To be the perfect angel, some sin must be done. -all eyes on me from Or30 in YouTube.
De ser algo puro llegó a convertirse en turbio, la luz una vez más, fue opacada por la oscuridad. Corrompiendo todo a su paso dejando huella por dónde atravesaba, no había retorno.
Sea lo que fuese, parecía un tornado, dejando desastre a su paso y llevándose lo que se consideraba importante. Dos paraísos muy distintos gobernados por diferentes dioses, muy lejanos uno de otro y tan insospechada diferencia entre ambos. Todo era paz y armonía en los dos cielos, uno de los cielos mandaba ángeles a la tierra a cuidar a su creación, mientras en el otro sólo se encarga de ese sitio. La diosa mandó a su ángel más fiel, a investigar un poco sobre lo que hacían los ángeles que se rebelaron contra Dios de luz, nunca le había pasado por la mente ese hecho y menos la existencia de otros dioses.
Este fiel servidor le llamaban Pit porque nunca le gustaba revelar su nombre. La hermosa Diosa Palutena le había quitado todo al heroico angelito, por lo que lo que lucho durante años y fue desde que llegó siendo derrotado. Ya no era el centro de atención, su fama y su gran futuro fueron arrebatados de él en unos cuántos parpadeos. Un día fue llamado al recinto el joven, al final terminó con la investigación y tenía que presentarse ante la gran dulce dama.
—Gracias por venir Pit.—dijo con una dulzura que derritiera a cualquier persona, entrecerrando los ojos y aferrándose más al trono dónde se encontraba postrada.
El tierno querubín se sentía solo y olvidado después de aquella misión, se notaba su rostro desfalcado y sin ninguna emoción. Más al final habló con un dudoso nudo en la garganta
—¿en que le puedo servir Palutena? — no llegó a decir cómo se sentía, solo debía seguir órdenes de su creadora y no poner ningún no quiero, sólo debía obedecer. Lo hizo de forma bastante rápida y callada manteniéndose agachado, ya que había dicho eso estando lejos de ella.
—Te encomiendo una tarea, la cual es ir a la tierra e ir por está muchacha. —con su mano hace aparecer un gran cartel con la foto de la muchacha y el motivo por el cuál debía ir. No leyó todo el cartel, sólo la dirección y el nombre de esta, al igual que otras menciones desconocidas para él.
—La haré con mucho gusto, Diosa mía. —se irguió para luego hacer reverencia, sin mirarla a la cara dando la vuelta para irse corriendo. Palutena tenía los ojos cerrados, cuando Pit hizo reverencia que no se dio cuenta que se había ido, Abrió los ojos muy tarde
.—Hay al… ¿Pi? ¿Pit? —voltea a su alrededor buscándolo, su búsqueda fue en vano por qué ya iba bastante lejos. Sus ojos se abrieron rápidamente, quedándose preocupada por su extraño comportamiento y dando un gran suspiro. Le dio el poder del vuelo, ya que él no podía volar por cuenta propia y sin obstáculo alguno llegó a su destino. Aterrizó adentro del cuarto de la muchacha, revisó bien si no estaba equivocado y realmente no lo estaba. La vió dormida dándole la espalda y tapada con su cobija, mientras abrazaba su almohada. Era bastante tarde para estar despierto(a) y aún así decidió despertarla.—No.. denme cinco minutos más —aunque le quitaron la cobija seguía acostada con algo de frío.
—Despierta debo hablar contigo.. —se acercó a ella, moviéndola con ambas manos y mirándola fijamente al rostro sonriendo. Una voz masculina habló, se oía bastante escalofriante y no sabía de dónde venía.
—No te emociones por qué está chica es mía. —La voz se puso más seria y grave, luego se escucharon otras voces reírse. Ahí es cuando se dio cuenta que salían del cuerpo de la niña, trago saliva y empezó a sudar no sabía que hacer.
Pronto las demás dejaron de reírse, se escuchaban muy macabras igual que la otra que dijo que la dormilona persona le pertenece.
Lo único que le causó hacer algo despampanante, y despertarla haciendo uso de sus alas aleteando, el sonido logró despertarla y confundida miro hacia los brazos que tenía alrededor. Los soltó de repente y solo dirigió sus ojos hacía la pared tragando saliva con mucho nerviosismo y vergüenza.
—¿Quién es usted y que hace aquí? —preguntó con una voz tartamuda y temblorosa a aquél ser alado que estaba atrás de ella.
—Eso no importa ahora, alguien te está esperando. —dijo velozmente respondiendo a lo que ella dijo, sin parar de ver su espalda y dejando de mover sus extremidades. La joven no se decidía, hizo que perdiera la paciencia y se enojará por su comportamiento inadecuado según él. No se había equivocado con ella, era la chica que vio en el anuncio de Pit.
—¡¡¡Giovanna!!! lo único que piensas es dormir —grito en un gran tono de desesperación y enfado, se podría jurar que sus ojos brillaban gracias al Sol que entraba por la ventana, de una forma podría decir llena de furia y a causa de que estaba comenzando a amanecer. Trataba de quitarle la cobija y la almohada haciendo uso de su fuerza bruta.
—Me vale mierda, sólo quiero dormir. —peleaba por seguir durmiendo jaloneándolas cosas por una esquina, mantenía su mirada en estás y puso una mueca de mala gana. Aunque era más débil que él no por eso se daría por vencida a terminar la disputa creada por el pecado de la flojera ni mucho menos terminaría perdiendo.
—Esa grosería debería ser inexistente en tu vocabulario, eres una dama…—se le agregó más leña al fuego al escuchar esas palabras, apretó bien los dientes gruñendo como un gato protegiendo su territorio, así estaba la susodicha mujer que tenía enfrente. Era necio en querer quitarle las sábanas de encima, que más se podía esperar del general del ejército celestial de su Diosa.
—Pero que lata das, eres muy molesto. —dijo lo último lleno de reproches y berrinche, se podría notar como su voz cambiaba toscamente de un momento a otro, de aguda a grave.
En un segundo notó eso Pit y soltó las cosas rápidamente, haciendo que por mero accidente la chica se golpeará y es que nunca le aviso tampoco, ni lo iba a hacer.