Aprendiendo cuentos

La flor de cristal

Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una niña llamada Alma. Alma era conocida por su alegría inquebrantable y su corazón luminoso. Siempre reía, incluso en los días más grises, y sus ojos brillaban como el sol después de la tormenta. Sin embargo, Alma tenía un secreto: escondía un miedo profundo al dolor.

Desde pequeña, su madre le había enseñado que el dolor era algo que debía evitarse a toda costa. “No dejes que el sufrimiento entre en tu vida”, le decía, “porque una vez dentro, nunca te dejará ir”. Y así, Alma creció erigiendo muros invisibles alrededor de su corazón, protegiéndose de cualquier cosa que pudiera herirla.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Alma se encontró con una anciana sentada junto a un árbol marchito. A su lado había una pequeña flor de cristal que brillaba bajo la luz del sol. La flor era delicada, hermosa, pero parecía frágil, como si un simple toque pudiera romperla en mil pedazos.

La anciana, con voz suave y sabia, la llamó. “¿Sabes lo que es esta flor?”, preguntó.

Alma negó con la cabeza, intrigada.

“Es la Flor de Cristal. Su belleza es innegable, pero es también la más frágil de todas las flores. Nadie se atreve a tocarla, porque temen romperla. Pero solo aquellos que aceptan el riesgo de su fragilidad pueden conocer su verdadero poder.”

Alma frunció el ceño, sin comprender del todo. “¿Qué tiene que ver eso conmigo?”

La anciana sonrió. “Tú eres como esta flor. Temes romperte, temes el dolor. Pero si nunca permites que te toquen, si nunca aceptas la posibilidad de quebrarte, te quedarás siempre en la superficie de la vida, sin conocer su profundidad.”

Intrigada, Alma se arrodilló frente a la flor. Sintió el impulso de tocarla, pero el miedo la detuvo. "¿Y si se rompe?", preguntó en voz baja.

“Tal vez lo haga”, respondió la anciana. “Pero si no te arriesgas, jamás sabrás la fuerza que realmente posees.”

Alma contempló la flor, sus pensamientos enredados entre la belleza y el temor. Durante años, había huido del dolor, creyendo que así se protegería, pero se dio cuenta en ese momento de que algo había faltado en su vida. Vivía en una burbuja de seguridad, pero esa seguridad la mantenía alejada de lo que más deseaba: la experiencia plena de ser humana, con todo su dolor y su alegría.

Finalmente, con las manos temblorosas, tocó suavemente la flor. Al principio, no pasó nada. Luego, al menor roce de sus dedos, la flor se rompió en mil pedazos. Alma se sintió abrumada por la culpa y el dolor de lo que había hecho. "La he roto", murmuró.

Pero la anciana no pareció preocupada. En lugar de eso, se acercó y recogió uno de los fragmentos de cristal roto. "No, no la rompiste. Solo la transformaste. El dolor que sientes ahora no es un enemigo, es una señal de que estás viva. Al aceptar la fragilidad, has permitido que algo nuevo surja en ti."

De repente, Alma sintió una cálida sensación en su pecho. Aunque sus ojos se llenaron de lágrimas, esas lágrimas no eran solo de tristeza, sino también de alivio. Por primera vez en su vida, dejó que el dolor entrara y fluyera a través de ella, sin luchar contra él. Y en ese acto de aceptación, se dio cuenta de que era más fuerte de lo que jamás había imaginado.

Cuando miró de nuevo, donde antes había estado la flor rota, ahora crecía una nueva flor, no de cristal, sino de un brillo suave y dorado. Era aún más hermosa que la primera.

"El dolor no te destruye", dijo la anciana. "Solo te transforma, si lo dejas. Y en esa transformación, encontrarás la verdadera belleza de la vida."

Alma regresó al pueblo con el corazón más ligero, no porque el dolor hubiera desaparecido, sino porque ya no lo temía. Ahora entendía que el dolor era parte de la historia que todos llevaban dentro, y que al aceptarlo, podía abrirse a una vida más profunda, más completa.

La Flor de Cristal no era solo una flor, sino una enseñanza. Y Alma, al aceptarla, había encontrado algo que buscaba sin saberlo: el poder de abrazar todo lo que la vida le ofrecía, incluso el dolor, para poder vivir plenamente.



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En el texto hay: recopilacion

Editado: 22.09.2024

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