Antonimia

Capítulo 1: Percate

El agua de la ducha hacía eco en las paredes y el calor que esta desprendía poco a poco se iba perdiendo, pero Malena con su mirada perdida en los blancos azulejos, no se inmutaba.
Las imágenes como si fueran vívidos recuerdos entraban uno tras otro. Sus amigos riendo en un parque, en una feria, en el cine... si bien los reconocía a todos, había uno al que nunca lograba verle la cara por más esfuerzo que hiciera. Cabello negro y ondulado, dibujos negros en sus brazos y un sentimiento de molestia es lo que siempre percibía de él y ,por mucho que la sensación fuese recíproca, más le inquietaba el no saber quién era.

La campana avisando que era el último llamado para lo alumnos sonó y junto con ella, el ruido de la arcilla partiéndose la descolocó. Contó con su dedo los azulejos, así como había estado haciendo alrededor de una semana, y su sorpresa fue nula cuando llegó al mismo número a la misma hora de siempre. Seis y media de la mañana, la campana sonaba y el azulejo número treinta y tres se partía.

Malena estaba segura, su mundo estaba por cambiar. Esa noche el sueño que, hasta entonces había sido repetitivo, cambió por completo. Ojos negros, facciones marcadas, un lunar a un lado de su labio y una voz temblorosa por el llanto.

—Vitto —murmuró.

¡Malena, por fin!




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