Hazel dormía a mi lado y no podía dejar de mirarla, al parecer no podía respirar bien por la nariz y abría la boca.
Me levante de la cama, no podía conciliar sueño muchas cosas pasaban por mi mente.
Baje las escaleras evitando hacer ruido porque hacia una hora mamá había regresado del trabajo.
Me meti en la cocina y me sobresalte al encontrar a Tanner con un pantalón y el torso desnudo, el pelo todo alborotado. Ya no se me hacia extraño verlo así.
— ¿No puedes dormir? —pregunto acercándose a mi dejando la botella con agua a un lado.
Negue con mi cabeza tomando asiento en los banquillos.
— Me preocupé muchísimo Ris —el se puso de pie a mi lado mirándome a los ojos— pensé cualquier cosa… yo… tu no sabes lo mucho que me importas.
¿Estaba hablando en serio? Mi corazón comenzó a latir con mas rapidez.
— Dije que te protegería y si te pasa algo… yo no me —su voz comenzó a quebrarse— no me lo perdonaría yo…
En ese momento me puse de pie y no dude ni un momento en abrazarlo.
Sus palabras habían sido demasiado sinceras y me sentía querida por un momento alguien me lo estaba demostrando.
No solo en ese momento si no cuando el había aparecido en el vestuario su rostro lleno de preocupación que se podía notar a kilómetros.
¿Tan importante me había vuelto en su vida?
Me fui a dormir con ese momento reproduciéndose en mi mente una y otra vez, hasta que cai en el sueño.
Otra mañana y despertar en el que ir a la escuela no me emocionaba en lo absoluto.
Desperté a Hazel que seguía roncando a mi lado y las dos nos arreglamos para ir al colegio.
Desayunamos y esperamos a que Esffie terminara de hacerlo. Mi hermana no me dirigió palabra alguna a mi ni a los demás.
Entre a mi salón de clases y sobre mi banco estaba mi bolso. Fruncí mi ceño al ver a Juliet riéndose con sus amiguitas.
— ¡Maldita perra! —dije acercándome a ella y tomarla de los pelos.
— ¡Suéltame cerda! —exclamaba ella.
— ¡No vuelvas a tocar mis cosas! ¿Escuchaste zorra?! —dije sin dejar de tirar su pelo— ¡Eres una zorra envidiosa! ¡Piénsalo de nuevo cuando quieras volver a molestarme!
— ¡Suéltame enana de cuarta! —exclamo Juliet que no podía librarse de mi agarre.
— ¡Señorita Harrison! —exclamo la profesora.
Solté a la imbécil de Juliet y mire a la profesora que estaba de brazos cruzados.
— ¡Recibirás un castigo! —dijo la mujer de cincuenta años profesora de aljebra.
— Profesora Juliet fue quien empezó —hablo Hazel.
— No aporte nada señorita porque usted también terminara castigada —dijo la mujer con enojo.
Juliet sonreía como si hubiese ganado pero ahí no terminaba.
Termino la clase y Hazel y yo nos dirigimos a la cafetería.
— ¡No van a creer como Ris agarro a esa perra de los pelos! —dijo Hazel con emoción.
— ¿En serio? —pregunto Tanner a lo que yo levante mi bolso— Bien merecido lo tenía…
— Estoy castigada —dije bajando la cabeza.
Tomamos asiento y a lo lejos vi a Juliet que me miraba como si esa hubiese ganado.
— Espero que disfrutes tu castigo —dijo ella pasando por mi lado.
— ¿Tu eres la perra que molesta a mi hermana? —Esffie con su cara de odio miro a Juliet— ¿Te duele tanto que tu madre se acueste con el director?
El rostro de Juliet se desfiguro.
— Eres poca cosa —Esffie golpeo la bandeja que llevaba en sus manos y le ensucio la ropa— ¡Oh que torpe eres!... Recuerda que aquí dentro puedes hacer lo que quieras pero allá afuera no te salvaras…
Le dijo cerca del oído algo que yo si había escuchado. Juliet estaba a punto de llorar y salió corriendo.
— Así debes defenderte —dijo mi hermana para volver a mirarme— estos días iré a pasar con papá dijo que me ayudaría con unas cosas. Cuidate Ris
Yo asentí y sonreí para ponerme de pie y abrazarla.
— Y tu —ella señalo a Tanner— cuídense y si mama se pone loca me llaman o se largan de allí.
Mi hermano asintió y así fue como Esffie se iba a desaparecer por unos días.
Salimos de la cafetería y Tanner se acercó a mi.
— Tengo entrenamiento… regresaremos en autobús o le diré a Gared —a lo último lo dijo no muy animado— para que volvamos a casa.
— Yo debo ir a cumplir con mi castigo —dije con molestia.
— Cuídate —dijo el mirándome a los ojos.
Me dirigí hacia la sala donde estaba detención y estaba cerrada.
— Ese salón esta en mantenimiento… detención tienes que salir por el pasillo y es en la sala nueva —dijo el tipo que limpiaba los pisos.
Yo asentí y Sali no había nadie y todo estaba desolado. Malditos lugares y maldita vieja de algebra.
— ¿Ander? —dije al ver a mi compañero de biblioteca.
— Hola Ris…—dijo el mientras tenia algo entre sus manos.
— ¿Por qué estas aquí? —pregunte extrañada al verlo allí.
— Los profesores son unos imbéciles al igual que mis compañeros —respondió con enojo.
El profesor ni se hizo presente y fue así como la hora paso.
— ¡Nos toman el pelo te das cuenta! —exclamo el enojado— Malditos idiotas algun día la pagaran…
Dicho eso salió hecho una furia del salón.
El sol ya no estaba a la vista algo que me preocupaba, no había nadie quien nos dijera nada así que Sali de allí.
Pero una persona me tomo de los brazos, me desespere y me aparte.
— ¡¿Qué te pasa imbécil?! —dije al ver a Paul.
— ¿Estas con ese imbécil de Gared? ¡Dime! ¿Con quién hablas? —decía mientras volvía a tomarme de los brazos— ¡Te estas acostando con el!
— ¡Suéltame! —dije al ver que cada vez hacia mas presión.
— ¡Tú tienes que ser mía! ¡Solo mía! ¡Se lo prometiste a mi madre! —dijo acercándome a su cuerpo y empezar a besarme— te voy a seguir a donde sea y no te libraras nunca de mi…
El apretaba sus manos en mi cintura sin parar de dar besos. Empecé a llorar y levanté mi pierna para golpearlo.
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Editado: 16.08.2022