Brooke camina lentamente por los pasillos de la universidad, dirección al despacho de la rectora. Se toca la mano vendada inconscientemente; aún le duele. A pesar de tomarse las pastillas que el médico le recetó, el dolor sigue ahí. Constante. Además, esa noche ha vuelto a descansar poco. Ahora, además de las pesadillas, el dolor en su mano ha sido un plus que no le ha dejado dormir más de 3 horas seguidas.
Esa mañana se ha levantado con la intención de hablar con la rectora. No tenía muchas ganas de ello, pero la insistencia de sus amigos la hay ayudado a dar ese paso. Así que en ese momento camina hacia allí para quitarse de una vez ese peso de encima.
Saluda rápidamente con la mano a algunos de sus compañeros y, por fin, se detiene frente a la puerta del despacho. No llama directamente, se queda unos segundos ahí parada, pensando en cómo debería empezar esa conversación. Pero no puede pensar con claridad, así que lo mejor será que entre y lo diga directamente.
Levanta su mano para llamar a la puerta, pero la baja al instante en el que la puerta se abre. La rectora aparece frente a ella, pero no está sola. Está acompañada por el inspector Clark y su compañero Gray.
¿Qué hacen ahí?
–Oh, buenos días, Brooke –la saluda la mujer. Le sorprende que haya recordado su nombre con la cantidad de alumnos que hay en esa universidad.
–Buenos días, rectora Bennet –murmura–. Eh… ¿tiene un momento? Necesito hablar con usted de algo.
–Lo siento, ahora mismo… no puedo –lanza una mirada a los inspectores–. Hablaremos en otro momento, ¿vale? Hay un asunto que debemos resolver.
¿Por qué Brooke percibe cierta tristeza en su mirada y en su tono de voz?
Se queda mirándola un momento hasta que asiente con la cabeza.
–Está bien, no la entretengo más, entonces –se coloca a un lado.
–Te avisaré –añade y Brooke vuelve a asentir con la cabeza.
Pasa por su lado y los inspectores van tras ella. Se queda mirándoles e intercambian un saludo rápido antes de que ellos sigan a Penny Bennet, la rectora, a través de los pasillos de la universidad, ganándose las miradas curiosas de todo aquellos con los que se cruzan.
Brooke se queda un momento ahí, pensando en por qué vuelven a estar los inspectores en la universidad. ¿Seguirán investigando el caso de Charles? ¿Habrán averiguado algo más? ¿Y por qué Penny parecía triste?
Decide no pensar más en ello e ir a su primera clase. Está a punto de comenzar y no le gustaría llegar tarde. Así que recorre el mismo camino que ha hecho para llegar hasta allí y desvía en uno de los pasillos, llegando a su primera clase a los dos minutos. Ha llegado justo a tiempo.
Entra en el aula y ve como Adele ya está sentada en su sitio, así que camina hacia ella rápidamente.
–¿Ya has hablado con la rectora? –le pregunta nada más verla llegar.
–No –se sienta a su lado y la mira, dejando su bolso de clase sobre el escritorio–. Iba a hacerlo, pero… estaban el inspector Clark y Gray con ella, en el despacho. No podía atenderme ahora.
–¿Y qué hacían ellos allí?
–No lo sé –se encoge de hombros–. Igual será algo relacionado con Charles, ¿no?
–Pues sí, puede ser –asiente lentamente con la cabeza–. ¿Te ha dicho cuándo puedes ir a hablar con ella?
–Me ha dicho que ya me avisará.
–Pues que lo haga pronto. Si no, vuelves a ir tú a hablar con ella.
Brooke asiente con la cabeza, con la mirada perdida al frente de la clase. ¿Por qué tiene el presentimiento de que algo no va bien?
–¿Te duele? –le pregunta Adele de nuevo.
Brooke la mira al instante.
–Sí, un poco –suspira.
–¿Te has tomado las pastillas? ¿Y te has puesto la crema?
–¿Qué pasa? ¿Estás preocupada por mí, Adele? –bromea ella, sonriendo de lado.
–Oye, que pareceré muy borde, pero que yo me preocupo por ti, eh –replica ella, aunque la mira divertida–. Además, tú y yo nos parecemos más de lo que piensas. ¿Te recuerdo que la que no hablaba con nadie al principio también eras tú?
Si tú supieses por qué, Adele.
–Cierto –se limita a decir, asintiendo con la cabeza. En ese momento, ve pasar a Louis por la mesas de enfrente, para sentarse en su sitio–. Buenos días, Louis.
–Buenos días, chicas –las mira al instante–. Oh, Brooke, ¿qué te ha pasado? –señala su mano.
–Me di un golpe –levanta la mano–. Tengo un esguince.
–Qué putada.
Brooke asiente y está a punto de decir algo cuando entra la profesora en la clase. Pero se sorprende al darse cuenta de que no va sola. Va acompañada de la rectora y… los inspectores.
¿Qué está pasando?
Brooke intercambia una mirada confusa con Adele y Louis antes de que él tome asiento –al igual que la mayoría de la clase– y miran al frente, esperando una explicación. Todos están igual de confusos que ella.
Se forma un silencio en el aula que se alarga unos segundos hasta que Penny se aclara la garganta y empieza a hablar:
–Buenos días a todos y a todas –hace una pausa–. Os preguntaréis que… que estamos haciendo aquí, seguramente. Y es… bueno… –vuelve a hacer una pausa. Parece nerviosa. Y la profesora a su lado tiene la mirada triste–. El profesor Foster, Andrew Foster, ha sido encontrado muerto esta mañana en su despacho.
Todo el mundo comienza a murmurar en cuanto Penny deja de hablar. Brooke mira rápidamente a Adele, quien piensa lo mismo ya que dirige su mirada a su amiga, y las dos se miran con los ojos abiertos como platos antes de volver a mirar al frente. Inevitablemente, las manos de Brooke comienzan a temblar un poco, aunque intenta disimularlo escondiéndolas en los bolsillos de la sudadera que se ha puesto esa mañana.
El profesor Foster ha sido encontrado muerto esa mañana. En su despacho. Justo después de lo que pasó con ella al terminar su clase. ¿Habrá tenido eso algo que ver?
–Las clases de hoy se suspenden –sigue hablando Penny tras unos segundos–. Ya os avisaremos de cuándo será el entierro, por si alguno de vosotros quiere. Y, por favor, aunque las clases se hayan suspendido, quedaos por aquí. Los inspectores querrán hablar con algunos de vosotros.
Editado: 22.10.2021