Cuando Lucie salió del despacho del director, fue a buscar a su amiga Claire que la estaba esperando en la puerta del instituto.
-Hola, ¿qué tal la charla con el director?- Preguntó un poco preocupada Claire. -Le has contado todo el director, ¿verdad?-
-Sí, le he contado todo, también ha venido un policía.- Le respondió Lucie.
-A bueno, pues mejor, habrá sido... duro, o sea, contar todo.-
-Bueno sí, pero seguro que ya se van a resolver todos los problemas.- Comentó Lucie.
Y así fue como Lucie y Claire comenzaron su camino hacia sus casas, mientras iban comentando como les había ido el día... Y eso contenía contarle que Álex no había hablado con Lucie en todo el día, cosa que a Claire le pareció muy rara, porque ella veía como Álex miraba continuamente a Lucie con una mirada llena de amor.
-Pues tía, es muy raro, porque el te está mirando todo el día, es una cosa muy rara.- Dijo con una cara un poco extraña Claire. -Puede ser que se haya enterado de la amenaza de Poppy y no te quiera hablar.-
-Puede, pero si sigue así voy a pedir el cambio, el ambiente es demasiado raro, es... incómodo.- Comentó Lucie un poco preocupada.
-Vale, yo te voy a apoyar en todo lo que hagas, bueno después nos vemos.-
-Sí, hablamos.- Fue lo último que comentó Lucie antes de que se separaran para irse cada amiga a su casa.
...
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Cuando Lucie llegó a su casa, fue hablar con su madre que estaba haciendo el almuerzo, ya que a ella le encanta contarle todo lo que sucede en el instituto, tanto las cosas buenas, como las malas.
-Hola cariño, ¿qué tal el día?- Le preguntó Bárbara a Lucie.
-Muy bien, todo bien.-
-Me alegro.- Comentó Bárbara antes de que Lucie empezara a subir las escaleras hacia su cuarto. -Espera Lucie, ¿por qué lo hiciste?-
-No... quería volver a sufrir, no quería que me hicieran de nuevo lo mismo.- Dijo Lucie con los ojos llenos de lágrimas.
-Me hubieras dejado sola, ¿verdad?- Preguntó la madre de Lucie como una lágrima bajando por su rostro, pasando por su nariz, boca y cayendo finalmente al suelo de madera.
-Sí, mamá, lo siento.- Fue lo último que dijo Lucie antes de derrumbarse junto a su madre, sollozando, desahogándose junto a la persona que más amaba en esta vida.
-No pasa nada cariño, no pasa nada.- Comentó Bárbara para consolar a su hija. -Yo siempre te amaré y te comprenderé, hagas lo que hagas.-
Y así fue como madre e hija se desahogaron y consolaron juntas, demostrando el amor incondicional que se guardaban una con la otra.
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