Apariencias engañosas: Conexiones oscuras

26

Entra una vez más en el psiquiátrico y la mujer de ventanilla incluso le sonreía al ver que de nuevo está por allí. Ni siquiera hace falta que diga el nombre de Ruby para que sepan que va a verla a ella.

Cuando dejan que pase, sigue a una mujer joven hasta la sala de visitas, junto con tres personas más, y ve a su hermana en una de las mesas que hay cerca de las ventanas. Se acerca allí rápidamente y Ruby sonríe en cuanto se sienta frente a ella.

–Ya pensaba que no vendrías.

–No lo dudes, Ruby –sonríe.

–Bueno, cuéntame. ¿Ha salido todo como esperábamos?

–Todo ha sido como esperábamos. Brooke ha sido detenida, Jack está en el hospital y Louis también –le explica rápidamente–. Todo va sobre ruedas.

–Genial. ¿Jack sobrevivirá? –pregunta y asiente con la cabeza–. Bueno… al menos Brooke se ha llevado el susto y sabrá que no tuvo que venir aquí y decir lo que dijo –se encoge de hombros–. ¿Has traído lo que te pedí?

–Sí –con cuidado de que ningún enfermero se dé cuenta, saca del bolsillo interno de su chaqueta varias horquillas que deja disimuladamente en la mano de Ruby, bajo la mesa–. ¿Con estas te servirán?

–Sí –asiente rápidamente.

–¿Y ya tienes el plan?

–Por supuesto –mira a su alrededor y baja un poco la voz–. Por la noche, cuando vengan a darme las pastillas, estaré preparada para dejar inconsciente al enfermero que suele venir siempre. Le caigo bien, así que entrará en la habitación y no tendré problemas. Cuando salga, iré con cuidado hasta la alarma de incendios y la pulsaré; así, cuando todos estén buscando de donde viene el problema, yo iré escondiéndome hasta que pueda llegar a la salida de emergencia, la cual abriré con las horquillas –hace una pausa–. Si todo va como tengo pensado, en 10 o 15 minutos estaré fuera.

–Genial, yo estaré esperándote fuera.

–Estupendo –Ruby vuelve a sonreír–. ¿Sabes ya como conseguir que Brooke llegue allí?

–Por supuesto. Evelyn será mi gran ayuda. Además, le enviaré un mensaje a sus amigos, para que todos estén allí cuando vaya en busca de su gran amiga –hace una pausa–. Y ya le he dejado un regalo en la habitación.

Los dos se quedan mirándose con una sonrisa de lado.

Si el plan va como ellos desean, esa misma noche Ruby estará fuera y podrá volver a encontrarse con su amiga.

* * *

Brooke se pasa las manos por la cara, frustrada, e intenta no ponerse a gritar de un momento a otro. Mira a la persona que tiene enfrente, Edgard, y a quien está más cansada de ver con cada minuto que pasa.

–He dicho que yo no sé nada –repite lentamente.

–Mira, Brooke, vamos a ser sinceros –Edgard apoya sus brazos sobre la mesa–. Tú eres la única persona que, de momento, tenía relación con las tres personas asesinadas. Aunque fuese mínima. Incluso estuviste presente en el escenario de la muerte de Charles. Y esas tres muertes te han afectado mucho, nos hemos dado cuenta –hace una pausa–. Recibimos una llamada anónima en la que nos avisaban que se te veía armada en dirección a la habitación de ese chico. Y, de repente, te encontramos allí con unas tijeras en la mano.

–¿Cuántas veces tengo que decir que lo único que intentaba hacer es ayudarle?

–Tienes que entender que, de momento, eres la única culpable.

–Pues no, no lo entiendo. ¿Acaso tenéis alguna prueba física donde se indiqué que he sido yo la culpable de todas esas muertes?

–Tenemos tus huellas en la habitación de Louis.

–Claro, como las de todo el mundo que haya podido entrar en su habitación en los últimos días.

Hay un momento en silencio de apenas un par de minutos hasta que él vuelve a hablar:

–Brooke, te soy sincero cuando te digo que no me gusta estar en esta situación contigo. Pareces una buena chica, pero…

–Pero soy culpable aunque no existan pruebas. Vale, genial –le interrumpe. Tras una breve pausa, continúa hablando. Ya no va a esconderlo más–. ¿Tenéis mi teléfono?

–No, ¿por qué…?

–Estaba en mi bolso. ¿No lo habéis encontrado en la habitación? Lo dejé ahí.

–Que yo sepa, en la habitación no hemos encontrado ninguna pertenencia tuya. Si la hubiese, ya la hubiese traído a la comisaría –le explica y la mira, curioso–. ¿Por qué lo preguntas?

–Quería demostrarte que yo no he sido culpable de nada. Que yo no soy ninguna asesina.

–Está bien –señala su mano–. ¿Y me puedes explicar por qué tienes la mano así?

Brooke baja la vista a su mano y se queda unos segundos mirándola. Debido al golpe que le dio al lavabo en el cuarto de baño del hospital, la mano que tuvo vendada y que debía mantener en el máximo reposo posible, vuelve a estar un poco hinchada y amoratada en la parte interna de la muñeca.

–Ya te lo dije –vuelve a mirarle–. Me caí. El otro día me quitaron la venda y me dijeron que tenía que mantener la mano en reposo, pero, claro, como te puedes imaginar, después de lo que le ha pasado a mi novio y de que penséis que soy yo quien lo hizo, pues no estoy muy contenta. Así que le di un golpe al lavabo de un cuarto de baño.

Edgard está a punto de volver a hablar cuando se ve interrumpido por Oliver en la sala de interrogatorios. Brooke lleva un rato ahí con Edgard, esperando a que su padre llegase de una vez.

Cuando lo ve cruzar la sala y acercarse a donde están ellos, suelta un suspiro, aliviada.

–Brooke, no digas nada más –le dice, llegando a ellos.

–Perdona, Edgard. No he podido dejarle fuera –aparece Gabriel en ese momento.

–No te preocupes.

–¿Se puede saber qué está haciendo mi hija aquí? –le pregunta directamente al policía.

–Sólo queríamos hacerle unas preguntas. Recibimos una llamada anónima en la que nos avisaban de que iba armada a la habitación de un chico, y la vimos allí.



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En el texto hay: asesinatos, misterio, thriller

Editado: 22.10.2021

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