Aquel amor que casi me llegó a matar (en edición )

52

Su llanto duro algunos minutos, aun no pronunciada palabra alguna hasta ahora yo seguía muy confundida.

—¿Pero qué ha pasado Dafne?¿Por qué has venido hasta aquí?—pregunte con insistencia.

—Es que Dayana… —hubo una pequeña pausa—Es que Dayana ha tenido complicaciones con el embarazo, los doctores dicen que está en peligro su vida y la del bebe.

El silencio se hizo presente una vez, yo no esperaba tales noticias y mucho menos quería que le pasara algo a Dayana, claro que todo esto me dolió pero no quería que se muriera.

—¿Has venido a echarme la culpa? ¿A qué has venido realmente Dafne?—al hacer esas preguntas sentí como en mi garganta se formó un nudo.

—Por tu perdón, vine a buscar tu perdón—sus palabras fueron firmes.

—¿Por mi perdón?—me encontraba más confundida que antes.

Toda la tarde se nos fue en detalles de cómo transcurría en el embarazo de Dayana, de cómo no saben que la ha llevado a ese punto de ruptura o tantas complicaciones pero Dafne cree que es por toda la culpa que siente su hermana, con todo lo que cargo por meses ella sola.

Siente culpa por casi acabar con el matrimonio de sus padres, por hacer que yo perdiera mi trabajo y el centro de todos los problemas, el haberme roto el corazón junto a Jonathan.

Me sentía muy mal por todo lo que está pasando, pero una parte de mi lo consideraba irónico que ahora quisiera mi perdón, este día entendí que el karma es real y Dayana es la prueba viviente de todo eso.  

—Lamento toda la situación por la que está pasando Dayana pero no creo que sea bueno para ninguno de las dos que yo la vaya a ver—hable algo tensa—No creo que sea bueno para nadie.

Después de eso, Dafne casi me pidió de rodillas que por favor fuera a ver a su hermana, la plática termino con una nota con el nombre del hospital donde está ingresada Dayana.

 —Considéralo por favor, esta vez el tiempo no está del lado de Dayana—pronuncio mientras salía de mi hogar.

Aquella conversación me dejo bastante preocupada, me dejo muy inquieta pero si de algo estaba segura es que todo esto no fue mi culpa sin embargo algo dentro de mi dolía mucho por todo lo que está pasando Dayana en estos momentos.

Pero sigo creyendo que no es buena idea para nadie que yo me presente en el lugar donde se encuentra Dayana.

Vi la hora para darme cuenta de que no era tan tarde como yo creía, estaba más que a tiempo para mi cita con Bobby en la boutique para la prueba de la ropa para su gran día.

Tome una ducha rápida, me puse un vestido de flores por que el calor de la ciudad era impresiónate a pesar de que ya estuviera atardeciendo.

Eche un último vistazo para asegurarme de que todo estuviera bien, tome mis llaves y partí de mi hogar sin saber que el diablo me esperaba afuera.

—¿Puedo hablar contigo un segundo?—pronuncio alguien detrás de mí.

Sigo sin poder entender cómo es que su voz me seguía dando escalofríos, quizás es cierto que el primer amor nunca se olvida a pesar de todo.

—¿Qué quieres Jonathan?—voltee con brusquedad.

Pero también sé que al todo tiene un final, quizás lo nuestro murió mucho antes de nuestra boda, quizás era yo quien no quería verlo como realmente es.

Dicen que es fácil decir que has superado a alguien, lo difícil es verlo a la cara y decirle que no sientes nada, quizás su voz movía aun algo dentro de mí pero ahora que está en frente mío ya no siento nada.

—Necesito una última oportunidad—pronuncio con miedo—Necesito una última oportunidad para no perderte para siempre.

—Me perdiste hace mucho—solté un pequeño suspiro—Ambos nos perdimos hace mucho tiempo atrás.

—Quiero luchar por nosotros…—lo detuve de golpe.

—¡No! No te equivoques ya no hay un nosotros—fui firme, quizás lo más firme que he sido con el durante todos estos años—Y nunca más habrá un nosotros.

Se quedó en silencio bajando la mirada, no podía ni si quiera verme a los ojos. 

—Y si todavía tienes un poco de respeto por mí me dejaras en paz de una vez  por todas—me concentre para no derramar ni una lágrima más.

Comencé a caminar y alejarme lo más rápido que pude pero sus palabras me detuvieron.

—¡No puedo prometerte eso Kat! ¡No estoy listo para dejarte ir!—grito a unos cuantos pasos de mí.

—Es triste porque es cierto—sentí un nudo en la garganta—¡Las promesas no significan nada para ti!

Seguí mi camino, claro que me encontraba alterada y bastante confundida, me preguntaba hasta cuando me dejaría en paz, hasta cuando me dejaría ir realmente.

No sé qué es lo que estaba esperando que pasara, pero sin duda sé que no esperaba que yo fuera tan firme para decirle que no, que ya no existe nada entre nosotros.

Nota del Autor: Hola espero que estén bien, como todos saben o los que han estado leyendo esta historia semana tras semana ya nos encontramos en la recta final.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.