Antes de conocerte.

Treceavo capítulo

Treceavo capítulo

Estaba sentada en clase de economía, escuchando la teoría que estaba dando el profesor, mientras tomaba apuntes en mi ordenador.

Llevaba dos semanas sin saber nada de Caín, y, aunque me decía una y otra vez que no debería estar dándole tanta importancia, ya que no éramos nada, no podía evitarlo. Dos semanas sin verlo, sin recibir un mensaje, sin que él pisara la Universidad.

La última vez que lo vi fue en la salida del restaurante, en su coche, cuando se marchó después de la fatídica cena con su padre.

Era como si los momentos que habíamos pasado juntos nunca hubieran existido, como si yo tampoco lo hubiera hecho.

Sabía que necesitaba espacio, y que estaba pasando por algo que no quería compartir, ¿Pero era cómo para desaparecer de nuevo?

No podía evitar que las dudas me invadieran. ¿Y si nunca más me volvía a hablar? ¿Y si esa noche había sido el último capítulo de una historia que no siquiera había empezado?

No sabía que habría hecho si no hubiera tenido a Blake. Me había llevado a comer todos los días durante dos semanas al mismo sitio que me llevó a cenar la primera vez. Habíamos estado en su casa viendo películas, escuchando música juntos. Aunque al principio pensó que iba con las mismas intenciones que él, decidí explicarle que me gustaba Caín, para hacerle entender que no íbamos a ser más que amigos, ya, de esa forma, cerrar el tema de una vez por todas. Aunque seguía notando que le gustaba, respetó mi decisión en todo momento; y no se alejó de mí. Se estaba convirtiendo en una parte fundamental en mi vida; me estaba sosteniendo en un momento en el que no podía aguantarme en pie. Aunque tenía a Nora, ella estaba muy liada con los exámenes, y el tiempo que tenía libre lo pasaba con Liam; y no podía culparla. Y, con Vega, aunque la apreciaba, no sentía que pudiera tener la misma confianza que con Blake.

El único que también me había ayudado bastante, era John. Todas las noches picaba a la puerta de mi habitación cuando Selene estaba dormida, y compartíamos uno de sus cigarrillos de marihuana, mientras conversábamos de esto y de aquello, y, por un rato, conseguía desconectar. Fumar me ayudaba a conciliar el sueño; si no lo hacía, miles de pensamientos comenzaban a inundar mi mente y no había manera de conseguir dormirme.

Comencé a morder mis uñas, intentando evadir la ansiedad que me carcomía y concentrarme en las palabras del profesor, pero mis pensamientos seguían vagando por aquella espiral de auto tortura y dolor. ¿Por qué desaparecía así de nuevo, sin una mísera explicación? ¿Por qué se había ido así? ¿A dónde se había ido? Siempre había sido enigmático, impulsivo, y muy suyo, pero... ¿dos semanas? Eso ya era algo más que un simple impulso.

En aquel momento, escuché la voz del profesor como un eco lejano diciendo que la clase había acabado, y me fijé en cómo mis compañeros ya habían empezado a recoger sus cosas y a salir del aula. Me levanté del asiento y dejé que la multitud me arrastrara hacia la salida, mientras mi mente seguía atrapada en las mismas preguntas: ¿Por qué no volvía? ¿De verdad le importaba tan poco? ¿De verdad para él había sido un juego todo este tiempo? Durante estas dos semanas, ¿Habría llamado a la chica que le dejó el número de teléfono en la pista de patinaje? ¿Habría quedado con Crystel?

Por más vueltas que le daba, no conseguía entenderlo.

-Hey, Lexa. - La voz de Blake me sacó de mis pensamientos. - ¿Te vienes esta noche a una fiesta organizada por “mua”?- Dijo, con una sonrisa de oreja a oreja.

Aunque las fiestas en casa de Blake siempre eran divertidas, estar rodeada de gente pasándolo bien, riendo, gritando y bebiendo, era lo que menos me apetecía.

-Gracias, Blake, pero prefiero quedarme estudiando.- Su expresión entristeció.

-Vamos, Lexa. Llevas dos semanas caminando por la universidad como un maldito zombie. ¡Ni siquiera ver esas estúpidas comedias románticas contigo ha servido para algo!- Blake me hizo reír, le propiné un leve puñetazo en el brazo.

-¡No son estúpidas! Son bonitas. Y podríamos ver otra esta tarde. ¡Yo compro el helado esta vez! - Intenté poner cara de niña pequeña.- Blake comenzó a reír.

-Oh, no, no, no, señorita. - Blake tocó la punta de mi nariz con su dedo mientras los dos reíamos. -Buen intento, pero esta tarde voy a organizar una estupenda fiesta, a la que tú, amiga mía, vas a venir.

-Vaya, Lexa está sonriendo, ¿Qué le has dicho Blake? - Dijo Caleb, mientras caminaba hacia nosotros junto a Liam, Nora, John, Selene y Crystel.

Nora se acercó a mí, y, después de preguntarme cómo estaba, me dió un beso en la mejilla.

-Te veo más animada, ¿Vendrás a la fiesta? - Preguntó Liam.

-No, no viene. Dice que prefiere “quedarse estudiando”.- Dijo Blake con voz burlona, mientras yo le propinaba otro puñetazo en el brazo y me reía.

-Venga ya, Lexa. Tienes que venir. Va a ser la mejor fiesta. - Dijo Nora, y no pude evitar poner los ojos en blanco.

-Decís lo mismo de todas las fiestas. - Todos comenzaron a imitarme con voz burlona.

-¡No lo entiendes! Es la última fiesta hasta dentro de casi un mes.- Dijo Blake, haciéndonos callar a todos, y se puso en medio del círculo que habíamos formado, con pose dramática, y gesticulando con sus manos a más no poder, mientras hablaba con el máximo dramatismo con el que podía hacerlo. -En tres semanas es el primer partido de los Pumas conmigo como su capitán. Nos enfrentamos a los águilas, tenemos que estar frescos. Va a ser el partido del año. Tan solo quedan tres semanas, Lexa. ¡Tres semanas! ¡Es la última fiesta hasta dentro de tres malditas semanas! - Al ver qué su dramatismo no funcionaba conmigo, decidió cambiar de estrategia. Puso los ojos en blanco, y, después, siguió hablando sin aquel drama que había estado reinando en su carácter en los últimos cinco minutos. -Está bien, haremos un trato. Mañana todos vendréis a ver esas estúpidas comedias románticas que me ha estado obligando a ver y comeréis helado. - Dijo Blake, dirigiéndose a los demás, mientras todos se quejaban y Nora y Selene se reían. Después, me miró a mí. -Pero tú, hoy, vienes. - Sentenció, señalándome con el dedo.




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