Apariencias engañosas: Conexiones oscuras

5

–¿Tienes fiebre?

–Sí –Rachel le enseña el termómetro y Brooke se acerca para cogerlo. Efectivamente, tiene 38.5 de fiebre–. Me encuentro fatal.

–Pero esta mañana te has levantado bien, ¿no?

–Me encontraba un poco mal, pero no le he dado importancia. Supongo que debería haberlo hecho y haberme tomado algo antes de empeorar –tose un par de veces.

Brooke la mira, un poco preocupada, sentada en el borde de su cama.

–¿Quieres que te traiga algo? ¿Te preparo algo caliente para beber?

–No, no me apetece. Creo que me voy a quedar aquí tumbada e intentar dormir un poco, para ver si me encuentro mejor. Hace cinco minutos me he tomado una pastilla. Igual de aquí a un par de horas me encuentro mejor y puedo ir a cenar con vosotros.

–Ojalá –Brooke suspira y se levanta de la cama–. Yo me voy a dar una ducha y a prepararme. Intenta descansar.

–Lo haré.

Rachel vuelve a toser y Brooke encuentra en el cuarto de baño, con uno de sus brazos ocupados por el conjunto que se pondrá en unos minutos, el cual consiste en una falda corta de pequeños cuadros blancos y negros, un top negro de manga larga y unos botines negros. Como complemento, se ha decidido por dos collares de plata y un bolso negro con detalles en plateado.

15 minutos más tarde, ya está duchada y vestida. Decide secarse el pelo esa vez con el secador para poder plancharlo un poco y se maquilla con lo básico, aunque esa vez decide pintarse los labios de rojo para darle un toque diferente.

Un rato más tarde, ya está lista. Se pone desodorante y un poco de colonia y ya, por fin, sale del cuarto de baño. Se encuentra a Rachel aún tumbada en la cama, tapada hasta el cuello y con los ojos cerrados, pero no tarda en abrirlos cuando escucha a Brooke caminar por la habitación. Está preparando la mochila que llevará a casa de Brendan ya que, aunque no vayan a estar todos, sigue en pie que se queden a dormir tanto ella como Jack después de haber ido a tomar algo.

–Qué guapa vas –sonríe ella.

–Gracias –Brooke le sonríe también y mira su móvil. Tiene un mensaje de Brendan donde le avisa que ya está yendo a la residencia, así que le contesta rápidamente y vuelve a mirar a su amiga–. Bueno… me tengo que ir, Brendan ya viene.

–Siento mucho no poder ir, me sienta fatal tener que quedarme aquí.

–No te preocupes, Rachel. Nadie elige cuándo ponerse enfermo.

–Aun así, me sabe fatal no poder ir.

–No seas tonta –le sonríe y se asegura de llevar la llave de la habitación–. Descansa, ¿vale?

–Creo que bajaré a la enfermería, para que me den algo más para la fiebre –suspira–. Y tú, pásalo bien. Envíame muchas fotos.

–Lo haré –le lanza un beso mientras se acerca a la puerta–. Adiós, guapa.

Ella levanta su mano para despedirse y Brooke sale de la habitación de una vez.

Aunque le haya dicho a Rachel que no se preocupase y que no pasaba nada, realmente está un poco triste con el hecho de que ella tampoco vaya a poder ir a celebrar su cumpleaños. De momento, sólo podrá ir con Jack y Brendan, ya que Evelyn le avisó de que ella y Max irían al día siguiente, así que coincidirán con sus padres, con quienes ya ha hablado esa mañana.

Jack ha quedado en que la llamaría para avisarle de que ya había llegado y de que iría directamente al restaurante donde cenarán, pero aún no ha recibido ningún mensaje. Estará a punto de llegar.

En cambio, de quien sí recibe un mensaje en ese momento es de ese número desconocido. Tiene la tentación de borrar el mensaje y no pensar en ello, al menos, durante ese día. Pero la curiosidad y la incertidumbre son demasiado grandes, y termina abriendo la conversación.

“Feliz cumpleaños, querida Brooke. Que sepa que no me he olvidado”.

No sabe qué responder, aunque ni siquiera piensa hacerlo. Así que vuelve a guardar el móvil en su bolso y, un par de minutos más tarde, ve aparecer el coche de Brendan.

–¡Hola, cumpleañera! Felicidades, de nuevo –sonríe él en cuanto Brooke entra en su coche, aunque rápidamente cambia su expresión–. Uy, ¿a ti qué te pasa?

–Pasar mi cumpleaños casi sola no es lo que más me apetece, la verdad –suspira mientras se abrocha el cinturón.

–No estarás sola, estoy aquí. Y tu novio también viene, ¿no?

–Por eso he dicho casi –se encoge de hombros, sonriendo un poco–. Pero no sé, me apetecía que pasásemos el día todos juntos.

–Es normal –le da un suave apretón en sus manos antes de llevarla al volante y seguir conduciendo–. Pero no te preocupes, nos lo pasaremos genial en compensación a los que no han podido venir. Te aseguro que conmigo no te aburres.

–Eso seguro –Brooke ríe.

Se inclina para subir un poco el volumen de la radio, pero se detiene cuando escucha el sonido de su móvil. La están llamando. Y debe ser Jack.

De hecho, lee su nombre segundos después. Se apresura a descolgar y acercarse el móvil a la oreja.

–¡Hola! ¿Ya has llegado? Yo no tardaré en llegar.

–De eso quiero hablarte –Jack suspira–. He pillado un atasco. Uno enorme.

–¿En serio? –ahora es Brooke quien suspira, apoyando su cabeza en el respaldo del asiento–. ¿Hace cuánto? ¿Cuándo llegarías?

–Hace 10 minutos, aunque no te he llamado hasta ahora porque pensaba que llegaría a tiempo. Me faltaba unos 20 minutos para llegar, así que no sé cuánto tardaré. Esto avanza demasiado lento.

–Pues qué bien… –murmura.

–Sí, yo he pensado lo mismo –puede notar la frustración en su tono de voz–. Empezad vosotros a cenar. Intentaré llegar lo antes posible.

–Sí, vale –vuelve a suspirar–. Avísame cuando estés llegando, ¿vale?

–Lo haré. Te quiero.

–Yo también –y cuelgan los dos al mismo tiempo.

Cada vez más decepcionada, triste y sin tener ganas de celebrar su cumpleaños, guarda el móvil en su bolso y se gira hacia Brendan, quien ha estado escuchando toda la conversación.



#7465 en Thriller
#4185 en Misterio
#2940 en Suspenso

En el texto hay: asesinatos, misterio, thriller

Editado: 22.10.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.