PREFACIO

     En todo el mundo existe la maldad y puede asechar en las tinieblas, ocultas en cualquier lugar, en cada rincón y en todas partes con desertores mortales.

    Contemplé fijamente con miedo aquella escena épica al igual que lo hacían Nilak, Atlas y Charlotte, sus rostros cohibidos y falta de esperanza, los delataban como a nuestros demás amigos. Miramos los ojos fríos de nuestro adversario en cuyo contorno laureaba una sed de victoria y venganza; éste iba directamente con todo su poder antinatural hacia el único objeto que valía la pena en ese momento, incluso nuestras vidas no eran tan vitales como aquella preciada joya ancestral.

     Caí en la cuenta hasta en ese momento que mis manos eran las cuidadoras de aquel objeto mágico que obligaba al enemigo a ir directamente hacia mí, por lo tanto, cerré los ojos juntamente con mis puños tan fuerte como pude, protegiendo aquello por lo cual fui elegido; y luego, contuve la respiración por un momento, esperando con certeza… la muerte.

     Entre los mundos que vemos y las cosas que tememos, hay puertas que cuando se abren, las pesadillas se vuelven realidad.