Anna Holloway

Prólogo.

Mientras todos en Hollage Hills aún dormían, en la autopista se encontraba Jamie Carrigan quien corría malherido cruzando el cemento gris oscuro huyendo de sus atacantes. Él sabía que no debía haber visto eso. Salió tan rápido como se dio cuenta que lo vieron y ahora perseguían. La noche estaba tan tranquila, solo unas pocas nubes tapaban la luna en cuarto creciente, Jamie quedó expectante del cielo oscuro sabiendo que no podría seguir corriendo, la bala en su pierna derecha ya no daba lugar a más movimientos. Era su final. Lo sabía.

La range rover que vio diecinueve minutos antes hizo acto de presencia y avanzó rumbo a él a toda prisa, Jamie no movió un músculo, y se dedicó a ver el conductor. En cuestión de segundos la camioneta hizo el impacto en el objetivo y un encapuchado salió de la range, tomando el teléfono de su nueva víctima. Antes de perder la conciencia Jamie largó sus últimas palabras:

-Es peligroso- el cuero de los guantes de su atacante alrededor de su cuello empezó a apretar más y más sin intenciones de parar-, tú lo eres... - Carrigan no terminó su frase, ya no lo haría, dejó de respirar mirando a los ojos del asesino.

Éste mismo tomó el teléfono de Jamie Carrigan y sacó la tarjeta de memoria, dejando el teléfono a un lado del cuerpo sin vida de Jamie. La range volvió a encenderse y pronto desapareció entre la oscuridad dejando atrás un muerto y un pequeño pendiente con una gemita azul.




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