seguir caminando. Algo raro de decir, pero caminar y correr me parecieron cosas nuevas para mí. Mientras seguía activamente mi trayecto a lo desconocido, estúpidamente me estrellé con un árbol. El duro golpe me dejó desconcertado. Estando ya en el suelo y al borde del desmayo, volví a sentir el mismo incomodo escalofrío recorrer por mi cuerpo. Acto seguido, perdí la noción.
Al abrir los ojos, el panorama era nuevamente desconocido. Esta vez era más grotesco. Era una celda, y no estaba solo; a mis alrededores había más prisioneros; "¿Por qué a mí?" se escuchaba decir entre murmullos. Realmente, no entendía la situación, pero sin antes responder la incógnita de quién era, no permitiría estar en cautiverio. Así que impulsivamente di un golpe desmedido con mi brazo derecho a aquellos barrotes que tenía en frente. A todos pareció no extrañarles, de hecho ni se inmutaron e hicieron caso omiso. Por otra parte, yo no pude ignorar el gran dolor que sentía en mi brazo, y al mirar supe el porqué. Pues aquel golpe desmedido causó que partiera el hueso de mi brazo. Era un dolor insoportable, por lo que no pude acallar mi agonía y sentí la necesidad de gritar en manera de exclamar mi dolor. Además, no pude dejar de ver mi brazo partido balancearse con el viento. Era una escena realmente horrorosa; podía ver directamente como mis venas derramaban sangre que luego terminaba en mis pies. Realmente quería perder el conocimiento, pero algo me lo impedía. Aun así mi propia lógica me decía que en esa situación no había nada que yo pudiese hacer, y que probablemente moriría. Pero una vez más sentí aquel extraño escalofrío que ya había sentido anteriormente en dos ocasiones. Solo que esta vez fue algo mucho más gráfico y notable, pues de la nada vi como mi brazo ensangrentado, que antes se mecía con el viento, de alguna manera, luego de aquel escalofrío sano de una forma increíble…
Vi como mi brazo que antes estaba separado en dos y colgando por una pequeña parte de mi cuero. Volvió a la normalidad como si fuera obra de una intervención divina, y aquella sangre que se había vertido en el piso ascendió de forma antinatural y entró en mi cuerpo, como un perro testarudo que por más que lo quites vuelve al mismo lugar.
Mi impresión era la de haber tenido un sueño imposible, pero al tocar mi brazo, al moverlo, la sensación era… real. Mientras yo seguía sin creerlo, mi hombro fue tocado.
—¿Cómo has hecho eso? —escuché decir de una voz detrás de mí.
—¿Yo?… Realmente no tengo idea —dije con cierto grado de dificultad. Sentía que hablar también era algo nuevo.
—De todas formas eso fue increíble. Con esa habilidad podrías sobrevivir en esta locura.
—¿De qué habla? , ¿Cómo que sobrevivir…a esta locura?
—¿Eh? Eres nuevo por aquí ¿verdad? Como sea, alguien tiene que explicártelo. Hemos sido traídos aquí por diferentes razones, por no tener hogar, por ser extranjeros, por cometer un delito, realmente, por cualquier cosa que ellos dicten que está mal. De todas formas, al final todos compartimos un único objetivo, ser carne de cañón.
—¿Carne de cañón? ¿Entonces quiere decir que hay guerra? —dije con menor dificultad, pero aun procesando lo dicho por aquel sujeto.
—Tristemente así es, y nosotros deberemos de luchar en ella… Apropósito, mi nombre es Dylan, y ya que todos vamos a morir, ¿por qué no nos conocemos? —dijo en forma sarcástica.
—…Es un gusto —demore unos segundos pensando —yo… Realmente no recuerdo mi nombre… Ahora que lo pienso, no recuerdo nada realmente.
—¿¡Qué!? ¿En serio no recuerdas tu nombre?
—…No
—Creo que podrías necesitar uno —dijo Dylan y se quedó callado pensando—. Creo que Jack te queda bien, era el nombre de mi padre y ahora es tuyo.
—Gracias, creo que ese nombre me vendrá bien.
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Editado: 15.08.2024