—Humanos, he venido a notificarles que su raza pronto dejara de existir —declaro aquel ser que recién había aparecido—. La arrogancia y ansias de poder han ocasionado la guerra para la que ahora se preparan y por la cual se dará exterminio de su raza.
Esa poca objetiva declaración de nuestro particular visitante alado dejó a todos inmóviles y boquiabiertos ante su presencia, incluyéndome. Él miró a cada uno con detenimiento antes de volver a hablar.
—Mil disculpas, humanos, creí que no sería necesaria mi presentación, pero parece que sí. Mi nombre, Cloud, mi grado, caballero de cuarta división, encargado de informarle a este pequeño grupo de humanos mi mensaje encomendado, y a lo que me refería antes es que nosotros, sus antiguos maestros, los Ángeles, formaremos parte de la guerra que llevarán a cabo los 5 reinos humanos, pero no para apoyar a ningún reino en particular, sino para acabar con sus insolencias de una vez por todas, liquidando a la raíz del problema… Los humanos
Sus palabras y su expresión de tranquilidad no parecían coincidir, pero en su mirada casi podía ver la sangre que se derramaría. Habiendo dicho eso, sentí la necesidad de golpear la cara de quien tenía al frente, sin importar si se proclamaba como un Ángel. Sus palabras me provocaban ira y las acciones que deseaba realizar me provocaban deseos de matarlo. Con una identidad aún sin descubrir, ni recuerdos, ni amigos, ni familia, no tenía nada que perder, así que decidí propinarle un puñetazo a Cloud, sin importar que pudiere pasarme por ello. Y por ello me acerqué dispuesto a ejercer la acción. Pero cuando parecía que mi puño estaba por rozar su carne, todo se tornó oscuro. Sentí sangre salpicar mi cara. Y sentí mi brazo, ausente.
—¿En serio creías que lograrías tocarme? Sinceramente, el ego de los humanos no tiene límites —dijo.
Me temblaba el cuerpo no por miedo sino por la escena dantesca que presenciaba, la sangre que cubría mi cuerpo, mi brazo, el cual se encontraba en el suelo, y frente a mí el único posible culpable, Cloud, ¿pero cómo? No lo había visto moverse siquiera; tal vez no supiera mucho de nada, pero nadie podría ser tan rápido ¿o sí? Mientras me encontraba ensimismado cuestionando lo sucedido, sentí aquel escalofrío recorrer mi cuerpo, y dejando de temblar enseguida toda mi sangre derramada y mi brazo que antes se posaba en el suelo, lejos de mí, volvieron a reincorporarse. De inmediato me sentí aliviado, incluso mucho mejor; de alguna manera ya me empezaba a acostumbrar a que me sucediera. Cloud me observaba, sin hacer ni decir nada más; parecía interesado en mí.
—¿Cómo te llamas chico? —inquirió sonriendo.
—Mi nombre es Jack —le dije cerrando mi puño derecho con fuerza.
Acto seguido volví con mis intenciones de propinarle un puñetazo en el rostro; en ese punto no sabía porque lo hacía, ya me había rebanado el brazo una vez y ni siquiera me percate cómo sucedió, ni siquiera pareció importarle mi arremetida contra él. Entonces ¿por qué insistir en luchar si ni siquiera parecía interesado en hacerlo? Eso no lo sé; mi cuerpo se movió solo, me sentía emocionado, casi como si fuera nacido para ello. Podía ver su rostro mientras mi puño se acercaba; me miraba fijamente sin hacer ningún movimiento. Parecía pasar lento el tiempo; en mi anterior intento todo pasó muy rápido y no pude percatarme de nada, pero ahora mis sentidos estaban más agudos. Incluso el tacto de su piel cuando mi puño finalmente conectó con su cara fue bastante gratificante, sumado al hecho de que esta vez no había perdido mi extremidad, pero nada pasó, ni siquiera se movió tras mi puñetazo propinado. Entonces sentí un escalofrío nuevamente, pero esta vez no era como los de antes, no me sentía mejor ni aliviado, solo sentía miedo.
—¿Ya acabaste? —inquirió. Admito que me sorprendiste bastante, pero a pesar de poseer esa fantástica habilidad de regenerarte, no basta para hacerle frente a un ángel, ni siquiera a uno de cuarta división como yo. Entonces dime, ¿por qué arriesgarte a perder tu vida tan pronto contra un ser superior como yo?
—¿Eh? Yo, no lo sé, mi cuerpo se movió solo —dije bastante pálido y aterrado.
—Bueno, no me importa realmente, solo vine a avisarles de su deceso inminente —dijo mientras lucía una sonrisa. —Te dejaré vivir, te me hiciste interesante, procura no morir antes de volver a encontrarnos.
Tan pronto como terminó de decir eso, todos fuimos segados nuevamente por el mismo destello de luz con el que había llegado, acompañado del sonido de trueno. De inmediato caí al suelo; aún tenía la sensación en mi mano de haberlo golpeado, pero estaba aterrado; no dejaba de temblar. Desde atrás mis hombros fueron tocados, era Dylan. Me sentí aliviado al verlo, lucía agitado, pero al menos se podía mover; antes estaba realmente inmóvil.
—¿Te encuentras bien, Jack? —inquirió mientras me sacudía agitado.
—Eso creo, aunque no sé porque hice lo que hice…
—¿Bromeas? ¡Eso fue tremendo! — Dijo mientras se veía emocionado: —Se suelen oír historias de personas que han visto ángeles, pero no son más que cuentos. No suelen hacer acto de presencia desde hace mucho, pero cuando nos gobernaban, la mínima ofensa en su contra ocasionaba tu muerte inmediata, pero tú golpeaste a ese Cloud y sobreviviste, es increíble. Esa habilidad tuya es extraordinaria.
—Gracias, eso creo.
Minutos después de lo sucedido, nos ordenaron volver a nuestras celdas; todos me felicitaron por mi valentía y se mostraron asombrados por mi habilidad de regenerarme milagrosamente; solo entonces recordé que no era algo normal. Pasé el rato hablando con Dylan. Nos habíamos hechos bastante cercanos. La noche pasó sin mayor tropiezo; las celdas eran lo suficientemente espaciosas, aunque no era como si fuera conocido algo mejor; las camas eran bastante rústicas, hechas con tablas que colgaban horizontalmente sostenidas por cadenas; a mí me tocó dormir en la cama superior, no había almohadas y la cobija era un trapo muy delgado que solo daba la ilusión de estar arropado. Pero pese a ello dormí bastante bien.
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Editado: 15.08.2024