Apocalypsis: Creados

CINCO

AXL.
 


 

No puedo dormir, otra vez.
 


Definitivamente había sido una semana dura. Habían ocurrido cosas que ni siquiera hace una semana pensé que me pasarían. Tal vez una parte de mí si lo sabia, solo que esperé que no pasaran.

Antonio y su esposa habían aparecido de la nada, y mis "padres" decidieron que me fuera con ellos, cosa que creo saber el porqué. 

Pero no estoy feliz, no lo estoy. Me había mudado a una nueva ciudad, y al día siguiente nos atacaba una puta anomalía. Me lleva un carajo.

Creo que al mundo le encanta hacerme de pendejo.

En serio quiero que todo esto termine. No quiero vivir así, no quiero pasar esto otra vez, no quiero perder todo por lo que trabajé por años.

No me agrada en lo absoluto estar rodeado de personas que no conozco, pero supongo que debo acostumbrarme. Lo digo, ni siquiera sé sus nombres. El pelinegro que no para de comer y que a este paso nos dejará sin comida. El rubio y su cara de muñeca. Su padre que la verdad no se parece a él, dudo que fuera su hijo, pero se parece a su madre así que hay posibilidad. No te desanimes, pequeño.

No pensé volver a verlas después de tanto tiempo, aunque todo sigue igual que la última vez, supongo que las cosas no han cambiado mucho después de todo.

En serio ya me aburrí. Necesitaba encontrar algo que me distrajera o sinceramente tomaría un arma me lo dispararía a mi mismo

Escuché pisadas desde el fondo de la casa, me paré con el más mínimo cuidado para no hacer ningún ruido. Tomé el revolver que estaba en la mesa, verifiqué que tuviera balas y efectivamente, estaba cargada.

Caminé hasta donde se dirigía el ruido y vi una escalera de incendios. Tenía que pasar por una ventana para subirla, ¿una escalera como esta en un lugar como este?, muy original. Bueno no tengo nada más que hacer, no pierdo nada.

Al subir no había nada aparte de la luna. 

Odio la luna, es tan melancólica y dramática.  A la mayoría de personas les gusta y es estúpido. Como esas frases en Tumblr, o estados de Facebook e Instagram: "Amo leer un libro con un café en mi mano escuchando la lluvia, y la luna siendo mi único acompañante". Es deprimente y patético.

Escuché una voz femenina tarareando una canción que me sabía a la perfección. 

Me permití relajarme, guardé el arma detrás de mi pantalón.

Only Ones Who Know...—ella paró de tararear y me miró.

Arctic Monkeys—completó.

Era ella.

No recuerdo su nombre de ahora, cosa que me hace idiota ya que lo he escuchado antes, eso lo sé, pero no lo recuerdo.

—Sabes que si te empujó mueres, ¿verdad?.

 Está muy cerca de la orilla. No, mejor dicho, está en la orilla.

—¿Lo harás?—preguntó curiosa.

—Podría—lo pensé—, pero me das pena.

—Gracias—bajo la cabeza—, ¡Qué ser tan considerado!—exclamó con sarcasmo.

Me senté a su lado y en serio esto me ponía nervioso, mucha altura para mi gusto.

—No creí que le temieras a algo—me dijo mirando el cielo.

—¿Eh?...—lo entendí—. Todos le tenemos miedo a algo, es lo que nos mantiene seguros.—no dijo nada.

La primera vez que la vi estaba en su tejado, viéndonos. No sé que pasaba por su mente, la verdad es que nunca sé lo que pasa por su mente, muy al contrario de ella.

—Axl ¿verdad?—asentí.

—¿Tú..?

Ella sabía mi nombre, pero yo no el suyo. 

Soy tonto en todo lo que concierne en recordar lo que me parece tonto, y esto es claramente un ejemplo.

Al ver que ella no respondía continué.

—Lo si...

—Max—me interrumpió.

Ah..., Max.

—Es dimi...

—No.—Me interrumpió, otra vez.

—¿Sabes siquiera que iba a preguntar?.

—No es diminutivo de nada.

Si lo sabía.

Nos quedamos en silencio por varios minutos, pero no uno incómodo. 

—¿Quién es?—preguntó rompiendo el silencio.

—¿Quién es quien?—pregunté.

—Rei.

Solté una risa divertida. Curioso.

—¿Eso importa?—pregunté mirándola, ella seguía mirando a algún lugar del bosque.

—Importa si yo te la hice acordar.

—No creo que importe mucho, la verdad—contrataqué.

—¿Tan feo es que tienes que mentir?—contraatacó.

No pude evitar reír.

De verdad jamás pensé tener esta conversación, y mucho menos con ella.

—¿Por qué piensas que miento?—pregunté curioso.

—No tengo idea, solo sé que lo haces—dijo en un tono anodino.

—No tiene mucho sentido eso.

Oh, si lo tiene.

—Supongo, pero también sé que tengo razón.

No dije nada.

A decir verdad no sé muy bien que decir. Decirle sobre Rei sería muy raro de mi parte.

—Si no quieres decírmelo, no te preocupes, lo entiendo. No te quiero obligar a hacer algo que no quieres.

—Que considerada eres—suspiré profundo y continué—. Ella es una persona que conocí hace mucho tiempo, más concretamente cuando era niño.

—¿Cómo era?—volteó a mirarme.

Me eché en el suelo, puse mis manos detrás de mi cabeza, amortiguándola. Cerré los ojos pensando.

—Ella era una completa tonta, aunque no en el sentido de inteligencia, porque verdaderamente era muy inteligente. Me refiero que a pesar de tener toda esa inteligencia decía cada bobería apenas abría la boca, pero supongo que era algo que hacía para hacernos sonreír, a pesar que ella la pasara peor.

—Parece que era muy importante para ti.

—Supongo que si.

—¿Y por qué me confundiste con ella?

—Quien sabe, ni yo lo sé. Supongo que una parte de mi la extraña.

—¿Qué pasó con ella?

—No lo sé, espero que siga ahí—abrí los ojos, la miré.

Ella me miraba curiosa.

—¿Dónde?

—Haces muchas preguntas.

Abrió los ojos como si hubiera recordado algo para luego sacudir su cabeza.

—Quien sabe—terminé por decir.

Me paré para bajar otra vez a la sala. La verdad me estaba congelado, tengo un cuerpo muy sensible al clima. No me juzguen, soy delicado.

 




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