-Auch! ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? -dijo Calena confundida mientras su vista estaba borrosa al despertar.
-Estamos en el desierto más caliente de tu planeta, el desierto Cayuyu en la zona norte de este planeta, aquí hay una de las 9 puertas al inframundo, pero el que yo te trajera aquí no es solamente para que observes el paisaje, es momento de iniciar tu entrenamiento.
-E-Entrenamiento? -Preguntó confundida Calena.
-Sí señorita, usted debe aprender a manejar su poder entregado por los dioses de la oscuridad...
Calena se quedó viendo el basto paisaje de montañas de arena y arena arrastrada por el viento.
-Mire, le daré un pequeño ejemplo -dijo Belfegor mientras colocaba sus manos en el piso caliente de Cayuyu.
El piso se cimbraba, Calena veía sorprendida como el piso parecía comenzar a abrirse, la arena se movía como si fuera mar de aguas, la arena en lo que parecía una explosión saltó como agua al cielo y al caer solo se quedó quieta mientras un hoyo se formó donde cayó la arena, la arena se convirtió en lava, Belfegor sacó sus manos de la arena y se dirigió a Calena.
-Usted tiene mucha más habilidad de lo que acaba de ver. -dijo Belfegor -Solamente debemos encontrar una manera de hacer que lo domine.
-Yo no estoy tan segura de eso... -dijo Calena mientras se formaba una mueca de disgusto en su rostro.
Solamente crea en usted, yo sé que puede hacerlo. -dijo Belfegor a la espalda de Calena.
Calena no quería hacerlo, ella sabía que en cuanto lograra controlar sus habilidades su mundo tendría que ser destruido, ella nunca ha sido una persona que le guste dañar a otros, solamente pensaba en su madre y en el dolor que sentía al haberse separado una de la otra, pensaba en su escuela y en aquella chica que sabía de sus habilidades, pensaba en que o quien era ella misma.
-Exactamente qué fue lo que sintió cuando usó por primera vez sus habilidades? -preguntó Belfegor a Calena regresando su cabeza al "entrenamiento"
-Pues... Iba tarde a la escuela y tomé mi bicicleta como cada mañana, iba muy rápido y lo único que recuerdo es que cuando me di cuenta un camión estaba en frente de mí y creí que moriría, me caí de la bicicleta y solamente puse una mano frente a mí, sentí como si todo mi cuerpo ardiera y cuando me di cuenta el camión se partió a la mitad y mi mano parecía como cuando sacas una herradura del fuego.
-Por supervivencia... Claro! ¿por qué no lo pensé antes? -dijo Belfegor dándole la espalda a Calena.
-Qué dijiste? -dijo Calena con duda.
Belfegor puso su mano en el piso y un agujero pequeño se abrió, de donde salieron unas criaturas que parecían personas bañadas en lodo, con ojos amarillos y con pupilas que parecen de león dirigiéndose a ella de una forma lenta mientras Belfegor quedaba atrás de ellos dando la espalda y caminando hacia la nada.
-Verás la manera de vencer a estos seres, si no podrían matarte. -dijo Belfegor viendo de reojo a Calena y desapareciendo instantáneamente.
Los entes se le acercaban lenta pero salvajemente a Calena, con intenciones de acabar con ella, mientras estiraban sus brazos y ella huía de ellos, después de correr unos metros se golpeó con una barrera que parecía haber sido colocada ahí para que no fuera a ningún lado, con los entes acorralándola ella solamente se sentó mientras esperaba por ellos.
Calena estaba atrapada, su corazón latía con fuerza mientras los entes se acercaban lentamente. La desesperación y el miedo la invadieron, Calena cerró los ojos, los entes estaban ya muy cerca, sus manos casi tocándola. De repente, una ola de calor surgió de su cuerpo. La arena bajo sus pies empezó a vibrar y a moverse, como había hecho antes con Belfegor la arena se transformaba en una especie de escudo, deteniendo momentáneamente a las criaturas.
Calena abrió los ojos, no sabía cuánto tiempo podría mantener eso, pero debía hacer algo más. Trató de concentrarse en sus sentimientos más profundos, en la necesidad de sobrevivir, pero al recordar la ira de separarse de su madre sintió que la energía aumentaba, de sus ojos brotaban llamas intensas de un color naranja metálico, su cuerpo entero se encendió como una llama, y la barrera de arena comenzó a girar violentamente, atrapando a los entes dentro de un vórtice, Calena se elevaba hasta llegar al medio del vórtice mientras sus manos tomaban el mismo color de sus ojos y su cuerpo parecía que había absorbido o se había fusionado con el fuego que invadía su cuerpo.
El calor era intenso y los entes empezaron a desintegrarse dentro del torbellino de arena y fuego. Calena vió cómo la última de las criaturas se desintegraba en el aire. La barrera cayó y la arena comenzaba a agitarse de manera brusca mientras nubes grises comenzaban a surgir arriba de ella.
-Lo ha hecho muy bien, señorita -dijo Belfegor con una ligera sonrisa-. Sabía que tenía el poder dentro de usted. Ahora, el verdadero entrenamiento puede comenzar.
Calena lo vió con furia y se preparaba para lanzar una bola de energía y fuego que apuntaba a Belfegor mientras gritaba.
-Con que será así entonces? Aunque aún no tienes lo suficiente. -dijo Belfegor mientras hizo una mueca cómo si sonriera y chasqueó.
Un pico que salió de la arena atravesó a Calena por en medio lo que hizo que el ataque hacía Belfegor no diera frutos, el pico se hizo más pequeño llevando a Calena a la altura de Belfegor.
Calena seguía luchando con sus ojos de furia y sangre morada saliendo de su boca mientras sus venas resaltaban la ira en todo su rostro, viendo a Belfegor y actuando como un perro rabioso.
-Dije... Aún no! -dijo Belfegor molesto y chasqueó nuevamente, una corriente eléctrica proveniente del pico por fin pudo inmovilizar a Calena dejándola inconsciente y desangrándose.
Belfegor veía a Calena mientras una carcajada repentina salía de él, alzó ambas manos y antes de poder atacar a Calena una fuerza lo inmovilizó.
-Recuerda que si ella muere todo nuestro plan colapsaría... -dijo una voz masculina en eco a sus espaldas.