Proyectando un Futuro
Llevo mis dedos a mis sienes en un intento desesperado de liberar un poco de estrés, papá suelta una risa.
── Recuérdame porque tengo que hacer esto. ──Pido con desesperación.
Papá vuelve a reír, gruño de mal humor en respuesta.
── No pude evitar ofrecerte para esto, estas recién graduado y el profesor encargado de la asignatura de Arte está indispuesto. ──Me aclara por tercera vez en los últimos diez minutos── Será bueno para ti esta experiencia, además, necesitas un poco de distracción. Si sigues encerrado terminaras como yo.
Lo miro mal desde mi asiento.
── Cuando me tuviste encerrado cuatro días en mi habitación por fisuras de mierda, no pensabas igual.
── Era diferente, estabas herido.
Vuelvo a gruñir en desacuerdo.
Hace dos semanas desde que regresé de traer a los padres de Alexandra, tuve que escaparme en más de una ocasión debido a que mi padre no me dejaba sólo ni para respirar. No es que no me guste que mi padre se preocupe por mí, sólo que hay un límite y odio sentirme inútil. Debido a que supuestamente sigo de reposo, mi padre me ha prohibido ir a las prácticas de boxeo, lo que significa que no he podido tomar ADN de Jhon y tampoco he podido hablar con Juan al respecto, mi papá asegura que eso puede esperar.
Los últimos días han sido horribles y agobiantes con nuestras peleas, yo diciendo que deberíamos acabar con esto de una vez, y él asegurando que mientras más calma tengamos, mejor saldrán las cosas.
Y una mierda con eso. No entiendo porque tanta paciencia si él sabe a la perfección que no podemos tardar tanto para cerrar este asunto, es como si estuviera esperando algo.
Entonces me propuso un trato, le haría un favor y a cambio, podré ir a mis prácticas de boxeo.
Todo parecía perfecto, sólo que no contaba con que el favor se tratara de lo que siempre me he burlado del niño bonito, dar una clase siendo tan joven como soy. Lo único que me consuela es que sólo debo hacerlo por el día de hoy y mi padre me dejara en paz, lo malo es que debo soportar estar sentado en mi antigua universidad, con Ryan cerca y con el director lanzándome miradas burlonas cada vez que lo encuentro en el pasillo.
── Sólo por hoy. ──Me repito a mí mismo.
── Si, por hoy. ──Volteo a verlo cuando percibo una duda en su voz, levanto una ceja en su dirección── Hablemos de tu futuro, no has hecho mucho por aplicar tu carrera, ¿has pensado que hacer?
Concentro mi mirada en los papeles frente a mí, lo poco que he hecho desde que me gradué ha sido ayudar un poco a papá con su trabajo, no me había detenido a pensar en mi carrera y lo que debo hacer.
── No lo sé.
Papá suspira.
── Me lo esperaba. ──No lo dice con reproche, pero aun así me siento culpable de no pensar en mí futuro, de su maletín, saca una carpeta y me la ofrece── Léelo cuando tengas un rato libre.
Simplemente tomo el sobre.
── ¿Qué sabes de mamá?
── Ella está bien, sólo lee el sobre luego.
Lo dejo sobre mi escritorio, bueno, el escritorio de alguien que me las cobraré caro si sigue provocando que yo de sus clases. Antes de que alguno de nosotros pueda decir otra cosa más, el timbre suena anunciando que deben iniciar las clases, me tenso y papá vuelve a reírse de mí.
── Vete. ──Le espeto. Él me da un apretón en el hombro.
── Que te vaya bien. ──Canturrea totalmente divertido, disfrutando de la situación.
Abre la puerta para irse, justo en el momento en el que los estudiantes se adentran y escogen sus asientos. Miro con pánico al ver que son demasiados y volteo en busca de apoyo moral de mi padre, sin embargo, ya se había ido. Cierro los ojos un segundo para tomar una respiración, al sentirme algo preparado, abro los ojos y me levanto.
Inmediatamente mis nervios ante tantos rostros viéndome aumentan. No suelo ser alguien tímido o con problemas de pánico escénico, siempre he sido una persona que se ha encontrado en el centro de atención, pero esto es diferente, muchos de los chicos que se encuentran aquí, me reconocen y las chicas, no dejan de guiñarme un ojo como si estuvieran sufriendo de tics nerviosos.
── Bueno, estoy seguro de que la mayoría me conoce ya, pero los que no lo hacen. Me presento, mi nombre es Derek Foster y...
── Y dame tu número, guapo. ──Dice una voz femenina al fondo del aula.
Suspiro con cansancio, empezaron antes de lo planeado.
── Cómo iba diciendo...
── ¿En serio piensas que te haremos caso a ti? ──Se burló uno de los chicos que me suena familiar── Tú, que eres la definición de la rebeldía de este lugar.
── Todavía no estás tan viejo, déjanos la hora libre y diremos que nos diste una larga clase aburrida. ──Argumenta otro.
── Sí, profesor. ──Dice con burla una de las rubias, me mira de arriba a abajo con coqueteo── Podemos ponernos al día, Dek.
Ni siquiera me molesto en responder, los chicos comienzan a hablar de sus vidas personales, sobre quien tiene más dinero, a la chica más sexy o el que simplemente tiene más imagen de macho alfa gracias a sus padres. Y pensar que yo fui así como ellos, me da vergüenza ajena de sólo recordar esos tiempos.
Pensé en dejarlos quietos, no era quien para decirles que hacer, ser joven no ayudaba con la situación. Me pregunté vagamente qué fue lo que tuvo que hacer Ryan para que le tomaran en serio.
La rubia de antes se sube a mi escritorio y yo me levanto para recostar en el pizarrón a mis espaldas. Ella se burla ante mi acción.
── ¿Me tiene miedo, profesor? ──Niego con la cabeza── Entonces acérquese, déjeme distraerlo de estos simios.
Señala con la cabeza a sus compañeros, y razón a la chica no le falta, los chicos hablan de sus tonterías y cada grupo alza la voz para que su conversación resalte sobre el resto. La rubia en el escritorio sigue hablando, yo no le escucho nada debido a que mi atención está en otra parte.
Editado: 04.01.2025