Apariencias engañosas: Conexiones oscuras

3

No ha vuelto a recibir ningún mensaje. Y de eso hace ya dos días. Así que Brooke piensa que fue una simple broma de alguien que se aburría demasiado en su habitación.

Aparta la mirada de su ordenador y estira sus brazos y su espalda, aún sentada en la silla. Lleva un buen rato totalmente concentrada en el trabajo que tiene que entregar al día siguiente y, aunque ya lo ha terminado, está repasándolo por si hay algo que no está bien. Sólo le queda un par de páginas y luego tiene que imprimirlo, así que se apresura a leerlo todo rápidamente para terminar de una vez.

Rachel se fue hace una hora, así que cuando sale de la habitación, se asegura de cerrar bien la puerta. Baja a la biblioteca de la residencia y allí se acerca a una de las impresoras libres conectadas a un ordenador. Un par de minutos más tarde, tiene el trabajo completamente imprimido y listo para entregar.

Está a punto de salir de la biblioteca, pero se encuentra con Louis sentado en una de las mesas, y decida acercarse a él.

–Hola, Louis –sonríe.

–Brooke, ¿qué tal? –levanta la vista de un libro y la mira.

–Bien, venía a imprimir esto –le enseña los folios que tiene en su mano–. ¿Y tú? ¿Qué haces?

–Leía un poco. La profesora de Filosofía del Derecho me recomendó este libro, y lo he encontrado hace un rato. Y mi compañero de habitación había quedado con una chica. Me ha pedido el favor de dejarles solos. Y estoy seguro de que no era para hacer un trabajo.

Brooke ríe y él la mira a través de sus gafas, divertido.

–Bueno, entonces te dejo leer tranquilo. Nos vemos mañana.

–Hasta mañana, Brooke –él sonríe.

A Brooke le cae genial. Es un chico bastante simpático y las veces que han coincidido y han pasado un rato juntos, se lo han pasado realmente bien. Es un buen chico.

* * *

A unos metros, ve a Brooke entrando en la biblioteca, y aprovecha esa oportunidad para subir rápidamente a su planta. Hace dos días que le dejó esa nota y parece que no le ha dado demasiada importancia. Se ha fijado en ella y en cómo no parecía nada preocupada.

Así que ya es hora de dejarle una nueva nota.

Como se esperaba, la puerta de su habitación está cerrada con llave. En un principio tenía la intención de dejarle la nota debajo de la puerta como hace dos días, pero decide dar un paso más. Así que, rápidamente, saca un par de clips de su mochila que sujetaban algunos folios, los abre y los introduce en la cerradura. No sabe hacer eso demasiado bien, sólo lo ha hecho un par de veces; pero, al final, consigue abrirla.

Se apresura a recorrer la habitación y dejar la nota sobre el escritorio, en la zona que sabe que es la suya al reconocer su carpeta. Después, le echa un rápido vistazo a la habitación, viendo que está bastante ordenada, y se apresura a salir lo antes posible, cerrando la puerta a su espalda.

Justo en ese momento, escucha una voz conocida hablando con una chica y llegando a ese pasillo. Así que, casi corriendo, recorre el pasillo en la dirección contraria y dobla la esquina justo cuando ella llega a su habitación.

Ha tenido suerte. No le ha visto.

* * *

Vuelve a su habitación y se sorprende cuando ve que la cerradura no está echada, que sólo tiene que bajar el pomo para abrir la puerta. Rachel debe haber llegado ya. Y su sospecha se confirma cuando, al entrar, la ve saliendo del baño.

–¿Dónde estabas? ¡Te estaba buscando! –le dice al instante en el que la ve.

–He ido a imprimir esto –levanta el trabajo y se acerca a dejarlo en su escritorio–. ¿Por qué?

–Vamos a ir al cine. Venga, prepárate.

–Ah, ni siquiera me das opción de elegir, tengo que ir sí o sí –bromea Brooke.

–Pues sí –se encoge de hombros–. ¡Venga, prepárate!

–Si ya estoy lista.

–¿Ah, sí? Pues venga, vamos. Adele me ha avisado de que ya está con los chicos esperándonos. Conduces tú, ¿vale? Así que venga, coge las llaves y vámonos.

–Tú sabes que ir con prisas por la vida te da estrés y hace que se te caiga el pelo, ¿no? –enarca una ceja, divertida, mientras coge sus cosas y sale de la habitación.

Rachel no contesta, se apresura a recorrer los pasillos de la residencia y salir de allí. Brooke acelera la velocidad de sus pasos para ir junto a su amiga y, las dos juntas, se acercan al coche de Brooke.

En su cumpleaños de hace un año, sus padres le hicieron el gran regalo de comprarle un coche. Le emocionó bastante ese regalo y tener ya su propio coche sin tener que depender siempre de alguien para moverse por la ciudad. Y mucho más ahora que está estudiando fuera y muchas veces tiene que coger el coche para ir a cualquier lado.

Comienza a conducir hacia el centro comercial en el que se encuentra el cine donde sus amigos están esperándoles.

–¿Has hablado ya con tus amigos para ver si pueden venir el sábado? –le pregunta Rachel.

–Aún no. Bueno, hace tiempo Jack me dijo que vendría sí o sí, y supongo que Max y Evelyn también –Brooke se encoge de hombros–. Les llamaré después y hablaré un rato con ellos supongo.

–¿Y tus padres?

–Vendrán el domingo y comeré con ellos.

–Entonces, genial, ¿no?

–Sí –Brooke sonríe. Lleva sin ver a sus padres desde hace dos semanas, y está contento de que por fin vayan a poder a volver a verse ese domingo.

Sigue conduciendo durante un rato más hasta que llegan al centro comercial. Entra en el aparcamiento y, en cuanto encuentra un hueco libre, lo deja ahí rápidamente. Las dos chicas bajan del coche y suben por el ascensor a la planta donde se encuentra el cine.

No tardan en divisar a sus amigos a la entrada de éste, esperándolas.

–¡Ya era hora! –exclama Peter en cuanto las ve llegar.

–Pero si no hemos tardado nada, no seas exagerado –reprocha Rachel.



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En el texto hay: asesinatos, misterio, thriller

Editado: 22.10.2021

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