Romina
A la mañana siguiente, me desperté con una mezcla de emoción y aprensión. Los eventos del día anterior aún estaban frescos en mi mente, y no podía dejar de pensar en la apuesta. Sabía que debía ser cuidadosa con mis sentimientos, pero al mismo tiempo, me daba cuenta de que mantener una distancia emocional con Daniel sería más difícil de lo que pensaba.
Después de prepararme para el día, recibí un mensaje de Daniel: "Buenos días, Romina. ¿Qué tal te sientes hoy? Espero que descansaras bien después de nuestra aventura. ¿Te gustaría tomar un café más tarde?".
Leí el mensaje varias veces antes de responder. Quería mantenerme firme, pero también quería ver a Daniel. Finalmente, opté por un término medio: "Buenos días, Daniel. Descansé bien, gracias. Tal vez podamos tomar ese café mañana. Hoy tengo algunas cosas que hacer".
Pulsé "enviar" y dejé el teléfono a un lado, intentando concentrarme en mis tareas. Mientras organizaba mis archivos y respondía algunos correos, me di cuenta de que parte de mi mente seguía ocupada con la idea de la cita que había pospuesto. Decidí que necesitaba distraerme con algo más activo, así que decidí salir a correr por el parque cercano, permitiendo que el aire fresco de la mañana y el ritmo constante de mis pasos calmaran mis pensamientos. La rutina siempre había sido mi refugio, y esperaba que esta mañana no fuera la excepción.
De regreso a casa, recibí un mensaje de Nora, mi mejor amiga, quien había estado fuera de la ciudad. "¿Desayuno en nuestra cafetería de siempre? Tengo mucho que contarte," decía el mensaje. Sonreí al leerlo, sabiendo que una conversación con Nora siempre era justo lo que necesitaba para aclarar mis pensamientos.
Una hora más tarde, estaba sentada en nuestra mesa habitual, esperando a Nora. Ella llegó poco después, luciendo radiante y llena de energía. Nos abrazamos y comenzamos a ponernos al día rápidamente.
Nos acomodamos en la mesa de la cafetería, disfrutando del aroma a café recién hecho y del bullicio suave de las conversaciones matutinas. Nora siempre había sido mi confidente, y sabía que no tardaría en llegar al fondo de mis inquietudes.
—¡Cuéntame todo! —exclamó Nora después de ordenar nuestras bebidas—. ¿Cómo van las cosas con Daniel?
Tomé un sorbo de mi café, tratando de encontrar las palabras adecuadas. —Bueno... tuvimos una pequeña aventura inesperada en el bosque. La furgoneta de Daniel se quedó sin batería, y tuvimos que pasar la noche allí. Fue todo un lío, pero al final, un hombre amable nos ayudó y pudimos regresar al pueblo.
Nora arqueó una ceja, claramente intrigada. —¿Una noche en el bosque? Suena como algo sacado de una película. ¿Y cómo te sientes tú con todo esto?
Suspiré, sabiendo que Nora siempre podía ver a través de mis intentos de evadir el tema. —Me siento confundida. Daniel es increíble, pero no puedo olvidar la apuesta. No quiero enamorarme tan rápido y perder. Pero al mismo tiempo, disfruto mucho estar con él, pero luego recuerdo que somos de mundos muy diferentes.
Nora asintió, tomando un sorbo de su café mientras me miraba con preocupación y comprensión.
—Entiendo, Romina. La apuesta añade una complicación, pero también lo hace la diferencia de mundos. ¿Por qué crees que eso importa tanto? —preguntó, colocando su taza en la mesa y apoyando los codos en el borde.
—Porque siento que nuestras vidas son muy diferentes —respondí, frunciendo el ceño mientras trataba de explicar mis pensamientos—. Yo tengo una rutina establecida, un trabajo que requiere planificación y organización. Daniel, por otro lado, es más espontáneo y aventurero. No sé si nuestras vidas podrían encajar a largo plazo.
Al caer en cuenta de mis palabras traté de decir rápidamente.— No es que esté pensando en nosotros a largo plazo o... como una pareja— dije lo último como un susurro más para mí que para Nora.
Nora sonrió con complicidad al escuchar mi aclaración. Tomó un sorbo de su café antes de responder con su tono usual de sabiduría.
—Romina, no hay nada de malo en pensar en el futuro. Incluso si es solo una posibilidad. Pero si te preocupa tanto la diferencia en sus estilos de vida, tal vez deberías hablarlo con él directamente —sugirió, mirándome con empatía—. Todos tenemos miedo de salir lastimados, y más aún cuando hay una apuesta de por medio. Pero, ¿alguna vez pensaste en que podrías estar disfrutando el presente sin preocuparte tanto por el futuro?
Suspiré, dándole vueltas a sus palabras. —Sí, lo he pensado. Pero la verdad es que no quiero salir lastimada. Y no quiero perder la apuesta. Es complicado, Nora. Muy complicado.
Nora asintió, observándome con detenimiento. —Entiendo. Pero, ¿qué harías si no tuvieras miedo de perder o salir lastimada? ¿Qué harías si no estuviera la apuesta?
Esa pregunta me dejó en silencio. ¿Qué haría? ¿Realmente podía permitirme disfrutar del tiempo con Daniel sin pensar en las consecuencias? Justo cuando empezaba a considerar sus palabras, una idea empezó a formarse en mi mente.
—Tal vez... podría idear un plan para protegerme —dije lentamente, como si estuviera probando las palabras—. Algo que me permita mantener mi corazón a salvo y al mismo tiempo ganar la apuesta.
Nora arqueó una ceja, intrigada. —¿Qué estás pensando?
Me incliné hacia adelante, bajando la voz, como si estuviera compartiendo un secreto. —Podría sabotear las citas. No algo obvio, pero pequeños detalles que hagan que las cosas no salgan perfectas. De esa manera, puedo mantener una distancia emocional y ganar la apuesta.
Nora me miró con una mezcla de sorpresa y escepticismo. —Romina, eso suena un poco extremo. ¿Estás segura de que quieres hacer algo así?
Sentí un nudo en el estómago, pero no dejé que eso me detuviera. —No sería nada malo, solo pequeños detalles. Además, si nuestras diferencias realmente son un problema, esto solo acelerará lo inevitable. Y si no lo son... bueno, supongo que eso también lo sabré.