Antes de conocerte.

Segundo capítulo

Segundo capítulo

-¡Venga Lexa, o no llegaremos al avión!- Nora no había parado de gritarme desde que había puesto un pie en su coche. Estaba muy nerviosa, y aunque la entendía, ni compartía sus nervios ni quería compartirlos. Sabía que no íbamos sobradas de tiempo; pero tampoco llegábamos tarde. Como Adam lanzó mi móvil por la ventana mientras mantenía una conversación con ella, decidí decirle que eso era lo único que había pasado. Le dije que le había explicado a Adam por qué necesitaba irme, y que él lo había entendido y, aunque me costó que me creyera, al final lo conseguí. No quería preocuparla por algo que no iba a pasar nunca más; pero no explicarle lo que había pasado implicaba no poder decirle tampoco que sentía que el abdomen me ardía, que las costillas me iban a reventar, que me fallaban las rodillas y que por eso no podía correr. Así que aquí estoy, andando a cámara rápida detrás de mi amiga con velocidad de león, arrastrando una maleta que pesa más que yo y a la cual se le ha caído una rueda hace diez minutos y con unas ganas de hacer pis impresionantes.

-¡No puedo ir más rápido Nora! Y tranquilízate, que no llegamos tarde.- Justo cuando acabé de decir eso, vi la puerta de embarque que estábamos buscando.- Lo ves, además de que llegamos bien, hay cola. Me has estado metiendo prisa para nada. - Nora me lanzó una sonrisa sarcástica.

-Oh, claro, Lexa, perdona. No recordaba que estoy con la chica más puntual del universo. - Las dos nos reímos con ese comentario. Si había algo en lo que siempre tenía que darle la razón a Nora era con mi impuntualidad. Por más que empiece a arreglarme una, dos, o tres horas antes, no sé qué hago, pero al final siempre acabo llegando tarde a todas partes.

Después de esperar cuarenta y siete minutos en aquella cola infernal, empezaron a dividirnos en grupos para el embarque. Nora estaba muy emocionada, y, aunque yo también lo estaba, no tenía muchas ganas de hablar. Eso ella ya lo sabía, nunca hace falta que le diga si me apetece hablar o no, o si me pasa algo o no; solo con mirar mi expresión durante unos segundos sabe exactamente lo que necesito. No es que no estuviese contenta, sí que lo estaba. A pesar de que me había despertado a las seis de la mañana, recibido una paliza a las siete y corrido por todo el aeropuerto a las nueve; sí; estaba contenta; pero también estaba muy cansada, y solo tenía ganas de llegar.

Una vez estuvimos dentro del avión en nuestros respectivos asientos, comencé a imaginarme cómo iba a ser mi vida a partir de ahora. Por fin podía ir a Estados Unidos, y no solo ir, sino vivir allí. Llevaba soñando con esto desde bien pequeña, y aunque no me estoy yendo de la forma que me habría gustado, ni por los motivos por los que pensaba que me acabaría yendo; me estoy yendo, y eso es lo que importa. No podía parar de sentirme culpable por Adam; aunque él llevaba meses portándose mal conmigo, nunca habría elegido dejar de quererlo; pero lo ha escogido él, y por eso no debería sentirme culpable. No tenía motivos para sentir ni una pizca de culpa; debía irme, bloquearlo y olvidarme de él. Aunque, por otro lado, tal vez debía luchar un poco más por él. Pero, ¿cuándo ha luchado él por mí? Hemos estado juntos dos años, y en el último año y medio, lo único que he recibido han sido palizas, insultos y desprecios. No he dejado de sentirme sola ni un solo momento.

Sumergida en mis pensamientos, noté una vibración en el cuerpo, y entonces me di cuenta de que el avión empezaba a despegar.

-¿Estás nerviosa Lexa?- Nora me miraba ansiosa; sabía que era la primera vez que me subía a un avión, y estaba emocionada porque fuese con ella.

-Bueno, no mucho.-Nora me miró con desilusión- Bueno, tal vez un poco.-Nora sonrió

-Es normal, la primera vez siempre da un poco de miedo; pero te acostumbras. Además, después de esto tardarás en volver a volar seis meses.-Se me había olvidado decirle a Nora que yo no tenía pensado volver de nuevo a Barcelona.

Ella tenía allí su vida, su familia, sus estudios. Pero yo… Yo solo la tengo a ella, esté donde esté; llevo mucho tiempo hundida y necesito crear mi propia vida; necesito vivir.

Pensar tanto me estaba provocando dolor de cabeza; y entre eso y las costillas, no podía aguantar más. Así que, saqué mi móvil, me puse los auriculares y, apoyada en el hombro de Nora, que se había cogido la ventanilla, cerré los ojos e intenté dormir un poco.

Cuando desperté, levanté mi cabeza del hombro de Nora para preguntarle qué hora era, pero estaba dormida, así que desenredé los auriculares de mi teléfono móvil para mirarlo yo misma.

Eran las siete y media de la tarde. Llevábamos más de nueve horas de vuelo, y ya sólo quedaban cuarenta minutos para aterrizar. Me había dormido pensando en Adam, pero, cuando desperté, lo hice con una mentalidad completamente distinta.

Ese hijo de puta no merecía siquiera que volviese a mencionar su nombre, así que me prometí a mí misma no volver a mencionarlo, y olvidar todo lo que tuviese que ver con él. Todavía recordaba el día en que lo había conocido, y, aunque deseaba borrar todo el dolor que me había causado, por otro lado deseaba mantenerlo en mi mente toda la vida como un aprendizaje.

De todas aquellas situaciones de mierda que me había hecho pasar, de todas las malas palabras e incluso, de todos y cada uno de sus golpes, había aprendido lo mismo; cuando estás realmente hundida en la miseria, cuando tienes ganas de morir y sientes que nunca vas a poder gozar de esa felicidad plena de la que todo el mundo habla; nadie puede hacerte cambiar de opinión; solo tú puedes encontrar esas ganas de vivir más allá, de seguir conociendo la vida. Pero, sobre todo, de seguir conociéndote a ti. Solo tú puedes quererte tan plenamente como mereces y necesitas, y nadie va a llenar el vacío que está en ti; porque está en ti. Por muy mal que estés, siempre debes recordarte a ti misma que, mientras no te pierdas a ti, todavía lo tienes todo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.