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Prólogo

__¿Qué te parece la casa?

Hablaba y hablaba sin parar. Estaba completamente emocionado. Finalmente se uniría en matrimonio con la mujer de sus sueños.

Ella, Lo miro con los labios fruncidos para luego, rodar los ojos y, alejarse de él.

_Me da igual.

Dejo salir un suspiro cansado. Esa mujer lo iba a volver loco.

Contó hasta diez para poder calmarse antes de perder los estribos. Antes de pronunciar palabra alguna. Sin embargo. La espinita se había clavado en su corazón hace bastante tiempo y, él, lo sabia mejor que nadie, mejor que su familia. Aunque se hiciera de la vista gorda.

__¿Nunca me vas a dar la oportunidad, cierto?

El cuerpo de ella se tensó de inmediato y clavo una mirada llena de resentimiento en él.

_Calla, por favor. Tenemos un trato.

Lo apunto con el dedo índice, haciendo una advertencia.

__No, tu tienes un trato. Yo puedo irme cuando yo quiera.

Contesto con una voz que ni el mismo recordaba tener.

_No te atreverías en absoluto.

__No me provoques Hannah Krane no sabes de lo que puedo llegar a ser capaz.

_No me amenaces.

Se dio la vuelta y lo dejo parado en medio del gran salón, dentro de esa gran casa que ambos habían ido a mirar. Aunque era mas por él que por ella. Mientras Apolo quería formar un hogar con Hannah, ella solo jugaba con él.

Y eso, había llegado a su fin. Él, no se dejaría pisotear por ella. Nunca mas. Había llegado el momento de que ella se diera cuenta quien era Apolo Moctezuma.