Antología del Terror

El Pozo del Diablo

Esta historia solía contarla a menudo mi padre en cada reunión familiar (lo cual era frecuente, pues en mi familia siempre encuentran una escusa para reunirse cada semana) se trataba de un supuesto pozo de agua abandonado dónde, según los rumores, comenzaron a suscitarse múltiples apariciones extrañas, mismas que, de manera gradual, comenzaron a causar terror entre las comunidades cercanas a este lugar.
 


Cuenta mi padre que era la época de los 70'S, estaba de visita en el rancho de unos tíos en Zacatecas, México; era la fiesta patronal del pueblo y él, al igual que sus primos, siempre estaban listos para divertirse.
Era normal encontrar rostros conocidos en el pueblo, ya que la mayoría se conocía y todo era paz y alegría... Hasta que alguien se embrutecía por el abuso de alcohol.
El rancho estaba a poco más de una hora del pueblo (caminando). Había un atajo, siempre hay un atajo, pero debían atravesar un cerro que se interponía entre el rancho y el pueblo, esto ahorraría media hora de camino, pero nadie se atrevía a cruzarlo y menos de noche, pues también tenía su propia leyenda.

De modo que la única forma era rodear el cerro siguiendo la carretera y, aunque el pozo estaba justo a lado del camino, las recientes apariciones no cobraban tanta fuerza y todavía estaba en duda la veracidad de los hechos.

La fiesta estaba en su apogeo y los primos de mi padre, junto con él, ya estaban medio tomados y después de que uno de los primos de mi padre tuviera un altercado con un sujeto, comenzó a beber cada vez más, al grado de insistir en terminar la riña.
Era casi media noche y entre los tres lo convencieron para regresar al rancho, anduvo por todo el trayecto renegando y maldiciendo, alegando que no era un cobarde y que en los próximos días lo demostraría; se acercaban ya al pozo dónde supuestamente solía aparecerse el diablo, a su alrededor no había nada más que árboles, cactus, pinos y un sin fin de nopaleras que resaltaban lo tétrico del lugar y los extraños sonidos del monte, no hacían más favorable el andar.

Cuando tuvieron a la vista el pozo, la actitud de Luis quién había tenido el altercado, se tornó más agresiva aún y de inmediato se adelantó y se asomó por la orilla del pozo.
-¡Diablo...! -gritó de pronto -¡sal si eres diablo!
Mientras se aproximaban a él para intentar calmarlo y hacerlo continuar, el ambiente se comenzó a tornar más sombrío aún; los gritos desafiantes de Luis harían estremecer a cualquiera en esa situación.
-¡Hasta tú me tienes miedo! -seguía vociferando -no eres nada y tampoco te temo, yo no le tengo miedo a nadie.
En vano trataron de hacerlo entrar en razón e incluso intentó atacarlos, así que decidieron dejarlo ahí hasta que se calmara.

Luego de haber caminado algunos metros, Luis comenzó a seguirlos sin dejar de retar al diablo, cuando súbitamente, escucharon una especie de chapoteo en el fondo del pozo y una risa de bebé que les hizo erizar la piel, el viento comenzó a soplar tan frío que calaba hasta los huesos y un silencio enorme ensordeció todo el lugar, ni los ruidos del monte, ni los sonidos de los animales se podían escuchar. Era esa clase de silencio que, calladamente, te anunciaba que algo andaba mal; vieron caminar a Luis de nuevo a la orilla del pozo y entonces la risa de aquel niño se detuvo... Luis permaneció unos segundos mirando por encima del borde de aquel lúgubre pozo, cuando de pronto, vieron algo que los dejó helados de miedo.
Por encima de Luis, una figura espectral y oscura, flotaba, parecía usar una gabardina y una tejana, muy al estilo vaquero, aunque solo era una silueta, lograron distinguir un brillo espeluznante a la altura de los ojos, haciéndolos sentir que los observaba fijamente y, casi en seguida, Luis volvía corriendo con el rostro totalmente blanco, un blanco que resaltaba en la oscura distancia y fué entonces que pudieron moverse.
No supieron cómo lograron llegar al rancho, pero se sintieron seguros cuando vieron las luces a lo lejos, se detuvieron para tratar de recuperar el aliento y hablar de lo sucedido.
Luis les contó que cuando miró al interior del pozo, logró ver a un bebé con cuernos que sonreía y con una mano le hacía una seña para que bajara, después de eso sintió que algo lo sujetaba por la espalda impidiendo que se moviera, mientras aquella figura demoniaca comenzaba a escalar para alcanzarlo.
De esto no le contaron a nadie ni una palabra, solo hasta unos años después, fué que mi padre comenzó a contarlo.



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En el texto hay: hechos reales

Editado: 27.11.2022

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