Antes de conocerte.

Décimo capítulo

Décimo capítulo

Hacía una semana de la noche que había pasado con Caín. Me había dormido con él al lado, pero, al despertar, me encontré completamente sola en la habitación. Si no hubiera sido por el olor de su colonia, que permanecía en mi almohada, habría pensado que aquella noche solo había sido un sueño. Aquella mañana no entendía nada.

¿Por qué se había ido así, en lugar de quedarse a dormir? Por lo menos, podría haberme avisado de que iba a irse. Quizá, para él sólo había sido una chica más en su lista. Había conseguido lo que quería desde el principio; que cayera. Qué tonta había sido, pensando que había habido algo especial entre nosotros, y que iba a tener que alejarme. Al final, eso no iba a hacer falta; porque fue él quien se alejó.

Caín había estado ignorándome por completo toda la semana en la universidad, los días se hacían eternos.
El miércoles, pasó por delante mí sin siquiera mirarme, y besó a Crystel. Desde ese día, estuvieron toda la semana enrollándose por todas las esquinas del campus.
Yo no entendía nada. Estaba tan cabreada con Caín, pero, sobre todo, estaba tan decepcionada conmigo misma. Había sido un juego para él. Un reto, y nada más.

Ese día era viernes, estaba sentada en el aula, con Caín tres filas más abajo. No podía dejar de mirarle, y de pensar en cómo podía ser capaz de mostrar una faceta tan tierna de una forma tan real, cuando en realidad era un cabrón y todo lo bueno que me había mostrado de él había sido una mentira; una forma de conseguir de mí lo que quería.
Estaba tan cansada de esperar que la situación cambiara, que decidí cambiarla yo. Me cansé de machacarme por haber dejado que alguien como él hubiera hecho esto conmigo. ¿También el hecho de defenderme de Adam había sido una táctica para que cayera en sus brazos?
Me esforcé por borrar de mi mente cualquier pensamiento que hubiera en ella relacionado con él, y me prometí a mí misma que nunca más le dirigiría la palabra a Caín.
Me centraría en la carrera de derecho, y en nada más. Y si algún chico guapo se cruzaba en mi camino, en la Universidad o en alguna fiesta, no me pensaría dos veces enrollarme con él; estaba en la edad de disfrutar. Nada de colgarse de un tío, nada de permitir que me ignorasen; y nada de ser un juego o un reto para nadie.
Era guapa, inteligente, fuerte y luchadora. No podía volver a fallarme a mí misma. Ya me lo había permitido demasiado cuando estaba con Adam, y había venido aquí buscando otra vida; buscándome a mí. Y Caín encarnaba todo lo que había venido a evitar.
Estaba en clase de Derecho Penal, tomando apuntes con mi ordenador. Aunque me costaba concentrarme notando la presencia de Caín, para tomar apuntes no hace falta mucho. Era la última clase que tenía ese día, y tenía unas ganas enormes de que acabase, y también la semana.
Vega estaba sentada a mi lado, sin tomar apuntes porque, sabía, que si tomaba apuntes yo, no le hacía falta tomarlos a ella.
Aunque tener a Nora siempre había sido suficiente; Nora no estaba en mi misma carrera. Por lo que, aquella semana, tener a Vega en clase fue estupendo. Había sido un gran apoyo para mí todos los días, y, aunque no le había explicado mucho, le había aclarado que Caín no era gay, que me había acostado con él y que ahora me ignoraba. Cada vez que me pillaba mirándolo, me daba un codazo que me traía de vuelta a la realidad, y, cuando la miraba, siempre me decía lo mismo: "estás en Miami, hay millones de chicos guapos que harían fila por ti encantados, ¡que le den!". Aunque yo siempre le respondía que no era para tanto, que mis ojos se quedaban clavados en él sin darme cuenta, que no era porque me gustara, y que me daba completamente igual si no volvíamos a hablar nunca; Vega no se lo creía. Pero era verdad; realmente, sabía que las cosas me irían mejor así. No podía tener cerca a alguien que opacaba de esa forma todo lo demás; que no dejaba espacio en mi mente para pensar en ninguna otra cosa.

