Aprender A Quererte (borrador)

Capítulo 26: Los tres hombres de mi vida

Arlett

Hoy es mi cumpleaños

Y por esta razón esto estoy feliz y con la emociones a flor de piel.

En cuanto despierto veo a mi pequeño bebé vestido de un hermoso cactus y con el cargaba un pequeño obsequio.

Joder es que me lo como a besos.

-Muchísimas felicidades hija. Esperó que cumplas muchos más y que me regales muchos nietos con el sexi de Grabiel.

Mi madre se gana una mirada recriminatoria de mi parte.

-Gracias por tus buenos deseos madre.

Mi querida y hermosa madre rueda los ojos.

-Deberías estar contenta porqué te deseo te Grabielito te coma completa.

Esta mujer es el punto de inicio del sinismo.

-Mamá eres una pervertida total y sin remedio.

-Me ofendes querida.

Esas palabras causan que yo ruede los ojos.

-Si de verdad yo te ofendiera, yo conociéndote estarías muerta.

Acuno en mis brazos a Erick y le reparto besos por toda su cara.

-Como me conoces hija. Gloria llamo y dijo que nos espera en su casa de campo.

-Esta bien madre.

Cuando mi madre sale de la habitación, Recorro mi habitación completa y arriba de mi armario encuentro un montón de caras enumeradas y bien organizadas.

Aprecio la bonita letra que la carta lleva por fuera, y cuando veo el nombre de esa persona que hace que mi corazón se descontrole, sin esperar más abro la carta.

Carta 1
Querida Arlett, te escribo con el propósito de decirte aquella palabra que no tuve la oportunidad de decirte, no sabes cuando lamento no haberla dicho cuando pude.

Te quiero desde ese primer día en el que derramaste aquella bebida sobre mi. Te quiero por ser ese ángel que salvo mi vida aquella noche, por eso y más te quiero pequeña pervertida.

Cuando me quieras cerca solo tienes que llamarme.

Pdt: te extraño muchísimo chica pecosa.
Grabiel.

En el momento que término de leer aquella carta, mis lágrimas bajan por mis pómulos como si fueran gotas de agua escurriéndose por toda mi cara.

Tomo en mis manos la otra carta y procedo a leerlo.

Carta 2
Apreciada y amada esta vez te escribo para decirte que tengo unas inmensas ganas de verte, para acunarte en mi pecho y no dejarte ir por ningún motivo.

Además de esto quiero contarte que he tenido que abandonar mi querido país, porqué quiero expandir el restaurante al lugar donde nos entregamos en cuerpo y alma los dos.

Quiero que siempre recuerdes aquellas palabras que te dije en mi carta anterior.

Siempre te querré Arlett.
Eso sera siempre amor mío.
Grabiel.

Con esta carta me doy cuenta de lo estúpida que fuí al irme del hotel de Francia sin hablar con Grabiel.

Joder porque tengo que actuar por impulso.




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