Cuando acabó la clase, recogimos nuestras cosas y fuimos hacia la cafetería; dónde quedábamos con Nora todos los días al acabar. Nora y yo siempre habíamos sido dos, pero, la verdad, es que Vega encajaba muy bien nosotras.
Cuando llegamos a la cafetería, no pude evitar poner los ojos en blanco. En la misma mesa que Liam y Nora, estaban sentados Blake, Caleb, Crystel, y Caín.
Vega se agarró a mi brazo, y se acercó a mí.
-Es la oportunidad perfecta para demostrarle a ese capullo que no te importa en absoluto que te haya ignorado durante toda la semana.- Tenía razón. Era la oportunidad perfecta.
No había tenido la ocasión de compartir espacio tan de cerca con él desde que había desaparecido de mi habitación.
Nora se percató antes que los demás de que habíamos entrado por la puerta, y, con su expresión, me hizo entender que, el hecho de que Caín estuviera allí, no había sido intencionado por su parte. Aunque, técnicamente, Caín y Nora eran primastros, nunca habían tenido relación, e incluso yo lo había conocido antes que Nora, así que era obvio que, si Nora hubiera sabido que Caín iba a sentarse en esa mesa; me lo habría dicho antes de que viniera yo también.
Me senté al lado de Nora, que estaba encima de Liam; y Vega se sentó a mi lado. Enfrente nuestro, estaban Caleb, Blake, Crystel, y Caín. Sentados en ese orden.
-¿De qué hablabais, chicos? - Todos, excepto Caín, me miraron; y aunque eso me hacía sentir como miles de cuchillas afiladas iban rascando mi cuerpo, permanecí inmóvil con una sonrisa, con mis ojos fijados en Caleb, que estaba a punto de responder.
-Hablábamos de la fiesta que hay hoy en la facultad. Venid, será divertido.
-Claro Caleb, iremos. - Vega respondió antes de que yo pudiera hacerlo, así que asentí con la cabeza.
-Podríamos ir a cenar.- Miré a Blake, que estaba diciendo aquello refiriéndose directamente a mí.
-¿Los dos? ¿Solos? - Blake rió ligeramente.
-Sí. Puedo pasar a recogerte y después llevarte a la fiesta, será divertido, chica roja. - Me guiñó un ojo, y, nada más terminó de hablar, noté como Caín me fulminaba con la mirada, mientras Vega me daba leves codazos por debajo de la mesa para que accediera. Aunque me estaba costando mucho esfuerzo mantener mi mirada en Blake, lo hice. Sentir la mirada de Caín clavada en mí, me hizo recordar como se había burlado de que Blake me hubiera llamado "chica roja" por mi pelo, justo como acababa de llamarme ahora. Eso me hacía entender que, aunque no lo mostrara libremente, a Caín no le gustaba la idea de que tuviera cerca a Blake; así que accedí.
- Está bien. Me pondré guapa para ti.- Le devolví el guiño de ojo que me había dedicado hacía apenas unos segundos, y, mientras todos nos reíamos de aquella escena que Blake y yo acabábamos de protagonizar, Caín se levantó con una brusquedad increíble, y se fue sin despedirse de nadie.
-Y a este, ¿Qué le pasa últimamente? - Cuando Caleb dijo aquello, todos empezaron a hacer comentarios del tipo, "Caín es así", "siempre está cabreado con el mundo".
Desde ese momento, desconecté de la conversación. Lo que menos me apetecía, era hablar de Caín; o escuchar cómo los demás hablaban de él.
El comportamiento de ese chico conmigo era tan contradictorio... Llevaba ignorándome una semana, y ahora, me fulminaba con la mirada por aceptar la invitación de Blake; como si la que había hecho algo mal, hubiera sido yo. Si lo que quería era conseguir que me quedase en casa echa polvo, pensando en él, o suplicándole que me diera atención solo por haberme acostado con él; lo llevaba claro. Si algo había aprendido a lo largo de mi vida, era a ofrecer lo mismo que me daban; y él no me estaba dando nada, así que lo único que podía esperar de mí, era que lo ignorase tanto como me había estado ignorando él.
-Vamos, Lex. Liam nos lleva a casa. - Miré a Nora y asentí con la cabeza mientras me levantaba. -Vega, puedes venirte si quieres, así cuando Lexa se vaya con Blake, no me quedo sola. Podemos arreglarnos juntas, te prestaré algo.- Vega accedió, y los cuatro nos pusimos en marcha hacia el aparcamiento. Me gustaba que Vega y Nora se llevaran tan bien.




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